CAPÍTULO 8.

19 4 1
                                    

Después de la conversación Natasha y Patterson salieron rumbo a donde encontrarían a Niel...

– Es imposible que esté viviendo aquí – Patterson contempló incrédula el barrio que estaban atravesando antes de volverse hacia Natasha – Puede que Niel frecuentara una zona así en alguna ocasión, pero jamás la convertiría en su residencia permanente por mucho que se haya distanciado de la familia, como ya te dije... sigue siendo un Wagner después de todo.

Tasha aparcó el coche nada más bajar la atención de Patterson se vio atraída por una figura sentada sobre un cajón de embalar en la acera «Dos figuras», se corrigió con una sonrisa. Flanqueada por la ingente masa de verduras y frutas exóticas que desbordaba de una diminuta tienda asiática se hallaba sentada una joven con un pastor alemán a sus pies. Como el perro la mujer del cajón parecía completamente ajena e indiferente al río humano que circulaba por la acera. Tenía las muñecas y los brazos decorados con elaborados tatuajes de caligrafía oriental. De repente sacó una armónica y empezó a tocar una melodía desgarradora.

– Es buena – murmuró Tasha reuniéndose con Patt en la acera ajena a la audiencia que se estaba congregando a su alrededor la joven oriental continuaba tocando con los ojos cerrados.

– Ha estado allí... En prisión – le susurró Patterson al oído – Nadie toca algo así con tanto sentimiento a no ser que haya estado en ese agujero... Me pregunto por qué la encerrarían... —

Se dejó llevar por la música y por primera vez desde su encarcelamiento se permitió revivir todo el dolor y la desesperación que la habían acompañado mientras estuvo entre rejas, había salido endurecida de aquella experiencia pensó, pero... ¿Qué parte de su ser, de su humanidad, habría perdido en aquel traumático proceso? ¿Llegaría a percibirlo Alexa cuando se reunieran de nuevo? Cuando terminó la canción salió de su ensimismamiento.

– Un día de estos, todo eso empezará a desaparecer – le dijo Tasha que la había estado observando, había adivinado sus pensamientos – Un día... cuando menos te lo esperes dejarás de pensar constantemente en ello —

– Puede ser – rebuscó en el bolsillo de su impermeable, desviando la mirada– Pero, en cualquier caso, esa experiencia me cambió. A veces me pregunto en qué tipo de persona me he convertido. Y si me gusta realmente esa persona que veo todos los días en el espejo –Ajena al brillo de dolor que fulguró por un instante en la mirada de Tasha, separó un billete del fajo que había sacado de un bolsillo.

– No te preocupes. Acabo de darle yo un billete de veinte, por las dos – pero cuando se dispuso a alejarse Patt negó con la cabeza.

– Espera... Quiero darle algo yo - Cinco dólares no eran gran cosa pensó mientras se inclinaba para depósitarlos en el plato de metal.

Recordaba bien que antes de su ingreso en su prisión solía gastarse más de cincuenta en una comida de restaurante cuando a mediodía interrumpía sus habituales excursiones de compras. Pero ninguna de las mujeres con las que había compartido aquellas comidas y aquellas excursiones se había dignado contactar con ella después de su arresto. Ni siquiera las dos o tres a las que había considerado sus amigas. Por muy breve y fugaz que hubiera sido el lazo que por unos segundos la había unido a aquella joven de la armónica había sido más real y más sólido que cualquier amistad que hubiera tenido en su vida pasada.

– Guárdate ese dinero, hermana. Ese blues lo he tocado por ti – antes de que Patterson pudiera soltar el billete en el plato la mujer le tomó suavemente la muñeca. Sus cicatrices no le pasaron desapercibidas – ¿Sabes una cosa? Cuando mires esto, acuérdate de que fuiste más fuerte de lo que nunca imaginaste que llegarías a ser. Esa lección nunca se aprende gratis, pero merece la pena; así que tenlo bien presente – y le soltó la mano.

AMBIVALENCIA - Zapatterson - Blindspot [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora