Indecisos

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El camino de regreso de los sanitarios se le había hecho eterno, pues Jeongin no estaba del todo sobrio, había bebido demasiado; fue eso lo que le hizo detenerse en una columna, bueno, tal vez sólo quería sostenerse de ella para no caerse porque sentía que el piso se le movía y su cabeza daba vueltas.

Estaba a solo unos pasos de la entrada, pero desde ahí podía ver perfectamente el panorama; sus ojos se movieron rápidamente, buscando una cabecita pelirroja entre el mar de gente. Hace sólo un minuto se había encontrado con una extraña escena en el baño, Felix y Hyunjin habían estado allí, no estaba seguro de si conversando o peleando, porque uno había huido tan rápido como él había entrado, y el otro se había quedado recargado en el lavamanos murmurando por lo bajo un sinfín de palabras inentendibles.

No fue hasta que se quedó solo allí que se dio cuenta que en uno de los cubículos estaba el celular de uno de sus amigos, Hyunjin era tan despistado que ya había perdido uno de la misma manera. Así que había agarrado el celular y ahora lo llevaba consigo intentando buscar al dueño para devolvérselo, aunque se dio cuenta con rapidez que no estaba en el bar, porque no logró divisarlo a simple vista.

Lo que sí vio y se le hizo interesante fue a dos personas conversando en una esquina de la barra, uno de ellos era su amigo, aunque no distinguía bien cuál con exactitud gracias a las luces bajas, nuevamente suponía que era el alcohol en su sistema el que no le permitía procesar del todo bien lo que veía, ya ni estaba seguro de nada; pero el hecho de que él los estuviera viendo fijamente le hizo soltar una risita, se le hacía graciosísimo el estar ahí espiando porque parecían tener una conversación secreta, o esa fue su impresión al menos y la razón de que se quedara mirando con mucho interés.

Frunció el ceño cuando vio a la chica irse furiosa mientras agarraba la mano de otro chico, dejando a su amigo con la palabra en la boca y mirando cómo se alejaban, con una extraña expresión en el rostro.

Jeongin se acercó lo más que pudo dando lentos pasitos, esperando que nadie lo notara, en su interior se felicitaba por ser tan sigiloso y discreto, obviamente no se dio cuenta de que algunas personas lo miraron con curiosidad por lo gracioso que se veía.

—Oh, Minho hyung —murmuró con alegría mientras se sentaba a su lado, era fácil reconocerlo ahora que estaba cerca, gracias a sus cabellos morados—. Siento que te dejaran así, pero… umm, no lo siento realmente. Mereces algo mejor ¿lo sabes?

El muchacho apenas y le dio una mirada ante sus palabras, era obvio que no estaba de humor, y aún así le dedicó una suave pero desganada sonrisa.

—Lo sé, pequeño —murmuró en voz baja, dejó salir el aire pesadamente mientras se sentaba en una de las sillas desocupadas, el menor lo imitó en silencio—. Debo estar muy mal si incluso tú me llamas la atención respecto a esto, ¿no? ¿Así que tienes muy buen oído, o debo suponer que estabas prestando especial atención?

Las mejillas del menor casi se sonrojaron por la vergüenza.

—¡Oh! Fui muy atrevido, no fue mi intención ser chismoso, sé que no debí hacerlo, discul-

—No es así, Jeonginnie, no te disculpes. De todos modos agradezco tus palabras, no sabía que necesitaba escuchar algo así. Supongo que vieras lo humillante que fue me hace sentir… pensativo.

—Está bien, hyung, umm, una mala relación no define el tipo de persona que eres o vales. Y tú eres el mejor hyung, pero no le digas a nadie que lo dije.

Aliciente |Hyunlix|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora