— ¿Que demonios esta haciendo?— fruncí el ceño.

— Esperemos a que salga.

Yo sabía que Harry sabía nadar por instinto pero no era muy bueno nadando. Recordé en segundo año cuando me dijo que solo habia nadado dos veces y la primera solo había nadado porque estuvo a punto de ahogarse. Esperamos y esperamos, sin embargo no volvía a la superficie y rompí mi regla de usar mi legeremancia, y la use en él, en cuanto sus desesperadas emociones y pensamientos me llegaron me sentí congelada.

— Esta en problemas— jadee entrando en pánico mientras corría con mi amigo a mi lado—. ¡Se está ahogando! ¡Hay que ayudarlo!

Inmediatamente Ron se tiró al agua sin pensarlo por su mejor amigo. Pasaron unos segundos en los que el pánico me estaba comiendo vica pero por fin sacó a Harry y luego se sumergió y sacó algo brillante. Inmediatamente puse ambas manos alrededor de Harry y lo obligue a ponerse de lado para que no se ahogase con el agua que estaba vomitando. Si, yo tenía experiencia en eso gracias a Blaise. Y luego una vez vi que ya había escupido todo lo obligue a estar boca abajo y deje que se recuperase mientras iba por Ron que tosía incontrolablemente. En su mano traía el reconocible horrocrux y en la otra una espada que yo ya había visto en la oficina de Dumbledore.

—¿Estás loco o qué?— Ron dijo entre respiros entrecortados.

Harry sacudido por intensos temblores, se puso en pie y por fin nos vio a los dos, a Ron completamente empapado de pies a cabeza que sostenía la espada de Gryffindor con una mano y el Horrocrux colgando de la cadena rota con la otra. Y a mi, varita en mano, y honestamente sin saber que demonios decir después de todos estos meses, de mi boca salió lo primero que se me vino a la mente.

— ¿Por qué demonios no te has quitado esta cosa antes de meterte en el agua?— tome el horrocrux de la mano de Ron, desesperada queriendo golpearlo, el miedo y alivio se apoderaron de mi garganta, casi estaba llorando y mi voz salía aguda—. ¿Tienes otro deseo suicida que no sepa?!

En mi mano el Horrocrux oscilaba en el extremo de la cadena, como si parodiara un espectáculo de hipnosis. Harry no pudo contestar, solamente se nos quedó viendo y trate de pensar en otra cosa que rompiera el incómodo silencio;

— Vístete primero. Antes de que pierdas los dedos— le tendí la ropa sin realmente verlo a los ojos, no podría soportarlo si es que me odiaba, si es que me dedicaba esa mirada de odio que yo conocía muy bien.

Estremecido de frío, tomo el montón de ropa que le estaba pasando y empezó a vestirse, pero no dejo de mirarnos a ninguno de los dos. Como si tuviera miedo de que fuéramos una ilusión que podía desparecer si nos perdía de vista.

— ¿Eras t-tú? —preguntó Harry al fin, tiritando sin parar, con una voz más débil de lo normal debido a lo cerca que había estado del estrangulamiento.

— Pues sí, claro —replicó Ron, un tanto desconcertado.

— No— él se dio la vuelta y me vio a mi—. ¿T-tú hiciste aparecer esa cierva?

Fruncí el ceño otra vez.

— ¿Qué? ¡No, claro que no! ¡El mío es un grandioso dragón!

— Por un momento pensamos que era el tuyo.— el pelirrojo añadió.

— Mi patronus es un ciervo.

— ¡Ah, es verdad! Ya decía yo que era diferente, porque no tenía astas.— Ron asintió.

Harry se puso el último jersey y recogió la varita mágica. Luego nos vio a ambos:

— ¿Qué hacen aquí?

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now