˖۪⸙͎ Veintinueve ˖۪⸙͎

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El día había comenzado, toda la ciudad cubierta por una suave y fría manta blanca, se escuchaban los autos pasar y un par de niños jugando con la nieve, todo era tranquilo, a diferencia del interior de chifuyu, el chico se estaba muriendo de nervios, queriendo vomitar y sin querer levantarse de la cama. Llevaba despierto poco más de dos horas, pero no se movía de dónde estaba, no se quitaba la sábana de encima, solo miraba al techo pensando en que diría.

—Esto va a salir mal —susurro con su voz ligeramente ronca.

Se movió de su lugar y termino recostado de lado, acariciando el peluche que le regaló aquellos ojos amarillos, una ligera sonrisa se poso en sus labios antes de suspirar pesadamente, a pesar de todo tenía que ir a la reunión, tenía que hablar con la mamá de baji. Su mente seguía pensando de cómo explicar la situación, si debería empezar por la relación de baji y kazutora o si solo explicar lo que pasó en ese día de octubre.

Levantándose de la cama se dirigió al baño, tomando un baño de agua caliente, mientras su cuerpo se relajaba un poco, su pensamientos pasaron de aquella reunión a los atrapantes ojos de kazutora, la imagen de la última vez que lo fue a ver, el como su sonrisa lo tranquilizaba y como su corazón saltaba de felicidad cada vez que obtenía un cumplido. Comenzó a tararear una canción una vez salió del lugar, tomando sus prendas para vestirse lo más rápido posible, ya que no quería congelarse con el frío de ese día.

Al ir a la cocina solo se encontró una pequeña nota, era de su madre, en ella se leía el lugar y la hora en la que iría a ver a la mujer, tomo una taza de café con un pequeño pan, sus dedo se paseaban por el pelaje del ahora ya viejo felino, lo miro recordando lo pequeño que era antes.

—Peke j. Haz crecido bastante— alago al minino —se que pronto te irás, pero voy a tener fé en que serás como esos gatos que sobrepasan la edad prevista — una ligera sonrisa nostálgica de formó en su rostro —Por favor vive más tiempo— dejo un pequeño beso en su cabeza.

Se levantó para tumbarse en el sofá, reviso sus mensajes de texto topándose con uno de Takemichi, al parecer quería salir con él, lo pensó por un momento y termino aceptando, pues por todo el trabajo que aplicaba en sus estudios, había hablado muy poco con sus amigos, tenía curiosidad por lo que sucedió o por lo que piensan hacer. El sonido de las diferente melodías navideñas que se escuchaban en las calles, sin contar la gran cantidad de risas infantiles que se mezclaban, llevo a un pelinegro matsuno a su pasado, en dónde termino golpeado por culpa de hanma, en dónde su navidad fue estar amarrado a un pilar y después pelear contra otra pandilla, en dónde su rostro termino lastimado.

—¿En qué mierda pensaba?— se regaño —Podría haber estado con mamá y festejar navidad juntos— Una carcajada salió de sus labios al recordar algo.

Ese mismo día, al llevar a casa su madre lo regaño para después revisar sus heridas, ese mismo día le pido perdón a su madre por hacer tonterías y prometió mejorar, aunque nunca dijo nada de abandonar la pandilla, en esos momentos solo pensaba en mejorar como peleador para que no lo lastimaran.

—De verdad era un niño—

Se levantó de dónde se encontraba pues luego de tanto tiempo en sus nostálgicas memorias, la hora de encontrarse con aquella fémina llegó, cambiándose a prendas más cálidas, una  camiseta manga larga con cuello de tortuga de color negro fue lo que se veía por debajo de un gran suéter café claro, en la parte inferior solo se puso unos jeans bastante sueltos y sus tenis de color negro, ya estaban bastante desgastados pero le gustaban mucho. Tomando una pequeña mochila junto a un par de pertenencias salió del departamento.

El frío aire golpeó contra su rostro haciéndolo temblar ante la diferencia de temperaturas, dejo escapar un poco de aire de su boca para ver cómo se transformaba en un pequeño humo blanco, solo por diversión, se encamino a la cafetería en dónde su reunión sería. Sus ojos veían todo a su alrededor, las diferentes parejas, los niños que corrían y de lanzaban bolas de nieve, los trabajadores cansados que regresaban a casa luego de una larga jornada, todo le parecía interesante en ese momento, pues no quería llegar a su destino aunque ese pequeño deseo no se cumplió.

𝐂𝐚𝐦𝐞𝐥𝐢𝐚𝐬 𝐑𝐨𝐣𝐚𝐬  + ﹁ ᵏᵃᶻᵘᶠᵘʸᵘ ﹂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora