⁕One Last Time ⁕

⁕ III ⁕

"Pero, ¿y si yo-"

"Elegirás uno".

El estómago de Hongjoong se convirtió en nudos intensos, del tipo que solo se ve a bordo de un barco. Un mes. Un mes era todo lo que tenía para elegir uno. ¿Y si los odiaba a todos? Fue difícil elegir uno, después de años de negarse a mirar en la dirección de ninguno. Bajó la mirada a su comida, la comida se había vuelto agria hacía mucho tiempo. Apenas comió, apuñalando algo, cortando los tendones de otra cosa. El mundo daba vueltas y sus extremidades habían perdido toda sensibilidad. Sus mejillas se sentían entumecidas, no por la petulancia de una semana ahora, sino por un temor que parecía consumir todo su ser.

Mañana, antes, nunca más estuvo solo. Y otro mes, antes de estar atado a alguien para siempre. Parecía demasiado poco tiempo, pero esta vez sabía que no podía escapar de él, sin importar cuánto lo alcanzara. Se ahogaría en el deber de su padre, cargado sobre sus hombros desde su nacimiento.

La comida sabía a cenizas.

Hongjoong no dijo una palabra más, estaba oprimido y comió en silencio. La familia discutió asuntos casuales durante el postre, pero no preguntó más sobre Hongjoong. Era un fantasma en la mesa. Luego, todos se disculparon y Hongjoong se retiró a su habitación de inmediato, cada paso arrastrado ya no era tan ligero y lleno de aire como solía ser en el pasado. Sus hombros ya no estaban apretados, sino más bien arrastrándolo hacia abajo, la gravedad parecía estar haciendo su camino con cada delicada característica de su cuerpo. El asistente le abrió la puerta cortésmente y Hongjoong tardó un segundo más en entrar en su morada. Luego se derrumbó contra su cama y allí permaneció durante treinta minutos, observando desde su punto de vista el fuego parpadeante en la esquina.

Se reflejó brillantemente en sus ojos ámbar, apagados por el temor, encendiendo vida allí donde no la tenía. Su estómago continuaba arremolinándose como un remolino deseando sumergirlo.

¿Vendrían mañana los pretendientes? Esperaba que no. Esperaba que todos se encontraran con terribles accidentes, esperaba que algo les impidiera llegar. Sus ojos se cerraron por un momento mientras le deseaba el mal al mundo que lo estaba obligando a esta trágica situación ahora. Pero sabía que no importaba cuán viles fueran sus deseos, nunca podrían hacerse realidad. Nunca fructificó por completo aparte de un poco de suerte tonta, bueno, su suerte, no la de ellos.

La cama crujió melancólicamente bajo su cuerpo cuando él se incorporó. Su joven asistente vino a desvestir a Hongjoong, ayudándolo a desatar algunos de los lazos de encaje, colocándolos todos delicadamente en su lugar en su guardarropa y poniéndose la bata de dormir. Una tela vieja más holgada que tenía algunos deshilachados en los bordes por el tiempo, pero a Hongjoong le gustaba por lo suave que era y cómoda para dormir. Sin embargo, hoy apenas notó su comodidad envolvente.

Se arrastró cansadamente debajo del edredón apartando las muchas almohadas decorativas para sostenerse y con un cuerpo pesado se durmió fácilmente.

Los delicados sueños que rebotaban eran como los de un niño. Tranquilizaron su mente afligida. Aunque la figura que había aparecido antes, se estaba volviendo más prominente ahora. Al frente de todos sus sueños ahora - una figura alta, con un marco delgado, con ojos azules claros como zafiros o diamantes azules.

Hongjoong había visto la figura antes, pero nunca los ojos de la figura. No tenía rasgos, a excepción de los ojos. Pero ahora, no obstante, estaba hipnotizado y cada momento de rodar sin sentido por las verdes colinas, y retozando a través de campos de flores parlantes, girando en su abrumador efímero aroma primaveral, la figura parecía reaparecer una y otra vez. En algún lugar en la distancia, una presencia calmante como una deidad que domina la felicidad de su felicidad infantil. Él o ella protegieron la dicha, capturándola delicadamente en la palma de su mano.