Capítulo 1 - El Candidato

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CAPÍTULO 1

EL CANDIDATO

Lo llamaban el Candidato. El apodo se lo habían puesto cuando aún era casi un niño. Como candidato se había presentado para ser el delegado de la clase cuando estudiaba los primeros cursos del bachillerato, pero otro fue el elegido; también quiso ser el portavoz de los alumnos en la facultad de filología hispánica cuando llegó a la universidad, pero el cargo tampoco fue para él; volvió a ser el candidato cuando decidió dejar la filología y pasarse a empresariales, con el mismo resultado. Siempre había sido candidato, pero nunca llegó a conseguir el puesto o cargo para los que se presentaba, y de ahí que entre sus amigos se quedó con ese mote. Curiosamente, a él nunca le importó que lo llamaran así, e incluso provocaba para que así lo hicieran, o al menos eso parecía.

El Candidato era el hijo mayor de una familia de la clase media-alta en una ciudad provinciana del interior del estado. Su padre era un médico de reputado prestigio, bien relacionado socialmente y con una desahogada posición económica. Dos hermanas y su madre componían el resto de la familia; una familia de corte tradicional y costumbres religiosas —si no por devoción si por rutina o para no desentonar en el entorno social—. Sin embargo, a él le gustaba más la vida un tanto disoluta. Consiguió el título de bachiller más por las buenas relaciones familiares que por lo estudiado en los libros. En la universidad no fue distinto, pasó de una facultad a otra como el que cambia de traje por una simple cuestión de moda: comenzó en la facultad de filología hispánica, porque según aseguraba quería ser algún día catedrático, pero pronto cambió esa vocación por la de experto dirigente de empresas, y antes de acabar el primer curso decidió matricularse en empresariales, para cumplir con sus nuevos propósitos. Más tampoco ese interés por la dirección empresarial duró mucho en su cabeza, y terminó cayendo en otra nueva facultad para cumplir con sus nuevas y rebuscadas vocaciones que iban y venían según le convenía a su estado de ánimo. Si algún título tuvo al final de los muchos años que anduvo por el campus universitario ese título fue el de candidato: candidato a catedrático, candidato a director de empresas, incluso llegó a ser candidato a médico como su padre, aunque eso sólo duro unos escasos meses.

Por eso no es de extrañar que el apodo con el que le habían bautizado sus más directos amigos se convirtiera en el nombre genérico con el que se le llegó a conocer en la ciudad, e incluso en su familia llegaron a utilizar el apodo cuando comprobaban que todo lo empezaba y nada terminaba.

Pero el Candidato, a sus veintiséis años, no era un hombre desgraciado, ni tenía problemas de relaciones sociales, ni era corto en conquistas femeninas, sino todo lo contrario. Era apuesto, alto, guapo (según criterio de la mayoría de las mujeres), elegante en el vestir, buen conversador y chistoso sin ser vulgar. Lo cual le hacía un personaje atractivo entre la selecta sociedad provinciana y le proporcionaba una importante vida social que él se encargaba de convertirla en intensas relaciones placenteras. Nunca le faltaron los dineros, aunque nadie le conoció por entonces trabajo estable: unas veces la fuente era la propia familia, bien acomodada, y en otras ocasiones, algunas entregas salidas de bolsillos ajenos a las que él solía calificar como: "donaciones interesadas", conseguidas, o bien por saber guardar de manera discreta los secretos de algunas damas, o por silencios cómplices de ciertas andanzas que algunos ilustres respetables no querían confesar.

Nadie en su entorno lo hubiera clasificado en el grupo de los golfos, ni en el de los aprovechados, ni mucho menos lo hubiera incluido entre los odiosos sableadores: esos personajes que van dando sablazos a los amigos abusando de la amistad o arrimándose para convertirse en verdaderos parásitos. Es más, era esperado e, incluso, deseada su presencia en la mayoría de las fiestas sociales de importancia. Se había convertido en un personaje querido y admirado a pesar de ser un simple "candidato" sin nada conseguido.

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