Capítulo 9

7.5K 384 122
                                    

Abril.

Me despierto con Pedri aún dormido pegado a mi espalda y abrazándome, con nuestras manos entrelazadas cerca de mi pecho.

Puedo notar su respiración en mi nuca y con el mínimo movimiento noto cómo nuestras pieles desnudas se rozan, trayéndome a la mente recuerdos de ayer.

Recuerdos de cómo Pedri me hizo sentir completamente cómoda y segura. De cómo pedía permiso para todos sus movimientos, asegurándose de que yo también quería. Y sobre todo recuerdos de cómo cuidaba cada centímetro de mi piel y de todo el amor nos compartimos.

Acaricio con suvidad su mano sin dejar de sonreir.

Esto es sentirse en casa.

Temo haberle despertado cuando escucho un quejido procedente de su garganta al tratar de quedarme sentada en el borde de la cama, soltando su mano y sepándome de él. Sin embargo, él solo se acomoda nuevamente en la cama ante la ausencia de mi calor, y yo no puedo evitar quedarme mirándolo hasta que llega a mis fosas nasales un olor a quemado insoportable.

Tapo bien a Pedri con el edredón para que no coja frío y voy en busca de mi ropa por el cuarto, pero cuando encuentro la sudadera del canario no dudo en ponérmela, siendo lo único que tapa mi cuerpo además de la ropa interior.

Salgo de su habitación  haciendo el menor ruido posible después de echarle una última miradita y voy a la cocina porque parece que de allí proviene el desagradable olor.

Pero lo último que me esperaba era encontrarme a Fer, que al notar notar mi presencia se gira y me saluda exageradamente con la mano sin dejar de masticar lo que esté comiendo.

- ¿Te gusta el pan achicharrado? - Coge una tostada que se ha quedado negra por ambos lados y me la enseña. - Es que se me ha quemado esta tostada y me da penita tirarla.

Niego con la cabeza riendo y me siento en uno de los taburetes que se encuentran al lado de la encimera.

- No gracias, no parece muy apetecible.

Él se encoge de hombros aún comiendo.

- Tú te lo pierdes, Abi. Seguro que mi hermano sí se la come.

Sonrío de lado y le miro.

- ¿Abi?

- Claro, en mi familia todos usamos diminutivos o abreviaturas, no nos llamamos ni Pedro ni Fernando. Y con todo lo que habla Pedri de ti, ya eres una más de la familia y necesitas tu abreviatura. Así que ya no eres Abril, eres Abi.

Ese simple detalle me hace feliz.

- Me gusta.

La sonrisa burlona de Fer me advierte de que algo bueno no va a salir por su boca.

- Pero mi hermano te gusta más, ¿a que sí? - Me guiña un ojo bromeando. - Que por cierto, menos mal que he llegado hace un rato y no anoche que no me apetecía dormir con la almohada tapándome los oidos.

Mis mejillas empiezan a colorarse.

Tierra trágame.

- ¡Pero mujer que no es para tanto, es una broma familiar! Igual consigo un sobrino y todo.

- Fer por dios, cállate.

Mi carcajada le contagia y al terminar de comer su tostada da un par de palmadas para acabar con las migas restantes de sus manos.

- Podrías haber avisado a Pepi y así desayunábamos tipo cita doble. - Me propone alzando las cejas.

- ¿Cita doble?

Nuestro último baile - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora