Un sonidito de exclamación salió de sus labios al verse en el espejo que se encontraba a unos pasos del ascensor.

«Bueno, a lo mejor no la pasé tan solito, solito en la fiesta, pero ¿qué demonios estuve haciendo, que ni siquiera lo recuerdo? Y lo más importante ¿con quién?»

Intentó hacer memoria de lo sucedido, pero sólo logró que su cabeza doliera un poco haciéndolo sentir mareado. Debió haber pasado algo interesante para que tuviera esa pinta tan desaliñada. Sus ojos observaron su reflejo con detenimiento en el espejo, sus labios que de por sí eran gruesos se veían hinchados y muy rojos, parecía obvio que se había estado besando con alguien, por mucho tiempo al parecer; su cabello que normalmente estaba liso y peinado se encontraba desordenado, alborotado y apuntando en todas direcciones, quien sea con quien hubiera estado se había emocionado, y había pasado sus manos por todo su cabello despeinándolo a tal punto que lo hacía ver como un loco. Intentó acomodárselo aunque fuera un poco, pero pensándolo mejor y mirándose fijamente podía presumir que aún con la ropa arrugada y fuera de su lugar se veía increíble. Eso se debía mayormente a su atractivo, Hyunjin sabía que era muy guapo, y el maquillaje que llevaba puesto sólo acentuaba su belleza, incluso podría pasar por una estrella de rock, ciertamente tenía el estilo.

Giró sobre sus talones con una sonrisa y empezó a caminar por el alfombrado piso.

-Chan Hyung, ¿estás por ahí? Me perdí -murmuró haciendo un puchero-, y tengo sueño.

Miró los números en las habitaciones esperando que alguno de ellos brillara mágicamente y le indicara a dónde ir o le recordara el número de su habitación, obviamente no sucedió nada de eso.

-Creo que esto no fue buena idea ¿verdad Hyunjin? -hablo en voz alta, y volvió a soltar una risita por estar hablando consigo mismo en voz alta-. Chaaaaaannie, ayúdame.

«Hyunjin».

Sus pasos se detuvieron de golpe, volteando hacia todos lados con rapidez, no encontrando a nadie a la vista. Su estómago se encogió y su corazón casi se detuvo, de alguna manera estaba logrando preguntarse con un poco de coherencia si realmente había escuchado a alguien llamando su nombre, ¿o había sido un fantasma? Si pensaba eso quizá no era tan coherente.

A pesar de que no recordaba lo mucho que había bebido estaba seguro que sus oídos todavía funcionaban correctamente, su cerebro nunca le había jugado alguna mala broma haciéndole escuchar cosas extrañas estando ebrio, nunca en los más de cuatro años que habían pasado desde que probó su primera cerveza le había pasado algo similar, ni siquiera cuando tomaba más de lo que su cuerpo podía soportar, aunque era cierto que en aquellas ocasiones no tenía recuerdos claros de lo sucedido. Pero ese no era el punto.

Lentamente giró sobre sus talones para ver el número en letras negras sobre una plaquita ovalada de color dorado encima de la puerta. 143-B. Ese número le sonó en algún rincón de su mente, ¿acaso ese no era el número de la habitación de...?

«Hyun-jin».

Ahí estaban otra vez llamándolo, aunque ésta vez algo fue diferente, cuando se dio cuenta de que definitivamente no era un fantasma quien lo llamaba se quedó igual de estático por la impresión, porque creía que quien estuviera del otro lado de esa puerta parecía estar ocupado en una situación bastante íntima, después de todo no era difícil de imaginar lo que sucedía.

Eso no habría sido un problema ni hubiera despertado su curiosidad en absoluto, no tenía nada de especial, él mismo se había encontrado en esas situaciones del otro lado de una puerta; así que en cualquier otro momento habría pasado de largo. Pero había ocurrido eso que definitivamente había logrado dejarlo estupefacto: ese alguien aún desconocido había mencionado su nombre en un tipo de jadeo específico, en dicha situación hipotética, porque todavía no estaba seguro de nada, lo más probable es que su estado alcoholizado le hiciera confundir las cosas.

Aliciente |Hyunlix|Where stories live. Discover now