"¡señorito, deme la cuenta!" la voz del hombre anciano que terminaba de comer su último plato de arroz en el comedor lo sacó de su pequeño trance. rápidamente trotó fuera de la cocina para poder atenderlo, llevando en su mano la pequeña papeleta de facturas.

revisó brevemente todo lo que el cliente se había comido, finalmente con una sonrisa sobre su rostro escribió la cantidad de dinero sobre el papel y se lo entregó al otro. "espero haya disfrutado la comida"

"que buenos platos preparan aquí, muchacho, me recuerda tanto a mis tiempos de viajes nómadas por sudamérica" lionel apenas entiende el marcado francés con el que habla el viejo, pero la clara palabra de su continente siendo mencionada le arrebata una sincera risilla de alegría.

asintió con emoción y se despidió cortésmente del hombre, cuando este finalmente se retira del lugar, suspira con desahogo y voltea el cartel sobre la puerta que indica que la jornada ha termina.

"por fin, la concha de su ma..."

la silueta de un hombre aparecer de la nada justo frente a él logra asustarlo hasta gritar con fuerza, deja caer los papeles que había entre sus manos y retrocede angustiado, mientras el hombre que aún no puede distinguir por la oscuridad de la noche mantiene golpeteando sus nudillos contra el vidrio.

"¡hey, ábreme!" el acento del hombre es raro, pero su tono de voz es suave, seguramente notando el espanto que le causó. "¡perdón, solo quiero comer!"

se acerca con cautela hacia la puerta transparente, tratando de descifrar si la persona es un cliente más o alguien con ganas de molestarlo tan tarde. un jadeo sale de su boca cuando finalmente reconoce el rostro de aquella persona. su expresión cambia de preocupación por una total irritación que no puede disimular ni un poco, aunque hay un revoloteo intenso sobre su pecho que lo agita confusamente.

"está cerrado, el servicio se acaba cuatro de la mañana..." el muchacho más pequeño se inclina totalmente contra la puerta, lo suficientemente cerca para que el hombre al otro lado lo escuche. "son la' cuatro' y tre', creo que viniste tarde"

"¿sabes quién soy, verdad?" el otro, cansado de molestar sus nudillos, posa sus manos sobre su cintura. "soy neymar, el que juega en el paris saint-germain"

la simple mención de aquel nombre aumenta ligeramente su pulso, finalmente confirmando lo que sus ojos estaban viendo. aunque su disgusto es claro por el jugador, nunca creyó que en algún momento de su ordinaria vida podría ver en persona al brasileño. el sentimiento de impresión lo hace dudar de su decisión, pero finalmente se niega varias veces con su cabeza. las reglas debían ser claras para todos.

"por favor, amigo" neymar vuelve a arrimarse contra la puerta, esta vez su expresión es más tranquila y leo puede notar como se encorva ligeramente, con un sentimiento de rendición. "acabo de descubrir este restaurante mientras veía las publicidades de instagram, vi que hay algunas recetas brasileños, ¡extraño mi comida! prometo pagarle el doble, quizás el triple"

lionel ladea su cabeza escuchándolo con atención, cada palabra que sale de la boca del jugador logra quitarle poco a poco la irritación de su rostro. lo piensa por largos segundos, sintiéndose repentinamente contagiado por el sentimiento de nostalgia que neymar quiere quitar a través de la comida. lo entiende perfectamente, quizás no llevaba tanto tiempo en el extranjero como el brasileño, pero lo poco que había sobrevivido fuera de su pueblo de la infancia, le había hecho saber lo difícil que era ser un chico más de afuera.

el bullicioso suspiro que se escucha fuera del lugar llama su atención nuevamente, puede notar como neymar está a punto de dar la vuelta sobre su propio lugar y retirarse. el argentino logra abrir con rapidez la puerta, antes de que el otro se vaya.

"¡e'pera!" la mirada del brasileño es más intensa detrás del cristal, y logra intimidar de inmediato al más bajo. muerde suavemente su labio inferior y desvía la mirada. "po... podés comer, pero tendrás que pagar el triple que prometi'te"

( ... )

leo todavía no entiende cómo acabó con neymar junior tomando un poco de sopa y devorando un tazón de arroz humeante justo en el restaurante de su amigo, seguramente el local de comida más humilde que había en la zona. un suspiro sale de su boca mientras se esconde detrás de los pilares de la cocina, manteniéndose lo más lejos posible del muchacho futbolista, quien parece estar entretenido con el show de comedia de medianoche que transmiten en cadena nacional, porque debe cubrirse la boca cuando se ríe y evitar que el arroz ensucie el piso.

"que desubicado..." susurró cuando lo vio recoger las piernas sobre la silla de plástico en la que estaba sentado.

la mirada del brasileño lo encontró asomado sobre el pilar, sonriendo cuando el mesero se escondió de inmediato de sus ojos. "¡muchacho! quiero un poco de agua, pero si hay jugo de algo sin azúcar sería increíble"

lionel gimoteó, dándose vuelta sobre su lugar para caminar hacia la gran nevera que hiela las diferentes bebidas. mueve un poco su mirada entre las botellas y finalmente da con el zumo de naranja natural que brindan como servicio. camina desganado hasta el comedor y lo deja sobre la mesa, evitando totalmente mirar al otro. no sabe si molesto por atenderlo o nervioso por los orbes claros del otro acechándolo como un rarito.

"¿por qué tan frío? deus, amigo, ¿hay algo mal conmigo acaso?" el tono de neymar no es fuerte, suena hasta juguetón y sus labios amenazan con estirarse en una pequeña sonrisa.

messi suelta un suspiro y finalmente le dirige la mirada, notando que el otro estaba dispuesto a ponerlo nervioso con aquellos ojos que se ven un poco más claros que en televisión. "vini'te a exigir servicio despué' de la' cuatro, claro que no hay nada malo" musita sarcásticamente, aunque su voz es baja parece que neymar logra escucharlo, porque ríe escandalosamente.

"si es eso, perdón amigo, pero no pude desaprovechar la oportunidad de venir, luego el tiempo no me dará para pasearme por aquí" su español es torpe junto a su acento brasileño, pero su voz suena lo suficientemente sincera para estremecer a leo, quien avergonzado por el inexplicable nerviosismo que siente se cruza de brazos.

"bue', diji'te que ibas a pagar el triple, lo dejaré pasar por eso"

neymar parece satisfecho con la condición, porque se encoge agradablemente sobre su asiento y continúa comiendo, devolviendo su atención al televisor frente a él. leo decide volver a su pequeño escondite, donde se tira sobre el piso y se apoya contra el congelador; de vez en cuando mira al muchacho, quien es mucho más tranquilo en persona de lo que suele ser en entrevistas o en los mismos partidos; también notó que es menos delgado de lo que se ve detrás de la pantalla, en especial sus brazos, que están muy bien construidos. entre otros detalles que decide no pensarlos por su natural disgustos hacia el jugador. su celular vibra con una notificación de youtube, recordándole que aquel dispositivo existe. decide escribirle a su amigo aunque está seguro que no recibirá respuesta hasta tarde.

[enviado] kun 😭
[enviado] vino a comer &/@;&;# alguien
[enviado] neymar !! hay que ponerlo en la lista negra !! no lo dejes venir nunca más

"¡me voy, amigo!" la voz lejana de neymar lo hace alzar su cabeza, y solo alcanza a ver cómo sacude su mano despidiéndose con una amplia sonrisa sobre su rostro, con su otra mano acariciando su estómago. "¡estuvo muy rico!"

la campanilla de la puerta suena y el brasileño desaparece entre la oscuridad de la vereda, lionel se levanta apenas lo ve irse para poder recoger los platos sucios que permanecen sobre la mesa. un jadeo de sorpresa se escapa de su garganta.

"que pelotudo, le dije que solo era el triple..." murmura cuando ve la paga del servicio, que neymar había decidido multiplicar por diez.

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hay una gran modificación en la edad de leo y neymar, para evitar que la historia sea rara.

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