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Ha ido a varias partes: San Pedro, Xela, Nuevo Progeso y Malacatán.

Pero, si tuviera que elegir entre el peor de todos, sería la vez que uno de sus primos vino de Estados Unidos y se los llevó a quién sabe dónde.

Comenzó cuando estaba reunida la primada en el desayuno, eran seis, el mayor de ellos junto a su hermana estaban pasando sus vacaciones ahí y aprovechaban para llevar a pasearlos, todo bien.

Donde vivían todos eran familia, se conocían desde los pañales.

Su mamá y él habían llevado gelatina para darles la bienvenida, los invitaron quedaron para el desayuno, sus tíos en una parte y los jóvenes en otra, cuando terminaron, Alex, el mayor, les dijo que quería llevarlos a un lugar bonito que quedaba cerca, la mayoría dijo que sí sin mucha pena.

Mario miró a su mamá y ella con un gesto le indicó que ahí él. Pues se aventuró.

Se fueron en la camioneta que normalmente solo ellos usaban, Alex de piloto; su hermana Lucy de copiloto; Daniel, Majo, María y después él en los asientos de atrás, medio apretujados.

Emprendieron camino... durante horas.

Mario es malísimo para salir a lugares lejanos, le da náuseas y vomita, ingenuamente pensaba que irían cerquita, eso les había Alex, pero su cerquita fue lejísimo. Él siempre, siempre tiene que prepararse para un viaje así, no ingiriendo nada con pastillas y bolsas para evitar desgracias. Ese día no llevó nada.

Muy primero fue tranquilo hasta que llegaron a las vueltas... unas grandes vueltonas que lo mareaban, cerraba los ojos a ratos para no ponerse peor y Alex les decía que ya iban a llegar. Mentira. Se perdieron. Hubo un momento que les dijo que pararan y el carro se detuvo.

Abrió la puerta, corrió hacia unos palos que estaban ahí y devolvió su desayuno, lástima, con lo rico que estuvo.

Aunque no fue sólo él, Majo, también su prima, vómito en otro lugar. El resto los miraba con pena, no sabían qué hacer porque ni agua habían llevado. Se limpiaron con un poco de papel que tenían en la cajuela del carro y regresaron al viaje, Alex preguntó varias veces por el lugar al que quería llevarlos y se regresó varias veces porque se pasaba. Lucy le alegaba por llevarlos sin saber cómo llegar, los demás estaban incómodos por los enfermos.

Majo y él vomitaron otra vez en otro lugar, pero no al mismo tiempo.

Cuando llegaron al lugar, temblaron de frío. Durante la ida sintieron cuando la temperatura iba bajando, ellos estaban acostumbrados al calor, pero en el carro tenían prendida la calefacción, y como no se habían preparado todos llevaban ropas de tela delgada, pero quienes más sufrieron fueron Majo y María, la primera por llevar un vestido escotado y la segunda por su short, ambas con chancletas, los demás mínimo tenían pantalón de lona, aunque él llevaba un calzado que no era ni chancleta o tenis, no le protegía del todo el frío en los pies.

Parqueado el carro Alex pagó las entradas a un lago, sin embargo debían hacer un recorrido junto a otras personas para llegar, caminaron como por media hora en una senda angosta para después bajar por otra más angosta donde María se resbaló y casi es la primera en llegar al lago, Mario ya mero y se recalca el pie. Llegaron cansados al dichoso lago donde no se pudieron bañar porque el agua estaba lo último de helada y ni llevaron ropa.

Estuvieron un rato medio sentados, otros parados o tomando fotos al paisaje, ellos no porque la mayoría estaba del malhumor, luego los llamaron para regresar, hicieron el recorrido casi arrastrando los pies, les dolían los camotes.

Llegaron al carro, se montaron  y adiós, Mario ni le prestó mucha atención al lugar porque se sentía pésimo, Alex pasó a una medio tienda comprando golosinas y aguas,  él se conformó con una botella de agua, los demás comieron.

No sabe mucho del regreso ya que se vino dormido casi todo el viaje, era su mejor estrategia contra sus malestares, cuando vio estaban por llegar a sus casas, estaba aliviado, aunque no mucho porque ni ganas de sentir tenía.

Cuando lo dejaron frente a su casa, apenas le puso gancho a la puerta, habló con su mamá para que no lo molestara, se lavó la cara y se fue a dormir. Despertó tarde y aún cansado, molido por todo ese viaje, bien arrepentido que estaba.

Le contó todo a su mamá.

-Bueno está por cush.- le dijo un poco molesta.

-Ay, ya vá.- rodó los ojos.

No estaba para regaños, aunque tuviera razón

En la tarde se reunió con Daniel, le contó que en la venida Majo vomitó por tercera vez por la golosina y que él seguía cansado de la chinga que llevaron.

Al final sus primos se fueron y Mario aprendió a nunca ir a un viaje no planificado.

.Where stories live. Discover now