Seis

315 23 63
                                    

Parte Cinco en: 

ladelabuenasuerte

Juan Pablo Isaza.

La miro mientras conduce y tararea una canción de Bacilos que suena en la radio.

El sol arranca destellos dorados de su pelo y se ve tan bonita que me siento el hombre más afortunado del mundo, pero a la vez hay algo sombrío que pende sobre este momento.

La daga afilada del tiempo se sigue tambaleando sobre los dos esperando caer, y no puedo fingir que no está ahí.

No puedo fingir que, aunque ella está en el asiento del conductor de mi auto y yo estoy justo al lado, hay una distancia que ha empezado a aparecer entre los dos, y no la quiero.

Se da cuenta de que la estoy mirando y sonríe.

- ¿Qué pasa?

Extiendo una mano y acomodo suavemente un mechón de su pelo dorado detrás de su oreja.

- No me gustó

Me mira de reojo, porque ella me dijo esa frase la última vez que nos vimos.

Se muerde su labio inferior con un ademán ligeramente ansioso, y un montón de mariposas se liberan en mi pecho, porque se ve hermosa cuando hace eso.

- ¿Qué?

- Estar estos días sin ti – Le respondo en voz baja

Aparta su mirada del camino solo un segundo y sus ojos conectan con los míos.

- Isa...

- No – La interrumpo – Nuestras reglas no dicen que no pueda decirte cómo me siento. No me saques las malditas reglas, porque te extrañé, y te lo voy a seguir diciendo

Mastica su labio ansiosamente.

Sus ojos vuelven a buscar los míos y luego se van, como si no pudiera terminar de decidir si quiere sostener mi mirada.

El viento le echa ese mechón de pelo rebelde a la cara y se lo vuelvo a apartar, pero esta vez mi mano se queda en su mejilla y deja una caricia suave en ella.

Su piel se siente suave y tersa, como si estuviera hecha de terciopelo.

Me da una mirada fugaz, y una sonrisa tímida viene a sus labios.

- También te extrañé – Me dice muy bajito

Le sonrío de vuelta, pero hay algo que no me deja ser feliz del todo con este momento perfecto entre los dos.

Hay una nostalgia sorda que parece vibrar en el espacio que nos separa, y no entiendo de donde viene.

Hoy es 23 de diciembre.

Todavía tenemos 7 días.

7 días.

Puede no parecer mucho, pero no hizo falta mucho más que eso para que ella me devolviera las ganas de sentir algo.

Me digo que todavía nos queda tiempo.

Todavía tengo 7 días para convencerla de que no se vaya.

---------O---------

Atravesamos Bogotá casi de punta a punta, hasta una zona campestre en la que no he estado en la vida a pesar de que nací aquí.

Casi no hablamos por el camino, pero los dos cantamos entre dientes las canciones que suenan en la radio, y me doy cuenta de que ella baja la voz para escucharme.

31 días - Juan Pablo Isaza (Morat)Where stories live. Discover now