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Cuando Beomgyu escuchó el motor de una moto fuera del local, no pudo evitar mirar por los cristales a quien sea que fuera que se estacionara frente al tranquilo local de comida vegana en donde Beomgyu había conseguido un trabajo.

Bajó el libro que estaba hojeando, curioso, al ver a un hombre enfundado en un skinny jean de mezclilla, una camisa blanca y una chaqueta de cuero que le quedaba como un guante. Beomgyu se extendió sobre el mesón por encima de la caja registradora y se relamió los labios al verlo sujetar el casco y comezar a quitarselo de la cabeza.

—Santa mierda...—, susurrando, se quitó los lentes y observó al adonis que se acercaba a la puerta del local.

Piel blanca y completamente limpia, cabello castaño cayendo por sobre su frente y cubriendo sus cejas, ojos grandes, castaños y tan profundos y penetrantes que Beomgyu se sintió intimidado aún así si el chico no le estaba mirando, y unos labios tan rellenos y rosados que parecian cerezas tan dulces que Beomgyu quería probar.

Escucho la campanilla que indicaba que aquel guapo ser había entrado al local, Beomgyu rápidamente volvió a su sitio en la silla y se acomodo unos cabellos desordenados que tenía y aclaraba sutilmente su voz. Vio al chico caminar como modelo hacia la caja registradora, inspeccionando el lugar con el casco entre su brazo y costilla, pero sin mirarlo a el.

Cuando llegó a la barra, bajo la mirada hasta su lugar, sonriendo sutilmente y logrando que Beomgyu tragara siga tan nervioso, que se estuvo que obligar y esforzarse para no tartamudear.

— H-hola, bienvenido a Greentea, ¿Que desea? — sintió el impulso de llevarse uno de sus dedos a la boca, un mal hábito que tenía, por lo que para evitarlo se mordió el labio para bajar su nerviosismo al sentir al caliente chico que estaba frente a el inspeccionándolo como un pedazo de carne.

— Lo siento, no vengo a comprar — Beomgyu se confundió un poco, ¿a qué venís, si no era por eso?, El chico le vio confundido y arqueo una ceja, sin dejar esa sonrisa altanera, — Vengo en busca de Minjeong, trabaja aquí, ¿no? 

Enseguida, Beomgyu sintió como le tiraban un balde de agua fría a la cabeza, sus labios apretándose y atinando solamente a asentir. Porque tal vez ese chico era algo de su compañera Minjeong, tal vez era su novio, y la leve esperanza de poder conocerlo estaría arruinada.

— E-eh, si... voy a ir a buscarla — sonrió torpemente, pareciendo más una mueca y apuntando con su pulgar hacia la cocina, dónde la castaña seguramente estaría esperando un pedido.

— Dile que Taehyun la busca — Beomgyu asíntio, sin dejar de mirar al chico mientras se bajaba torpemente de la silla y finalmente girando para ir en buscá de su compañera.

Se pasó una mano por el rostro, suspirando y bajando la vista para entrar por la puerta que separaba la cocina del local y ver a Minjeong con una sonrisa en el rostro hablando amistosamente con uno de los cocineros al cual Beomgyu no recordaba ni su nombre.

— Minjeong Noona — llamo, la chica viro si atención inmediatamente hacia su dirección, enarcando una perfilada ceja, — un tal Taehyun la busca afuera. 

El rostro de la chica se ilumino cómo un lucero resplandeciente, y Beomgyu sintió nuevamente aquella amarga sensación de no poder conocer al grandioso hombre que seguramente tendría una relación más que amistosa con la bonita figura de Minjeong.

—Oh, Tyunnie, ¿puedes decirle que me espere un poquitín? Entrego este pedido y termina mi turno—sonrió, aquellos pequeños ojos desapareciendo ante el asentimiento crudo de Beomgyu.

El pelinegro se dió la vuelta, pasando sus manos por el bonito mandil blanco decorado con flores y hojas bordadas color verde. Salió de la cocina con un pequeño suspiro, mirando al tal Taehyun apoyado en un codo sobre la barra individual y mirando los distintos tipos de café e infusiones que él mismo se encargaba de preparar.

—Ella dice que espere un poco, su turno termina en un par de minutos— habló quedito al llegar a la caja registradora, y recibiendo la potente mirada de Taehyun sobre él nuevamente.

El castaño suspiró pesado y rodó los ojos ante lo dicho, sacando su teléfono para ver la hora,—Está bien.

Luego de eso, apartó la mirada de Taehyun un poco molesto. Y el pequeño pelinegro se sintió un poco intimidado ante las acciones del castaño, no le había enojado él, ¿cierto?, no tendría sentido.

Intentó apartar la mirada del joven a un metro suyo cuando llegó un cliente pidiendo un bubble tea de leche de soya con vainilla. Pero mientras se levantaba y hacía el pedido en el espacio que tenía, no podía evitar rodar los ojos y mirar de reojo al recogedor de Minjeong, sintiéndose sonrojar cuando una de esas veces, el chico le estaba mirando.

—¡Taehyun!—pegó un salto con un

pequeño chillido al escuchar a Minjeong salir por la puerta con un plato en mano y dejarlo frente a una señora con una sonrisa. No se había dado cuenta de lo tenso que estaba ni tampoco de la pelea de miradas que Taehyun y él estaban disputando.

Tapó el bubble tea y se giró para entregárselo al cliente deseándole una buena tarde, cuando vió a una efusiva Minjeong apretar al tal Taehyun con un amor y cariño especial, y este, rígido como una piedra, sobándole los hombros casi imperceptiblemente.

Ignoró exitosamente la conversación revisando su calculadora en su teléfono para pasar desapercibido. Tambien cuando Minjeong fue a buscar sus cosas y dejó a Taehyun nuevamente, frente a él. Pero su curiosidad fue tanta, que cuando se estaban marchando, volvió a mirarles, llevándose la sorpresa de que Taehyun iba un paso más atrás que la pelinegra y había girado la cabeza en su dirección.

Por su torpeza extrema, accidentalmente pasó a presionar un botón de la caja registradora, abriendo el contenedor del dinero y golpeándose directamente en el estómago.

Dios, Beomgyu era un payaso.

𝑭𝑶𝑹 𝑴𝑬? 𝐭𝐚𝐞𝐠𝐲𝐮Where stories live. Discover now