"Nada mejor que hacer"

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Selena Martinez

Año 2011, Ciudad de México, lugar muy conocido por su turismo y variedad de establecimientos, monumentos historicos para nuestro país.

Recién comenzaba mi primer año en la carrera de Psicología en la Facultad de Psicología (valga la redundancia) en la UNAM.

Al ser un nuevo año, en una nueva escuela, con más compañeros que en la prepa, estaba nerviosa, un poco aterrada a decir verdad, el hecho de que a partir de ahora, el futuro de mi vida dependería de estar aquí, era algo difícil de manejar, o al menos para mí, ganas y empeño eran mi fuerte, miedo al fracaso o miedo a que mi esfuerzo fuera en vano, derrumbaba aquel fuerte.

A la segunda semana comenzar mi carrera, no hablaba con absolutamente nadie, Lunes, Martes, Miércoles, Jueves de la segunda semana y mi círculo social seguía en 0. Cansada por las clases de aquella soleada tarde de Viernes, decidí salir a caminar un poco por el campus, la próxima clase según mi horario sería hasta dentro de 1 hora, tenía poco pero buen tiempo.

Al ser Ciudad Universitaria, era común ver a estudiantes de otras facultades, Medicina, Artes, Ciencias, Arquitectura y entre muchas otras más, mentiría si dijera que el campus era pequeño, picnics, grupos de amigos se veían paseando por ahí.

Caminaba sin prestar mucha atención a mi camino, no buscaba un lugar en específico solo un poco de distracción, perdida en mis pensamientos, poco importantes, que variaban de un tema a otro.Un chico choco contra mi hombro al caminar algo rapido haciéndome perder el equilibrio y tambalear, caminaba a paso veloz.

-¡Hey! ¡Mira por dónde caminas! Pendejo- el insulto fue más qué un solo murmuró casi inaudible para el chico.

Tu fijate por dónde vas!- devolvió el reclamo hacia mi, sin voltear la vista y siguiendo con su camino.

"Un completo patán", fue lo primero que pensé, sin lugar a duda, esperaría que no me volviese a topar con el, mire su aspecto de espaldas, y su vestido era en su totalidad negro con verde, un claro tatuaje en su cuello, cabello negro acomodado en forma de...¿Picos?,cargaba su mochila en un solo hombro, su caminar era apresurado pero con flojera y manos en bolsillos del pantalón Parecía más vagabundo o asaltante que estudiante.

Mire mi reloj, 1:48 marcaba la hora, mi clase comenzaba en 12 minutos, tan rápido como mis piernas me lo permitían llegué a mi respectivo salón, "Psicología Social de la interacción", materia que a pesar de no ser una de mis Favorita, me daba tiempo para pensar en algunas cosas como

¿Que voy a comer hoy?

Poco relevante pero esa tarde mis pensamientos fueron por ese chico, maleducado, patán, poco formal y desordenado era mi pensar esa tarde de el.

"Seguramente no tiene nada mejor que hacer con su vida más que molestar"

Colérica, era uno de los rasgos de mi personalidad, juzgar a las personas sin conocerlas era uno de los Miles de defectos que tenía.

Hasta ese momento, me caía mal ese chico.

Las clases terminaron y tome mi respectiva "combi" (cómo coloquialmente se le conoce) que llevaba a mi pequeña unidad departamental, era un edificio en forma de "U", con 4 pisos exactamente contaba con una azotea con lavaderos incluidos, rejado en los bordes y parte superior a estos, tras un accidente que ocurrió hace dos años con un pequeño, el dueño mando a rejar la azotea, la pintura azul celeste que tenía el edificio estaba manchada, descolorida, las grietas del lugar eran claras, según vecinos eran debido al temblor del 85 y una pequeña cancha de basquetbol, justo en el centro de la "U" que formaban los edificios. Las canastas eran oxidadas pero funcionales.

Me dirigí al departamento que compartía con mi mamá, toque la puerta del 315 unas 5 veces consecutivas, y la sonrisa de mi madre me recibía. El olor a una buena sopa de fideo inundó mis fosas nasales, agradecía que mi mama estaba aún conmigo.

Conteste sus preguntas sobre la Universidad, tales como:

-¿Cómo te fue hoy?-

-Bien ma-

¿Ya hiciste amigos?

-Todavia nop-

¿Que tal las clases?

-Bien, trato de poner atencion-

Comía saboreando la exquisita sopa de mi madre, fácilmente podría superar al mejor chef del mundo con tan solo una cucharada de esta, mientras ambas comíamos hablamos un poco del trabajo de ella y las clases.

-Tambien, un sonso que caminaba como si el campus fuera suyo me chocó con el hombro, se creía el muy muy, seguramente solo esta ahí por pura suerte, ni siquiera volteo a verme para reclamarme, un completo patán- me quejé del chico con mi madre.

-Hay mija, yo sé que estás molesta, pero no debes de juzgarlo así sin conocerlo, quien sabe, a lo mejor es buena onda- respondió con serenidad en sus palabras mi madre.

-Puede ser, pero aún así, que maleducado- respondí, mi terquedad no ayudaba mucho.

Escuché a mi madre suspirar y soltar una risa, recogió lo demás mientras yo lavaba los trastes, al terminar tome mi mochila y fui a mi habitación a hacer tarea.

Era un departamento de 2 habitaciones pequeñas una mini sala y una mini cocina acompañada de un mini baño. Mi escritorio se encontraba frente a la ventana de mi habitación, daba vista hacia la cancha y parte de la azotea, dónde de reojo ví a una señora en la azotea, el cabello rizado con canas y ese distintivo babero azul de cuadros era fácil de reconocer, Doña Ceci o más formal, Señora Cecilia

Hablaba con un chico alto que al parecer reia por sus gestos, mire más de cerca y note que era el mismo sujeto con el que choque, juraría que ese estilo o corte de cabello en forma de picos, lo había visto antes, pedí no volver a toparmelo pero el destino ese día estaba en mi contra.

Con el enojo del "incidente" de la tarde cerré de golpe la cortina de la ventana y centrándome en hacer mis deberes.


¿Que hace el aquí?.. ¿Que es de Doña Ceci?

Fueron las últimas 2 pregunta que tuve para comenzar con mis deberes, sin distracciónes.

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⏰ Last updated: Jan 18, 2023 ⏰

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