—¿Estáis bien? —Les pregunté mientras me agachaba junto a ellos.

Nora, William y Thomas estaban atados de pies y manos, igual que habíamos encontrado a Melissa.

—Es bastante incómodo —dijo Nora.

—¿Cómo habéis llegado aquí? ¿Qué le ha pasado a tu mano, Harry? —Le preguntó William mientras Harry le desataba.

—Hemos caído por unas escaleras y me he doblado la muñeca. Pero estoy bien.

—¿No habéis visto las escaleras? —Intervino Nora, con cierto asombro en el tono de su voz.

—Estábamos corriendo por el túnel y... Es una larga historia. —Chasqueé la lengua, deshice las cuerdas que aprisionaban las manos de Thomas y fui a por las de Nora.

—Lo importante es que creemos que tenemos lo que Helë necesita —dijo Harry.

Cuando todos estuvieron desatados, se pusieron de pie y flexionaron sus piernas para recuperar la movilidad.

—¿Qué necesita Helë? —Preguntó Thomas.

La perla brilló en la palma de mi mano, en la oscuridad de la celda, y tres pares de ojos la miraron con curiosidad.

—¿Es una perla? —Preguntó Nora.

—Eso parece —le respondió Harry.

—¿De dónde la habéis sacado?

—Entra dentro de la historia larga. Ahora mismo tenéis que salir de aquí.

Cuando Harry dijo aquellas palabras, vi la decepción y la sorpresa en sus caras.

—¿A qué te refieres con que nos tenemos que ir? —preguntó Nora.

—Id al bosque y esperadnos —añadí. Sabía que querían quedarse y ayudar, pero era demasiado peligroso.

—No le digáis a nadie lo que está pasando —siguió Harry, y recalcó—: A nadie.

—Será extraño que aparezcamos todos de golpe —dijo Thomas.

—Quedaos donde sea, pero tenéis que iros. Si no... —Harry se calló cuando un gran estruendo retumbó entre las paredes. Se me congeló la sangre.

Subimos corriendo las escaleras y buscamos la habitación que nos había mostrado Luna. Thomas, William y Nora tenían que salir de allí inmediatamente. Solo esperaba que el resto, que estaba en las cabañas, estuviese a salvo.

—Pasad.

Abrí la puerta y llegamos hasta el cuadro de Luna y Alastair. Lo aparté para dejar visible el agujero en la pared y vi sus caras de asombro. Harry les explicó paso a paso lo que tenían que hacer, y aunque William parecía confundido, no le interrumpió.

—Id por donde sea. Todos los caminos llevan al el mismo lugar, a una de las salidas. Probad suerte, es lo único que os puedo decir.

Se hizo un pequeño silencio, hasta que Nora dio voz a la pregunta que teníamos todos en mente.

—¿Y si no encontramos la salida?

O aún peor, ¿y si morían al intentar escapar?

—La encontraréis —respondió Harry con seguridad, y confié en que estuviera en lo cierto—. Nos encontraremos en el bosque.

Todos asintieron. William entró en el agujero y esperó a los demás. Antes de que Thomas lo hiciera, lo atraje hacia mí y lo abracé bien fuerte. No quería perderlo de nuevo.

Greenwood II SAGA COMPLETAWhere stories live. Discover now