26: Problemática [+18]

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Toco dos veces pero de todos modos abro la puerta por mi cuenta. Todo está oscuro, no se ve sino el reflejo de la luna que entra junto a nosotros.

—¿Se habrá ido la luz? —pregunto a la nada y enseguida noto cómo Axer me lanza una mirada despectiva de soslayo.

—Pude sacarte de Venezuela, pero no a Venezuela de ti.

Él busca por su cuenta el encendedor y cuando vuelven las luces...

—¡SORPRESA!

Mi mamá sale de detrás del sofá toda emocionada. El lugar está todo decorado con globos a blanco y negro y hay una mesita con bocadillos típicos de las fiestas venezolanas. Empanadas, tequeños, pan cortado en triángulos relleno de diablito, salchichas en palillos con salsa rosada, pepitos, Ruffles, Doritos y mucho refresco.

Mi madre mira a su derecha y a su izquierda y al darse cuenta de que está sola mete la mano detrás del mueble y saca por la camisa a... ¿Lingüini?

¿Será que al fin soy digna de que me dejen de ver la cara de estúpida con su relación?

Axer está serio.

No molesto, pero no hay rastros de ninguna emoción agradable ni su tranquilidad más cercana a lo habitual. La única variación es que no parpadea, su cerebro procesa lento la información.

Se acerca lento a la mesa, al centro donde espera la atracción principal de su sorpresa. Es un pastel muy pequeño, pero mi madre le puso muchos detalles. Bueno, me refiero a que la pidió con muchos detalles. Ella no hace tortas, hace tortillas.

El pastel es completamente a cuadros blanco y negro y arriba tiene formado un corazón con un estetoscopio de fondant y en el centro tiene escrito «feliz cumpleaños» en ruso.

El alma me respira de nuevo cuando Axer pone su habitual expresión de niño sabelotodo extremadamente educado con la que se ganó a mi madre. Aunque no signifique que está muerto de emoción, tiene la decencia de no despreciar el detalle delante de mi mamá.

—Me siento imbécil —le dice a mi madre sonando tan educado como solo un genio de su clase puede hacerlo pese a la palabra disonante—. No traje nada.

—¿Qué vas a estar trayendo, muchacho pendejo? Es tu cumpleaños. —Mi mamá se da cuenta tarde de lo que dice y procede a ponerse roja y a negar con las manos—. Pendejo en este contexto...

—No se preocupe —le dice Axer, y entonces sí sonríe. Radiante, genuino. Parece que sus ojos brillan más que sus dientes—. Sé lo que significa.

Él gira su cabeza para mirarme y el corazón me estalla con una orquesta de tambores. Sé que él puede escucharlo, sé que desde donde está puede notar mi pulso latir en medio de mí clavícula.

—Clariana —dice volviéndose hacia mi madre—. Sé que esto es inusual, pero... ¿podría voltear un momento? Solo necesito cinco segundos.

Mi madre le guiña un ojo y gira también a Lingüini.

¿Qué me estoy perdiendo?

¿Qué mierda pa...?

Axer viene hacia mí. Voy a vomitar el corazón, en serio.

En un instante lo tengo al frente, pero no sucede así para mí. Desde mi perspectiva, el mundo se detuvo entre nosotros. Él camina en cámara lenta y pasa una eternidad entre el contacto de su mano en mi rostro acunando mi mejilla, y la otra imitándola. Me mira a los ojos, verde y amarillo brillando como una aurora boreal que consume todo el frío de mi cuerpo. Y luego se aproxima. Sus labios acarician la comisura izquierda de los míos, se posan con una presión insana en el lado derecho, y luego se detienen frente a mi boca, rozándome al hablar.

Nerd 3: rey del tablero [+18]Where stories live. Discover now