»Creo que acaba de conseguir algo bueno.

—Ustedes son peligrosos.

Son cómplices. No existe nada más peligroso que una pareja cómplice. Una pareja puede amarse sin ser cómplices.

—Tú podrías hacerlo, no creo que Aura se enoje.

Propino una calada tan honda que Mai entiende que no quiero hablar de eso.

»Eric, me dijeron cómo trataste a Isabella.

—¿A quién?

—La telonera. La nueva adquisición de la disquera.

—Ah, esa.

—Isabella, tiene nombre.

—Lo que sea.

Mailén me arrebata el cigarro y lo aplasta con su zapato de tacón.

»¿Qué mierda te pasa?

—¿Qué mierda te pasa a ti, Eric? —espeta—. Tienes una actitud horrible. Sí, ya eras un pesado desde antes, pero últimamente eres insoportable.

—Lo dice la manipuladora —rio y, con toda calma, enciendo otro cigarro frente a la mirada frustrada de nuestra manager—. ¿Y si una de esas quiere acostarse con Nicolás?

—Pues se quedará con las ganas.

Meneo la cabeza y fumo en silencio un momento.

—Eres ingenua.

—¿Por qué? ¿Crees que no sé que ustedes se acostaban con todo lo que se movía? —Ella relame sus labios y endereza la espalda—. Nicolás no me engañará, Eric.

Lo siento. La risa se me escapa sola.

Mailén toma una botella de agua que le entrega el mesero. No puede abrirla sola, así que la ayudo y se la regreso.

—No proyectes tus inseguridades en nosotros, Eric —dice Mailén. Sus palabras me toman por sorpresa, mas no tengo tiempo de reaccionar y ella vuelve a hablar—: Ahí viene Isabella. Tiene un millón de seguidores y los boletos para sus presentaciones en la capital se agotaron en un día, es algo bueno para un artista tan novato. Tienes que ser amable o te olvidas de tus pastillas.

Una amiga no me conseguiría las pastillas, mucho menos me manipularía, pero Mailén es mejor manager que amiga. Comprende este mundo quizá mejor que nosotros, sabe de cuál hilo tirar y cuando debe hacerlo.

Isabella se detiene frente a nosotros. Tiene el cabello lacio y teñido de rosa pastel. Su piel es blanca y posee un par de enormes ojos que con el maquillaje parecen de muñeca. Viste muy parecido a Cristal, pero mezcla el negro con tonos rosas o morados.

Sus botas le llegan a la rodillas. Están cubiertas de hebillas y cadenas; en la plataforma tiene escrito «Eric» y un corazón.

—Si vas a pertenecer a la disquera, debes conocer la versión de Eric sin Aura —dice Mailén.

Isabella ríe, pero noto que la mención de Aura la hace arrugar su nariz como si fuera algo desagradable.

—Está bien. Pedí una fotografía en un mal momento.

Mailén es dulzura absoluta mientras habla con la chica. Llama a Nicolás, este se disculpa con las dos chicas con quienes conversaba, y se acerca a nosotros. Mai los presenta y se supone que nos enfrascamos en una animada conversación de la cual no formo parte porque no se me antoja ni pronunciar un monosílabo.

—Te juro que normalmente habla —bromea Nicolás—. Y cuando Aura está cerca es totalmente diferente.

Isabella vuelve a reír, pero esa mueca igual se pronuncia en su rostro y dice:

La melodía de AuricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora