Lo que habita en el bosque.

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Cuando quiero recordar aquella experiencia ¡mi cuerpo se estremece!

Todo comenzó cuando estaba tranquilo en aquel bosque, recogiendo algunos ingredientes para una pócima que necesitaba vender, necesitaba ese dinero.

Ya tenía experiencia en caminar solo por el bosque, sí daba escalofríos, los árboles parecían gigantes asechándome, el único sonido era el viento chocando con las hojas junto a las pisadas que daba, junto a con risas de emoción de los niños provenientes del pequeño pueblo del que vengo.

Aquel bosque al ser tan grande, hacía que tuviera que caminar largas distancias para poder encontrar los ingredientes necesarios; por este motivo, la noche cayó obligándome a que mi única fuente de luz fuera una bola luminosa que podía crear.

Caminé por un largo rato, hasta entonces logré encontrar el último ingrediente para la pócima; estando dispuesto a regresar, me percaté que el bosque se llenó de una neblina espesa, la cual no me permitía mirar con claridad, con nervios, empecé a caminar cuidando mis pasos.

Continué mi camino por un largo rato, a lo lejos visualicé una figura femenina, vestía totalmente de negro mientras que sostenía una vela, lo cual se me hizo muy extraño. Luego la perdí de vista, pero noté que varias personas caminaban a la misma dirección de aquella mujer, al igual que ella, portaban las prendas negras y una vela en su mano.

Por precaución, deshice mi bola luminosa para que no se dieran cuenta de mi presencia, noté que aquellas personas llegaron a una parte del bosque, ya que solo se notaba la luz que hacían sus velas; algo aliviado, empecé a caminar lentamente, pero... un canto, ¡ese maldito cántico! que sigue dando vueltas en mi cabeza, hizo que mis piernas se quedaran como piedra.

Aquel cántico se hizo más grave y a la vez se acercaba a donde yo me encontraba, el sudor caía fríamente por mi espalda, mi respiración se agito junto a mi corazón, mis piernas lograron salir de aquel trance y salir corriendo, pero unos pasos asechaban por mi espalda.

Mis lágrimas mojaban mis mejillas, antes de salir del bosque una fría mano tocó parte de mi cuello haciendo que tuviera un ardor horrible en éste. Consiguiendo salir de aquel bosque maldito mis pasos no se detuvieron hasta llegar al pueblo, ahí caí rendido mientras aun lloraba en estado de shock; por suerte, un hombre se apiadó de mí llevándome a su cabaña y logrando tranquilizarme.

Cuando por fin me calmé, le expliqué al señor lo que me sucedió en el bosque; el señor, con miedo me contó que, aquellas personas que miré no eran nada más que espíritus, de los cuales tuve mucha suerte de escapar, ya que de no haber escapado, mi alma estaría atrapada en ese bosque por la eternidad.


Mis historiasWhere stories live. Discover now