-¿Cómo que esperandome?, ¿Qué te pasa Maxwell?, no seas egoísta, haber tu también harías lo mismo si se tratara de alguno de los chicos

-Pero es distinto -protesté.

-No, distinto nada, te cayas y me escuchas -me señaló con un dedo- ¿Por qué eres tan terco, por dios?, y sabes que, mejor duermo hoy en mi habitación, si, no me pienso quedar aquí contigo, me voy ya

Me dejó con la palabra en la boca y se dirigio a la puerta, yo solo la mire cómo se alejaba, de repente se detuvo y su cuerpo tambaleó un poco, se puso pálida, y yo me asuste bastante y me acerqué a ella con paso rápido.

-¿Qué pasa, muñeca?, ¿estás bien?

-No, no me toques

-¿Qué te pasa, Aila?, no me asustes

-Estoy bien

Su cuerpo temblo un poco y ella llevó una de sus manos a su cabeza, estaba fría y eso no me gustaba en lo más mínimo.

-Mi amor ¿estas bien?... Bebé

No pude terminar la frace ya que el cuerpo de Aila cayó a mis brazos, inconsciente, el miedo se apoderó de mí, la cargué estilo princesa y la recosté en la cama, estaba muy pálida, y no sabia que hacer, mi cuerpo temblaba de la impotencia que sentía al verla ahí tendida, frágil y yo sin poder hacer nada para ayudarla y lo peor era que no sabía que le pasaba.

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Ya había pasado casi media hora y aún no despertaba, asi que me dispuse a llamar a Lillie para que viniera a ayudarme, pero no alcanze ni a llegar a la puerta cuando sentí un jadeo salir de sus labios, me gire hacia ella y ví que ya había comenzado a despertar.

La ayude a que se incorporára en la cama y me sente junto a ella, tomé una de sus manos con cuidado y deposité en ella un dulce beso.

-¿Maxwell? -llamó suavemente.

-¿Aquí estoy muñequita?, ¿estás bien?

-Hay, Maxwell, ¿Qué me paso?

-Mi amor, te desmayaste, y sabes que, voy a llamar a un médico

Me estiré para coger el teléfono de la mesita de noche, pero antes de tan siquiera desbloquearlo, Aila me lo quitó de las manos y lo volvió a poner en su lugar.

-No, ya se me esta pasando, ya estoy bien

-Aila ¿Cómo vas a estar bien?, mira como estas, tienes las manos frías y estas muy pálida

-Bueno es que, yo llevo días que no como mucho, debe ser por eso, o seguro fue una bajada de azúcar, ya sabes, con todo el tema de mi madre se me quitó el hambre

-¿Se te quito el hambre? -dije con burla -Muñeca, con todas las cosas que te comes a escondidas en las noches mientras crees que yo estoy dormido me dices que se te quitó el hambre

-Maxwell, tu me ¿tu me estas llamando gorda?... ¿qué te pasa?, ¿Cómo te atreves a decirme que estoy gorda?

Enseguida me alarmé, por supuesto que no le había querido decir eso, los ojos de Aila se cristalizaron y yo me desesperé un poco ¿acaso dije algo tan malo como para que llorara?

-No bebé, no, tú estás hermosa, divina, yo no quise decir eso

-¿Seguro?

-Claro que si me asustaste mucho, chiquita ¿de verdad estás bien?, ¿te sientes mejor?

-Si

-¿Por qué no dejamos de discutir, mi amor?

Dije mientras me iba incorporando en la cama, me fuí acercando a ella, y pasé una de mis manos por su cintura, la tomé con delicadeza y la atrage hacia mi, mientras su espalda quedaba recostada en la cama, deje varios besos en su cuello y sentí como su cuerpo se relajaba al instante bajo mi toque.

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