Me acerco un poco para leer las cláusulas y niego varias veces con la cabeza al ver mi firma ahí. Héctor no parece sorprendido por mi confusión.

- Yo no he firmado eso.

- Lo sé. - Dice mi representante. - Falsificar una firma no es díficil.

Miro a Xavi incrédulo.

- ¿Tú lo sabías?

Xavi mueve la pierna nervioso y no responde, pero su silencio me confirma que ha hecho todo esto a mis espaldas. Se me nubla la vista por las lágrimas que están a punto de salir de mis ojos.

- El club estaba mal económicamente y yo he puesto una millonada para que puedan seguir adelante, a cambio yo gano fama y una buena imagen siendo el representante de Pedri. Es un trato justo. - Junta sus dos manos y las apoya encima de la mesa, me mira y yo aparto la vista. - Así que más te vale andarte con ojo y elegir bien tus compañías, vales mucho como para estar con una limpiadora y que revoluciones todos los medios por eso. Avisado estás, si das un paso en falso estás fuera del club. Pero además me encargaré personalmente de acabar con tu carrera.

Termina su discurso, coge el contrato y sale de la sala dejándome a solas con Xavi. El despacho se queda sumido en un silencio abrumador hasta que hablo.

- Eres un traidor.

No puedo evitar que mi primera lágrima resbale por mi mejilla derecha al mirar a Xavi, una persona a la que tenía aprecio y que se había convertido en mi segundo padre.

El entrenador se arma de valor y me mira también.

- Déjame explicártelo, Pedri.

- ¿Explicarme qué? ¿Que me has tratado como si no fuera nada a cambio de dinero? ¿Que esto es lo que haces con el sueño de un niño que llegó aquí con 18 años? - Empieza a temblarme el labio aguantando las ganas de llorar y Xavi hace el amago de hablar, pero sabe que es mejor no decir nada, así que vuelve a cerrar la boca, se levanta y se va, dejándome plantado.

Y entonces rompo yo a llorar.

Rompo a llorar porque lo que pensaba que era una familia para mí me ha vendido. Porque personas que valoraba me han tratado como un simple objeto. Porque yo, sin haberle hecho daño a nadie me siento entre la espada y la pared.

Me limpio las lásgrimas y me dispongo a seguir los pasos de Héctor y Xavi para salir del despacho y justo cuando miro por la ventana puedo ver lo mucho que está lloviendo en Barcelona. El cielo está oscuro, el sonido de la lluvia es fuerte y agresivo y el frío es asfixiante.

Tras ver el mensaje de Gavi avisándome de que volvía a casa con Ansu, me dirijo al vestuario con la esperanza de encontrar a Abril aunque se que no debería ni acercarme a ella, pero nada. No queda absolutamente nadie en el edificio. Nadie, absolutamente nadie me ha esperado.

Otro golpe más.

Salgo con la capucha del abrigo puesta como única defensa ante el diluvio monumental barcelonés hasta que consigo subir al coche.

Arranco y voy camino a casa, pero no puedo evitar que algunas lágrimas rueden por mis mejillas aún. Llevo bastante tiempo con una sensación de angustia que ni siquiera me deja pensar con claridad.

El trayecto se me hace más largo de los normal al ir con cuidado por la carretera que resbala por la lluvia. Pero finalmente llego a casa sano y salvo.

Me debato entre llamar a Fer o no. Tenía unos asuntos importante que tratar según me había dicho esta mañana, pero me falta nada y menos para llamarle y decirle "¿Puedes venir? Necesito un abrazo".

Nuestro último baile - Pedri González Where stories live. Discover now