Capitulo VII: Yo Te Diré

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Sin querer darle más vueltas al asunto y sabiendo que sería incapaz de hacer un mejor trabajo del que había hecho se encaminó a apagar la luz, no tenía energías para cambiarse así que se acostó con lo puesto y dejó que el sueño lo dominara.

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Las noches en Manchester eran frías pero activas en esa época del año, Erling se hallaba caminando sin un rumbo fijo hasta llegar a una calle atiborrada de restaurantes y pubs, pasando por las vidrieras podía ver a la gente reunida con amigos o familia, repeticiones de partidos o las noticias en las televisiones, nadie mirando hacia su dirección, nadie sabiendo que tenían al hombre de la televisión a menos de tres metros de distancia. Sintió ganas de entrar y anunciarse, recibir los halagos y felicitaciones por el gol que había marcado, bañarse en la aprobación de esos extraños para los que jugaba cada semana.

Pero la noción de que tendría que también conversar y ser sociable no le apetecía en ese momento y aunque la idea de una cerveza era muy tentadora resolvió que era hora de regresar.

Volvió a paso ligero, se sentía cansado y con frío. Reprochado el haber salido corriendo cuando podría haber esperado a Julián en la habitación y preguntarle que sucedía como una persona normal. No se consideraba a sí mismo como una persona impulsiva pero sus sentimientos reinaban cuando se trataba del argentino, si su cuerpo reaccionaba, su mente llegaba minutos después.

Entró saludando al guardia con un leve asentimiento, las únicas luces que se percibían eran las de los pasillos y el silencio era el protagonista de la noche. Caminó rápidamente a su habitación, frotando sus manos entre sí y acercándolas a su boca para exhalar y brindarles algo de calor.

Al abrir la puerta lo primero que percibió fue el calor de la calefacción abrazarlo completamente, no pudo evitar el suspiro que se le escapó por los labios y entró cautelosamente ya que pudo divisar a Julián en su cama, aún con la ropa del día y sin siquiera meterse a la cama. Se sacó las zapatillas y las dejó cuidadosamente al lado de sus botines, se acercó a su cama y notó que estaba hecha, si pobremente estirada y arrugada contaba.

Pero para Erling sí que contaba, porque él sabía que se había ido sin hacerla. Giró para ver al hombre dormido detrás de él y sonrió, se veía tan tranquilo, su pecho subiendo y bajando, las facciones de su rostro totalmente relajadas. ¿Habría acaso un ser más divino? Haaland sabía que no.

Extendió su mano y lo sacudió ligeramente.

-Juli -lo sacudió de nuevo y recibió un quejido por parte del castaño-. Juli, come on. Let's get you inside the covers. (Juli, dale. Vamos a meterte dentro de las frazadas)

El argentino se removió en su lugar y sin abrir los ojos se levantó de la cama, chocando con Erling que lo sostuvo de la cintura para que no cayeran. El más bajo abrió los ojos y lo miró con sorpresa.

-Ay, Er. Eras vos. No sabía que habías vuelto.

-What? (¿Qué?) -susurró.

-Que I didn't know you were back (no sabía que habías vuelto) -contestó mientras bostezaba-. Where did you go anyway? I was hoping you'd wait for me here. (¿A dónde fuiste de todas formas? Esperaba que me esperaras acá)

El argentino terminó la frase con un puchero y el rubio no sabía donde meterse, quería morder ese puchero. Así que posó sus manos aún frías en las mejillas del más bajo que se quejó de la sensación y lo hizo. Apenas duró unos segundos porque no pudo resistir pasar su lengua por aquel labio que ya había probado ese día, preso de sus impulsos convirtió el gesto en un beso propiamente dicho. Vago y sin prisa, tomándose el tiempo de explorar la boca de Julián que ahora sabía a menta, éste devolvía el beso con igual lentitud, doblando su cabeza hacia los costados ligeramente, guiando al más alto mientras sus manos se posaban en su cintura, donde apretó ligeramente antes de separarse. Se miraron unos segundos antes de volver a hablar, las cosas no volverían a ser como antes, de eso estaban seguros.

notice me • erling haaland x julián álvarez Where stories live. Discover now