⁕One Last Time ⁕

⁕ VIII ⁕

"Quizás entonces, deberías venir a mi habitación a cenar. Entonces, la soledad ya no te consumirá."

Las palabras cayeron como campanas, y todo lo que Hongjoong pudo hacer fue mirar al hombre. Se lamió los labios un par de veces, sintiendo el escozor de haberlos mordido, recordando las consecuencias de sus propias acciones con tan simple pequeña decisión. Entonces se hizo la elección y Hongjoong asintió hacia Seonghwa de manera agradable. El almuerzo sería silencioso, pero después de la cena estaría en los confines de los apartamentos de Seonghwa y sentiría alegría una vez más. Tal vez no serían ellos besándose bajo la luz de la luna, pero sería suficiente estar ahí en su presencia. No condenado al ostracismo, ni recordado todos los días de la elección que hizo. La elección o falta de ella que colgaba pesadamente en su mente.

"Sí, sí lo haré. Cena." Hongjoong asintió y Seonghwa asintió a su vez, dándose la vuelta y desapareciendo por el pasillo.

El joven señor se quedó allí, demorándose sosteniendo su té con el ceño contemplativo fruncido. Entonces algo lo empujó hacia adelante, se tambaleó en silencio por el mismo corredor por el que Seonghwa había desaparecido y se movió hacia el vestíbulo de entrada (todos los corredores conducían a este atrio principal, era más fácil conectar una casa de esta manera) y subió las grandes escaleras. Los tablones de madera crujieron con la edad bajo su peso, su padre se había estado quejando de que deberían ser reemplazados pronto, pero aún no había sucedido y es poco probable que Hongjoong los vea reemplazados. No estaría aquí pronto y cada paso se sentía como si estuviera volviendo sobre un viejo recuerdo. Y los viejos recuerdos eran suaves como tela de seda, tocaban los labios y olían a puro calor, a vainilla. Se sintió impulsado a aferrarse a ellos mientras subía los escalones,

La mente de Hongjoong permaneció así, atrapada o quizás encerrada de forma segura en una jaula de pájaros decorada con flores y la ilusión de volar. Seguridad y ausencia de cualquier tipo de daño. Esto era lo que le gustaba mucho, así que se quedó allí durante todo el almuerzo y durante todo el arrastre de la tarde mientras leía un libro y se las arreglaba para holgazanear, holgazaneando en la biblioteca. No había paz si no estaba en su fantasía, recordaba cada interacción que tenía, con cada pretendiente que había venido aquí. Todos y cada uno de ellos intentaron tomar su mano, y ahora lo ignoraban como si hubiera hecho algo malo, cuando su tarea desde el principio había sido nada menos que elegir una. Pero por qué Seonghwa, era todo lo que se le preguntaba. Como si tuviera la respuesta. no lo hizo

Finalmente llegó la puesta de sol y, por lo tanto, el alivio mental de Hongjoong. Volvió en espiral al suelo, volvió a la realidad mientras se dirigía a los apartamentos asignados de Seonghwa y su grupo. Todos estaban en habitaciones diferentes, con sirvientes asignados, aunque Hongjoong se sorprendió al descubrir que no había ningún asistente en la puerta de Seonghwa, y llamó a la puerta con un latido casi rítmico en su corazón.

"Adelante."

Hongjoong giró la hermosa perilla de la puerta y la puerta crujió levemente en sus delicadas bisagras.

"Buenas noches."

"Buenas noches."

Se saludaron rígidamente, y Hongjoong cerró la puerta detrás de él, la sensación de que su corazón se aceleraba sin cesar mientras tragaba con dificultad y miraba hacia el hombre de cabello oscuro.

"Lo siento, ¿dónde están tus asistentes?"

"Los he despedido".

"¿Por qué?"

"Respetuosamente, Hongjoong-ssi, los asistentes y los sirvientes son innecesarios cuando buscamos la compañía del otro, en privado".

Tenía sentido y, sin embargo, Hongjoong no recordaba un momento de su vida en el que hubiera estado realmente solo. Siempre había alguien mirando, siempre un sirviente rondando para asegurarse de que nada le pasaba al más pequeño señor de la finca. El pajarito, una cosita preciosa. Incluso ahora no estaba solo, pero se sentía solo. En el buen sentido, como si la soledad se pudiera tener con otro.