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—¡Alto! —Grito.

El misterioso hombre parece no escucharme.

Debía darme prisa gran cantidad de personas venían corriendo, lo peligroso son los soldados que corrían tras ellos disparandoles a quemarropa.

Por el otro lado de la calle disparaban civiles con armas militares, no tarde en darme cuenta que estaba en medio de una confrontación entre civiles y militares.

Tome la única opción que había <<atravesé el callejón>> mientras corría veo en el piso una extraña caja azul de madera fina y liviana, tiene una nota encima <<Para Kensi>>, tiene mi nombre así que me lo pensé bien y no llevarme algo peligroso, en el instante en que la iba a abrir escucho pasos detrás de mi.

—Encontré a alguién—militar armado —¡Abran fuego!—

Recojo la caja y me escondo atrás de un bote de basura del callejón, unos de los disparos me roza el pie.

—¿Qué pasa aquí?— preguntó el Coronel Pethrán fuera de si —Coronel Pethrán encontramosa un chico y además tiene una caja azul como nos encargo buscar—responde hasta quedarse sin aliento—

El Coronel Pethrán es de tez blanca con cabello negro azabache entre blancas canas, carecía de amabilidad y de educación era conocido de manera tenebrosa como el cíclope pues estaba ciego de un ojo mientras que con el otro podía apuntar y  darle a un blanco a más de ochenta metros porque es uno de los mejores veteranos del país, rara vez no sabía quién era un militar famoso, porque papá todo el tiempo nos hablaba de ellos a mi hermana y a mi.

Coronel Pethrán mira a todos agitado.

—¡El que me traiga esa caja lo hare rico de por vida, no importa si tienen que masacrar, solo traiganme esa caja!—señaló el Coronel Pethrán escupiendo a todos.

Las palabras de ese hombre fue un detonante  perfecto, los soldados avanzaban lentamente.

Mientras tanto pensaba en como huir.

—No hay razones para dejarles esta caja y menos luego de ver lo que son capaces de hacer. —

La caja no era un peso a lo hora de correr pero si incómoda, pues tampoco era grande pero me suponía una desventaja, así que con mi cinto me la agarré a la espalda.

Los soldados cada vez estaban más cerca, ya podía ver su cascos, no faltaba mucho para que me tuvieran a tiro, sin darse cuenta uno de ellos le pisa la cola de un gato callejero <<maullido>> el gato echa a correr y le disparan, aprovechando que estaban desprevenidos me levanto y corro, ellos se voltean y disparan a todo lo que tienen en frente, dos de esos disparos dan justo en la mediana caja de madera que tenía puesto en la espalda.

Doblo el callejón, pero el Coronel Pethrán estaba a mis espaldas demasiado rápido, veo una tubería de vapor que sale de un almacén, la golpeé y seguí corriendo,el vapor le da en la cara al Coronel Pethrán.

—¡Maldito niño, atrapenlo!—grito de dolor.

Mientras yo solo seguía corriendo en frente de mi había una enorme reja, me era un obstáculo en el camino, así que salto y empiezo a trepar por ella.

Uno de los soldados me atrapa el pie y lastima mi herida.

—¡Detenganlo!—el coronel grita a todo pulmón.

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