Un desayuno perfecto

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-Ven, vamos a mi cuarto.- Ema ríe al ver mi cara, seguro mis mejillas adquirieron un color carmín cuando dijo eso.- Teve, ¿puedo dormir un poco antes de desayunar?- me pregunta mi novia mientras subimos las escaleras y llegamos a su cuarto.

-Claro, si quieres puedo prepararlo mientras duermes- acaricio su mano con mis dedos, trazando líneas que hacen cosquillear mi piel. Si, incluso si soy yo quien le hace cariño, soy yo quien sufre los efectos, ya que Ema parece no inmutarse ante mi toque.

-Eso no.- Ema se detiene frente a su cuarto y voltea a verme.- quiero dormir abrazada a ti Teve. Eres mi novio, no mi esclavo- Ema forman un puchero con sus carnosos labios y me acerco a morderlos, tomandola por sorpresa.

Junto a ella soy tímido y nervioso, inseguro la mayoría del tiempo. Pero también soy osado y hago cosas que no imagine nunca que haría con una chica. Menos una tan hermosa como Ema.

Cuando estoy besando a esta chica mi mente deja de pensar y solo siento el deseo de estar mas cerca de ella, de probarla y nunca dejarla ir de mi lado.

Ahora es ella quien termina el beso hambriento que le he dado, es ella quien mantiene el control y quien sabe como controlarme.

Ema me mira con ojos brillantes, una sonrisa confiada y nos adentra en su cuarto. Ella se deja caer sobre su cama y me arrastra junto a su cuerpo. La rodeo con un brazo por los hombros y el otro lo paso por su cintura, acariciando su plano y firme estómago.

-Descansa- digo dejando un suave beso en su frente. Ema se acomoda en mi pecho y suelta un suspiro cálido que me hace estremecer.

Pasan solo unos minutos y ya esta dormida. Su tranquila respiración e incoherentes murmuraciones lo confirman. Por mucho que lo intente, nunca logro saber que dice mientras sueña aunque más de una vez mi nombre a salido de sus labios mientras lo hace.

Tomo mi móvil con mucho cuidado de no despertarla con el movimiento y lo dejo en silencio. Lo dejo sobre la mesita de noche de Ema y apago la luz con el interruptor oculto tras la cabecera de la cama.

Ema se apega mas a mi, y acerco mi rostro a su cabello. Ema tiene un aroma cítrico, natural en ella y que se potencia cuando lava su cuerpo con el jabón de esencia naranja que a ella le gusta y a mi me encanta.

Dirijo mi mirada a la ventana en el otro extremo de la habitación y me encuentro con los primeros rayos del sol. Cuando recibí la llamada de Ema eran las cinco de la mañana, por lo que ni siquiera deben ser las seis aun. Confirmo mi pensamiento cuando giro el rostro y me encuentro con el reloj digital sobre el escritorio. 5:24 am.

Me acomodo junto a mi novia y beso nuevamente su frente, luego cierro los ojos dispuesto a dormir.

El insistente movimiento sobre mis hombros provoca que suelte un gruñido. Algo comienza a recorrer mi rostro lentamente, bajando luego a mi cuello dejando un camino cálido y húmedo. Una succión cerca de mi clavícula me hace abrir los ojos sobresaltado y me encuentro con la mirada entretenida de Ema.

-Es hora de levantarse...o también podríamos quedarnos un poco mas y bueno...- la mano de Ema recorre mi torso hasta llegar sobre el borde del pantalón, provocando que me sobresalte aun mas y tome asiento frente a mi entretenida y feliz novia.- o tal vez no.

-No hagas eso Ema- la reprendo y acaricio su mejilla. Ella forma un pequeño puchero triste.

-¿Por que no?- se acerca a mi y toma asiento sobre mis muslos, pegando su pecho al mio y su nariz a la mia, dejando su boca a solo centímetros de mis labios.

-No me provoques, por favor- digo en un tono suplicante. Aspiro su aroma y cierro los ojos, con cuidado me acerco a su delicado cuello y depósito pequeños besos que la hacen jadear y a mi temblar como gelatina de pies a cabeza.

Continuo mi recorrido y muerdo el lóbulo de su oreja con mucho cuidado, tirando un poco su piel y soltando para luego acercarme con nuevos besos y mordidas a sus deliciosos labios.

Ema acerca sus manos a mi cabello y me atrae posesivamente a su boca, asaltando la mía con ferocidad y deseo. El mismo deseo que recorre mi cuerpo. Correspondo a su beso y luego la alejo posando mis manos en sus mejillas.

-Vamos a desayunar- digo robándole un beso rápido y agarrándola como un coala para salir de la cama. Ema ríe y enrolla sus piernas en mi cadera, cruzando sus brazos tras mi cuello.

-Te amo Stevens- dice ella cerca de mi oído y yo me detengo en medio de la habitación. Ema se acerca a mis labios y me besa lentamente.- gracias, por no rechazarme, por esforzarte para estar conmigo y el resto de la manada.

-nada de eso Ema, no debes darme las gracias. Yo quiero estar contigo. Te amo- digo y nos llevo a ambos escaleras abajo hasta la bien provisionada cocina de la casa de Ema.

Ella se suelta de mi agarre y comenzamos a preparar el desayuno. Ema se encarga de sacar las tazas y platos mientras yo coloco el agua en el hervidor y caliento el pan en el horno.

Se que a Ema le gusta comer mermelada al desayuno así que es lo primero que saco. A eso le sigue un par de paltas y fruta.

Preparo todo ante la atenta mirada de Ema y una vez término y dejo todo sobre la mesa, ella se acerca y comienza a besarme, otra vez. Soy adicto a ella y si es ella quien comienza yo no puedo negarme, es Ema quien lleva esta relación, creo.

El sonido del hervidor y del horno me hace separarme de esos deliciosos labios enrojecidos para terminar de preparar el desayuno.

-A comer se a dicho- dice Ema con una sonrisa. Yo me limito a asentir. Junto a Ema todo es perfecto, desde dormir a despertar y por supuesto un rico desayuno.

Aun si no me escuchas Where stories live. Discover now