El viento durante el viaje fue constante. Normalmente el tiempo que se recorría de King's Landing a Driftmark era de un día, máximo dos si el clima no era favorable. Para entonces, los Velaryon ya han de saber sobre la inminente llegada de la princesa y a excepción de conocer el posible disguto de la princesa Rhaenys, Rhaenyra no deseaba causarles ningún tipo de molestia. Solo quería ser de apoyo, asistir al funeral de su primo, poder despedirse de él una última vez.
Si no se equivocaba, tanto el cuerpo de Laenor como el de Vaemond, llegaría junto con las flotas de Lord Corlys ese mismo día. Ella buscaba desembarcar en discreción para no arrebatarle la atención a Lord Corlys, quien después de tres años, merecía un claro reconocimiento por su valentía y sacrificio.
Le pesaba que aquella victoria fuera opacada por la muerte de dos de sus seres más queridos. Nadie más que su propio hijo y hermano, un fuerte golpe para no solamente a él, sino también a los que los rodeaban.
Aterida por el frío que atravesaba su traje de lana, Rhaenyra se arrebujó en la capa de terciopelo roja, levantó un mechón de cabello y lo acomodó tras su oreja. Después, al oír la voz de un hombre a su espalda, rompió el silencio por Instante.
–Debería regresar a su camarote, princesa. –dijo alguien con preocupación sincera.
Al darse la vuelta, Ser Criston llegó a su lado, queriendo ofrecerle su brazo para guiarla y sostenerla ante el movimiento del barco.
Rhaenyra se envolvió aún más en su capa y le sonrió débilmente antes de negar.
–Quisiera estar aquí para cuando desembarquemos, Ser, pero le agradezco su preocupación.
El caballero, dudoso, la miró con esos mismos ojos de culpa que ya llegaba a acostumbrarse de tanto verlos. Pero a diferencia de lo que esperaba, el hombre no insistió, sino que permaneció junto a ella, observando el cielo y la brisa singular que hinchaban las velas.
En ella, se formó varias preguntas al respecto del hombre. No dudaba de su capacidad como guerrero. Si estaba a su lado, como su propio caballero y protector sin que nadie refutara es porque tenía dominio como uno, pero no escondería el hecho de sentir curiosidad sobre su travesía.
Era un hombre de gran honor, fuerte y correcto, la trataba con inmensa cortesía, preguntaba por su bienestar y a la mínima que lo necesitara, él siempre estaba ahí. Sin duda se ganó el título de protector por alguna razón.
Sin embargo, también atestiguaba aquella sombra, tal vez el remordimiento por no haberla salvado en la cacería. De igual forma, él ya le demostró que se culpabiliza por ello.
¿Será por honor?
¿O es qué vivió algo antes que le provoca actuar así?
El hombre tenía una capa color pardo sobre los hombros y a pesar de que se escogió de se color para pasar desapercibido lo mayor posible. No cabía duda de que era muy guapo. Tenía las cejas oscuras y bien dibujadas; la nariz fina y recta; la boca firme y unos rasgos que causaban que más de una dama en la corte voltera a sonreírle. Rhaenyra admitía que hasta ella misma volteaba a verlo más de dos veces.
–¿Ha estado comprometido, Ser Criston?
La princesa detectó una chispa de sorpresa en los ojos del caballero, tomándose unos segundos mirándola como si no supiera que responder.
–Tuve una juventud aventurera cuando mi padre sirvió en Blackhaven, –dijo, haciendo una pausa insegura. – pero mi lugar nunca fue de alcurnia como para un compromiso.
El sonido de su voz, profunda y nerviosa, hizo que la princesa le dedicara toda su atención. Rhaenyra lo estudió brevemente antes de llegar a la conclusión que el hombre, algo escondía.
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The lie between us
FanfictionDurante la cacería, después de la pelea pública entre Rhaenyra y su padre, la princesa perdió el control de su caballo en su arrebato, sufriendo un accidente. Al despertar, no recordaba nada de los pasados tres años; como el hecho de que ahora era l...
