—¡Stephie, tu amor es suficiente regalo para mi!—expresó escandaloso estrechando su mano.

El momento fue interrumpido por el estruendoso sonido de una bandeja cayéndose y el grito de un chico diciendo:

—¡Fíjate por donde caminas, idiota!

—Lo siento—dijo Steve que termino chocando con un estudiante por lo furioso y rápido que quería huir de ahí, algo que hizo después de pedir disculpas.

Stark lo observo discretamente y no pudo evitar sentirse como pavo real, sonriendo victorioso.



Su clase termino quince minutos antes, a su maestro le había surgido un contratiempo. En vez de irse y disfrutar su libertad, se dirigió al salón de Tony, esperándolo afuera con las manos metidas en los bolsillos y la espalda apoyada en la pared.

—Ah, Stephen—espetó el omega realmente sorprendido de verlo ahí, no esperaba encontrarlo afuera de su salón al terminar su clase.

—Tony, necesito hablar contigo—dijo serio.

—Ok. Podemos hablar en mi auto y de paso te dejo en tu casa.

Aceptó sin chistar, pensando que ahí pueden hablar en privado.

—Suéltalo, Stephen—mencionó Tony tan relajado como siempre.

—Ok, yo...—comenzó a hablar una vez dentro del cómodo auto del castaño desde el asiento del copiloto—, pienso que no son necesarios los obsequios. Es demasiado considerando el factor falso del asunto. No veo el caso invertir tanto dinero en algo así, me parece exagerado.

—Stephen, ¡es muy necesario!—exclamó sobresaltado—. Bruce me contó que Nat está muy escéptica con nuestra relación y estoy seguro que le mete esas ideas a Steve. Debemos redoblar esfuerzos. Cargar mis libros, agarrarnos las manos y sentarnos juntos en el almuerzo ya no es suficiente.

—Entiendo—dijo regresándole el libro.

—¿Qué? ¿No te gusto?—respingo desconcertado.

—Me encanto, es un regalo muy útil, pero no sé como voy a regresar a casa con un libro tan costoso sin que mi mamá piense que me lo robe.

—Escóndelo—sugirió sin molestarse en recibir el libro.

—Además el obsequio ha cumplido su fin—añadió insistiendo en regresarle el libro.

—Quédatelo, ¡es tuyo! ¿Yo para qué lo quiero? Te será más útil a ti, futuro doctor.

—No puedo aceptar algo tan caro—instó colocando el libro sobre el asiento trasero al darse cuenta que Tony no lo recibiría.

—Eres un necio—comentó con una sonrisa deslizándose por su rostro.

—¿No te mordiste la lengua? Aquí es—indicó y Tony estaciono su auto.

—Entonces... ¿Lo nuestro sigue en pie?

—Sí, yo solo quería aclarar que no es necesario los obsequios caros.

—Stephen, estás con un Stark, no puedes esperar regalos baratos de mi parte.

—Bueno, en ese caso, creo que esos deberías reservarlos para las personas que realmente quieres.

—Me estas ayudando, darte algo bonito de mi parte es lo mínimo que puedo hacer.

—Nos estamos ayudando mutuamente.

—Sí, claro.

—Nos vemos mañana.

—¡Stephen! Antes de que te vayas, quiero comentarte algo.

—¿Qué?

—Tienes que dejar de hacer esa cara de sorprendido cada vez que estamos juntos o tengo un detalle hacia ti.

—Lo siento, me agarras desprevenido. Si me avisarás con antelación lo que tienes planeado podría hacer algo mejor.

—Nadie nos va a creer si sigues actuando así.

—No soy actor.

—Lo sé, no todos tienen mi talento natural de improvisación.

—Tienes cierto talento, pero que no se te suba a la cabeza.

Ambos se sonrieron y Stephen dudo por un momento si la hermosa sonrisa de Tony es falsa o genuina.

—Nos vemos.

—Nos vemos mañana, Steph.

Tony arranco su coche y regreso a casa, recibiéndolo un silencio sepulcral y su mayordomo.

—¿Cómo le fue en la escuela, señor?—preguntó formal y elegante.

—Bien, Jarvis. ¿Mis padres no han regresado?

—Me temo que no.

—Ok—asintió decepcionado y con cierta tristeza. Subió a su habitación, encerrándose y sintiéndose bastante solo.



Stephen Strange camina por el pasillo de la escuela y puede darse cuenta que desde que es novio de Tony, los demás estudiantes lo miran diferente, parecen prestarle más atención, algo que no le molesta, en especial al obtener la atención de su ex novia.

Se dirigió a su casillero y, en automático, una sonrisa se dibujo en su rostro al ver el libro de medicina entre sus pertenencias.

—Hooola—saludó Tony alegremente, quien no tardo en aparecer.

—¿Cómo pudiste abrir mi casillero?—preguntó incrédulo.

—Con la mano.

—No me refiero a eso, sino a cómo obtuviste la clave de mi casillero.

—Soy un súper genio de la tecnología.

—Tony.

—Ok... puede que me haya fijado la clave que colocabas y la memorice.

—Eres más terco que una mula—mencionó sonriéndole—. Gracias.

—No es nada.

—Quizás para alguien como tú, con tanto dinero no es nada, para mi significa mucho.

—Es lo menos que puedo hacer—dijo encogiéndose de hombros.

El alfa se dispuso a guardar sus libros y, no sabe porqué, si por los nervios que de repente surgieron, pero sus libros terminaron cayendo al suelo y Stephen se sintió tan torpe. Rápidamente se agacho para recogerlos y Tony no dudo en hacer lo mismo para ayudarlo.

—¡Oye! ¿Te gusta Sherlock Holmes?—inquirió al divisar la portada de uno de sus libros.

—Sí—respondió quitándole el libro de sus manos.

—¡A mi también!—exclamó con entusiasmo—. ¿Ya viste la serie?

—No.

—Deberías venir a mi casa a verla, ¿puedes después de clases?—cuestionó muy animado.

—Eh...—titubeo inseguro por un momento, acordándose del examen que tiene mañana y para el cual tiene que estudiar—. Sí—respondió sin saber porqué acepto cuando tiene cosas más importantes que hacer.

—¡Genial! Nos vemos más tarde—clamó entusiasmado.

Stephen sonrió, viendo al chico alejarse y pensando que su alegría es muy contagiosa. 

Una relación falsa (IronStrange AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora