Capítulo III: Bastará

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-Como si fueras el mismísimo sol en el cielo, hombre. Que ya lo sabes -rió el español mientras pasaba a su lado, dándole una palmada en el hombro y apuntando con su cabeza hacia el costado, donde el antes mencionado estaba mirándolos recostado en el alambrado de la cancha.

El corazón del cordobés dio un salto en su pecho, Erling tenía las manos en los bolsillos de su campera, el pelo enmarcando su rostro y los ojos clavados en Julián, una vez que conectaron miradas pensó que el rubio desistiría pero para su sorpresa vio como lo recorrió de pies a cabeza antes de sonreír y voltear la cabeza al otro lado. Julián sintió una oleada de calor atravesarlo, quería que Erling volviera a mirarlo así. Quería todo de él pero conocía al noruego mucho más de lo dejaba ver y sabía que él seguramente estaba resolviendo otras cosas en su cabeza antes de volcarse en su situación, aveces la responsabilidad y testarudez de Erling le daban dolores de cabeza.

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Era temprano aún en el club, apenas terminaron de cenar Guardiola les dio la orden de acostarse y tratar de descansar lo máximo posible, el dúo se levantó justo con los demás y se saludaron cortésmente antes de dirigirse a su habitación.
Una vez allí comenzaron su rutina de noche, Haaland subía el termostato dos grados más mientras Julián se cepillaba los dientes porque sabía que el ex jugador de River era friolento y cuando Haaland se iba a hacer lo mismo Julián adoptó la costumbre de abrirle la cama y programar la alarma, no solían hablar mientras hacían esto, era como un contrato silencioso que habían adoptado en las primeras semanas que Julián pasó en el club, todavía sin mucho inglés para comunicarse pero desesperado por mostrarse amable con el imponente delantero. La primera vez que Erling volvió del baño y vio su cama distendida esperándolo sintió algo que no pudo identificar en ese momento, pero que ahora llamaría ternura.

Es así como ambos se acostaban y apagaban la luz, dejando que la oscuridad los envolviera y tapara cualquier aspereza que hubiera quedado del día, uniéndolos en el silencio y la quietud de la noche.

Sin embargo, esa noche Julián estaba inquieto. No lograba encontrar una posición cómoda para dormir, daba vueltas en su cama, destapándose y volviendo a taparse, re acomodando la almohada y girando su cuerpo en cualquier dirección en busca de algún milagro, nada funcionaba, su mente no paraba de darle vueltas al partido del día siguiente, quería jugar a toda costa, aunque fueran unos minutos.

-Juli? Are you ok? (¿Juli? ¿estás bien?) -preguntó Haaland en un susurro, estaba de costado tratando de enfocarlo en la oscuridad.

-Uy, Er, disculpame -susurró en respuesta, frotándose la cara con las manos, -I can't stop thinking about tomorrow's game, that's all. (No puedo dejar de pensar en el partido de mañana, eso es todo)

-Hm -Haaland estaba bastante cansado, pero luchó contra su impulso de cerrar los ojos en ese mismo instante, -What are you worried about? I don't think Pep is putting you in when you just came back. (¿De que te preocupas? No creo que Pep te haga entrar cuando apenas volviste) -trató de hacerlo soñar como un consuelo, pero a juzgar por el silencio que le siguió comprendió que no lo había conseguido.

Erling soltó un corto suspiro y se incorporó de su cálida cama, se levantó y dios un par de pasos para sentarse en el costado libre de la cama de Julián, que lo miraba atentamente y sosteniendo la respiración, sorprendido. El noruego posó su mano en el brazo del argentino y le dio un leve apretón, dejándola ahí.

-Listen, it'll be alright. The team is strong and if you're in i'm sure you'll be great, just as you always are. Ok? (Escuchame, va a estar bien. El equipo es fuerte y si entras estoy seguro que vas a estar genial, como siempre lo estás, ¿Ok?)

Acariciaba el brazo del castaño lentamente en espera de una respuesta, aunque no la necesitaba. Haaland guardaba estos pequeños momentos en su corazón, las raras ocaciones en las que podía ofrecerle contención o consuelo a Julián eran preciosas en su mente, quería motivarlo tanto como se sentía motivado por él, no necesitaba una respuesta, con poder tenerlo al alcance de su voz y de su mano le era suficiente, al menos por ahora.
Sintió que Julián se movía volvió a la realidad, el argentino se había acomodado de manera que su brazo queda por encima del cobertor, parecía más próximo a conciliar el sueño.

-I'll tell you what, tomorrow I'm gonna score on the first half and it'll be for you, would you like that, hm, world champ? (Te diré qué, mañana anotaré en la primera mitad y va a ser para vos, ¿qué te parece, hm, campeón?)

Julián dejó escapar una risa ronca y asintió, Erling sonreía y dudó un segundo antes de acercarse y dejar un beso en su mejilla.

-Night, then. (Buenas noches, entonces)

No esperó por una respuesta y se levantó, caminó hasta su cama y volvió a acostarse, esta vez con la espalda hacia la cama de Julián, para que por ningún truco del universo pudiera ver el color rojizo que ahora lo adornaba desde la base del cuello hasta la punta de las orejas, sin sabes que en la cama de al lado el argentino le agradeció en silencio por lo mismo.

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El partido comenzó sin problemas después de un merecido homenaje al jugador consagrado del club, Julián se encontraba en el banco de suplentes viendo todo atentamente, más que nada a su compañero de habitación que ese día parecía estar prendido fuego. El argentino sonríe para sí al recordar la promesa hecha en la intimidad de su cama la noche anterior, sabe el porqué de la desesperación con la que Erling está buscando convertir ese tanto y recuerda sus labios en su mejilla, recuerda el impulso no seguido de voltear en ese instante y besarlo como estaba deseando hacer desde hacía meses.

La cabeza no paraba de darle vueltas al asunto, sabía que Erling sentía algo por él, lo sabía en noviembre antes de irse y lo sabe ahora, pero la distancia y el tiempo habían sedimentado la desesperación de ese entonces, o eso creía.

En un arrebato de realidad es sacado de sus pensamientos, el estadio ruge a su alrededor y sus compañeros lo abrazan y palmean gritando, se levanta rápidamente y mira en todas las direcciones buscando al responsable del gol y lo encuentra corriendo en su dirección. Haaland se detiene en seco delante de Julián y se arrodilla ante él, sus ojos azules y eléctricos nunca abandonando los suyos, clara y públicamente dedicándole el tanto, este gesto sería hablado y compartido durante los días que siguieron al partido como uno de solidaridad y cariño entre compañeros, ignorantes al romanticismo delator en la mirada del rubio.

Después de eso y de que el argentino ya no sintiera que las piernas le temblaban el partido siguió, el Everton logró empatar y a los 87 minutos Julián entró en la cancha, para sumar minutos más que para lograr hacer algo. Aun así se sentía energizado y feliz por poder estar con sus compañeros nuevamente.
El partido terminó en un 1-1 que no beneficiaba al Manchester pero pensaron que siempre podrían trabajarlo en el siguiente.

Salieron de la cancha hacia los vestidores en doble fila, los delanteros del City iban juntos y Julián podría jurar que Erling estaba rozando su mano con la suya todo el camino hasta los bancos.

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La vuelta al club fue animada, en el micro se escuchaban las risas y las distintas charlas del plantel, Haaland ocupaba su asiento habitual en la mitad y del lado del pasillo, estaba harto de las vistas inglesas pero por alguna razón que no podía descifrar, a Julián aún le cautivaban, de modo que siempre le reservaba la ventana.

Haaland repasaba el gol de ese día en su mente una y otra vez, o más bien repetía la reacción del hombre que ahora estaba sentado a su lado al verlo arrodillado frente a él desde el banco de suplentes, si le ofrecieran vivir en un solo recuerdo para siempre seguramente elegiría ese, con los ojos de Julián exclusivamente en él, nada más existía, ni el festejo de sus compañeros ni el de los hinchas, solo ellos y su promesa cumplida.

Se removió en su asiento sintiendo buscando disipar esos pensamientos, y lo estaba por lograr cuando sintió un peso en su hombro, Julián se había quedado dormido. Solía caer rendido después de lo partidos, la primera vez que despertó gracias a los gentiles toques de Haaland en su pierna se sonrojó de tal manera que el noruego pensó que estaba descompuesto, pero con el correr de las semanas y el permiso silencioso de Erling, Julián encontró su lugar de descanso después de cada partido.
Salvo que esta vez, el cordobés solo había pisado la cancha en los últimos minutos, no tenía razón para estar tan cansado, pensó Haaland. Pero una vez más se dejó disfrutar de este pequeño momento, en que el sol se ponía tanto en el cielo de Manchester como en el asiento a su lado.

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N/A: este capítulo está inspirado en la canción homónima de Los Cafres.

Feliz mes de ser campeones!
Tercer capítulo al fin!! Gracias gracias gracias por los comentarios que me fueron dejando esta semana, me reí y los disfruté mucho 🙏🏽💕
Espero llenar un poquito sus corazones con este cap, recuerden que esta historia es un slow burn jajajaj

notice me • erling haaland x julián álvarez Where stories live. Discover now