34: Una muy enojada Hermione

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— ¿Y se lo creyeron?

— No eran muy listos, que digamos. Había uno que sin duda era medio trol. Si supieras cómo olía...—  Ron trato de bromear echando una ojeada a Hermione, confiando en que se ablandara un poco cosa que obviamente no hizo.

— En fin, eran cinco y nos quitaron la varita.— seguí relatando, me pare derecha con una sonrisa orgullosa—. Pero como la aquí presente no necesita una, con un poco de ayuda de magia antigua los distraje, Ron les quito la varita y nos desaparecimos. 

 — Yo sufrí una despartición — Ron levantó la mano derecha para mostrarles las dos uñas que le faltaban, y Hermione arqueó las cejas con frialdad—. Por fin aparecemos a unos kilómetros de donde estaban, pero cuando llegamos a esa parte de la ribera en que habíamos acampado... ya se habían ido.

—¡Vaya, qué historia tan apasionante! —le espetó Hermione con la altivez que empleaba cuando quería hacer daño, yo rodé un poco los ojos—. Debías de estar muerto de miedo. Entretanto, nosotros fuimos a Godric's Hollow y... déjame pensar, ¿qué nos pasó allí, Harry? Ah, sí, apareció la serpiente de Quien-tú-sabes, que estuvo a punto de matarnos, y luego llegó el propio Quien-tú-sabes y escapamos por los pelos.

Cualquier signo de humor en mi rostro se fue, y vi a Harry alarmada y preocupada;

— ¿Cómo dices? 

— ¡Imagínate, Harry! ¡Ha perdido dos uñas! Eso sí que minimiza nuestros padecimientos, ¿verdad?

— Hermione —dijo Harry con calma—, Ron acaba de salvarme la vida.

Ella fingió no oírlo y, fijando la vista en un punto lejano, continuó:

— Pero lo que me gustaría saber es cómo nos han encontrado esta noche. Es muy importante. Cuando lo sepamos, podremos estar seguros de que no recibiremos más visitas indeseadas.

Ron la miró con rabia y sacó el pequeño objeto plateado el cual yo nunca mas dudaría de su utilidad, el regalo de Dumbledore, el desiluminador.

— Con esto.

Hermione tuvo que bajar la vista para ver qué les estaba mostrando.

— ¿Nos han encontrado con el desiluminador? —dijo, tan sorprendida que olvidó mostrarse fría y altiva.

— No sirve sólo para encender y apagar las luces, ¿saben? —explicó Ron—. No sé cómo funciona ni por qué pasó cuando pasó y no en otro momento, porque he estado deseando regresar desde que me marché. Pero el día de Navidad, muy temprano, estaba escuchando la radio y oí... bueno, te oí a ti.

— ¿Me oíste por la radio? —preguntó Hermione con incredulidad.

— No, te oí salir de mi bolsillo. —Volvió a levantar el desiluminador y añadió—. Tu voz salió de aquí.

Harry me vio curioso y yo solo le hice una seña de que a Ron se le habia ido un poquito la mente, porque yo no habia oído ni una sola voz pero tampoco podia tachar a Ron de loco, de todas formas, gracias al desiluminador estábamos aquí.

— ¿Y qué dije exactamente? —repuso Hermione, entre escéptica y curiosa.

— Mi nombre, solo mi nombre, como un susurro y comentaste algo sobre una varita...

Hermione se sonrojó y no pude evitar sonreír un poco.

— Y lo tome y lo aprete y apareció una bola de luz —prosiguió Ron, mirando el desiluminador—. Y lo supe, y entonces la bola de luz flotó hacia mi, hacia mi pecho y me atravesó, aquí, y supe que me llevaría a donde tenia que ir, nos parecimos y llegamos hasta estas colinas. Estaba oscuro y no sabíamos donde estábamos. Exploramos y esperamos a que uno de ustedes apareciera.

— Y lo hicieron. No tan loco después de todo— sonreí de lado luego hice una mueca—. Bueno, primero vimos la cierva, claro.

—¿Que viste qué? —saltó Hermione.

Entre los tres le explicamos lo ocurrido, Hermione iba mirándonos alternativamente, tan concentrada que se le olvidó por un momento su enojo, reemplazado por sorpresa y curiosidad, también me salté el síndrome de abstinencia de M y me sentí agradecida que ni Ron ni Harry lo hubieran mencionado.

—¡Seguro que era un patronus! —exclamó mi amiga—. ¿No vieron quién lo hizo aparecer? ¿No vieron a nadie? ¡Y los condujo hasta la espada! ¡No puedo creerlo! ¿Y qué pasó luego?

— Miren no se ustedes pero que tal si llevamos esta encantadora conversación a la carpa por que sinceramente no estoy sintiendo las puntas de mis dedos y después de dormir en el suelo quiero sentir la suavidad de una silla— propuse con un alegre tono de voz para también apaciguar a Hermione y obviamente por lo feliz que estaba de que los cuatro estuviéramos reunidos nuevamente. 

De camino a la carpa y una vez estuvimos allí, inmediatamente me tire en una de las camas con un pesado sonido mientras seguíamos con el relato, en realidad Ron y Harry hablaban, yo daba uno que otro comentario porque en realidad estaba mas concentrada en otra cosa. M estaba muy callada, le pregunte mentalmente si sentía bien pero no obtuve respuesta. Le hablaron sobre como abrieron el guardapelo y su destrucción, ninguno se metió en muchos detalles y yo no quise ser quien los diera así que me quede callada.

Una vez le aclaramos a Hermione todas sus dudas sobre lo que habia pasado con el horrocrux, esta le dio una ultima enojada mirada a Ron antes de salir de la tienda, Ron quiso ir hacia ella pero lo detuve, debía dejarla tranquila y que tomara aire. Los tres nos quedamos en silencio, frente a nosotros un pequeño fuego que Hermione habia encantado. A mi lado se había sentado Harry y no pude evitar pararme derecha y poner una mano en su frente, delicadamente con mi dedo tocándole la cicatriz, viéndolo con preocupación, y él solo negó viéndome a los ojos, no le dolía la cicatriz.

— Siempre me han gustado las llamas de Hermione— Ron nos interrumpió recordándonos que no estábamos solos—. Hasta cuando seguirá enojada conmigo?

— No lo se— Harry dijo con sinceridad—.  Solo sigue hablando de la bola de luz en tu corazon y se calmara.

— Fue cierto, todo lo que dije. Esto te sonara alocado pero creo que por eso Dumbledore me lo dejo, el desiluminador. Creo que sabia un día que necesitaría volver y me guiaría. Acabo de recordar, necesitas una varita. Aquí tengo una. Endrino 20 centímetro, nada especial, pero te servirá, se la quite a uno de los carroñeros.

Harry acepto con gratitud la varita que su mejor amigo le estaba ofreciendo y la vio curioso antes de levantar la vista hacia nosotros.

— ¿Y que hay de ustedes?— preguntó curioso—. Además de la historia de los carroñeros, pasó algo mas?

Ron y yo nos miramos antes hablar al mismo tiempo.

— Nada. Simplemente aburrido.

— Nada extraordinario...

Al menos no publique en 2024 JAJAJAJA, ahora estoy escribiendo el siguiente cap porque quiero aprovechar que aun no tengo pruebas ni notas.

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now