¡Dios Mío!, la hacían ver muy sexy.

Sacudí mi cabeza. ¿Qué demonios estaba pensando?, ella es prácticamente un niña, eso sin contar de que me iban más los penes, aunque debía aceptar que Lillie me atraía, y mucho.

-Hola chicos –saludó Aila –Ya estamos listas, podemos irnos

-C-claro –maldije al sentir el temblor en mi voz.

Esto llamó de inmediato la atención de Maxwell, pues me miró al instante con una sonrisa divertida, ante lo que yo le hice una seña para que no se atreviera a decir absolutamente nada al respecto.

-Bueno, vámonos –incitó Donnan.

Todos salimos de la mansión y nos acomodamos en el auto de Donnan, Lillie estaba sentada junto a mí, íbamos un poco apretados así que para ir un poco más cómodos pasé uno de mis brazos por sus hombros, ella se estremeció ante mi toque y me dedicó una mirada tímida, sus mejillas tornándose de un leve color carmesí, me pareció increíblemente tierna su actitud.

Pasaron los minutos y al fina llegamos al cine, las chicas entraron junto con Donnan mientras que Maxwell y yo íbamos por las bebidas y las palomitas, al comprarlas nos dirigimos hacia los asientos que ya estaban reservados gracias a las chicas, me senté junto a Lillie y la pobre de Aila estaba entre Maxwell y Donnan, lo que me causó un poco de risa y lástima a la vez.

Se apagaron finalmente las luces y la película dio inicio, era una de romance, la cual no era mucho de mi estilo, pero sí del de Donnan, suspiré y me concentré más en mirar a Lillie que en prestarle real atención a la película.

Recorrí  con mis ojos su delicado y hermoso rostro, sus finas facciones y sus apetecibles labios, me detuve en ellos. ¿Qué se sentiría besarlos?, la verdad, yo nunca me había detenido a mirar a Lillie antes, no como lo estaba haciendo ahora, en realidad, ella era una chica muy hermosa y no tenía problema alguno en decirlo, solo que su belleza estaba escondida detrás de los delantales de cocina que siempre usaba en la mansión.

Al parecer ella sintió mi intensa mirada sobre su rostro ya que dirigió su tímida mirada hacia mí y sonrió incómodamente, y sin poderlo evitar mi corazón se aceleró al escuchar su suave voz.

-¿Está bien, señor Landon? –dijo en un suave susurro.

-Por favor, dejemos las formalidades, llámame Landon –pedí un poco incómodo con sus formalidades.

-Siento que eso no sería correcto –la duda estaba presente en su voz.

-¿Por qué no?, se supone que ahora somos amigos ¿no?

Ella bajó su mirada, se notaba que estaba un poco dudosa y triste. ¿Acaso dije algo malo?

-Lo siento si dije, algo que te molestara, Lillie –me disculpe.

-No, no es eso, es que –hizo una pausa -¿A usted no le molesta ser amigo de una sirvienta?

-Lo que me molesta es que te discrimines a ti misma, mira Lillie, no te conozco lo suficiente, pero pareces una persona muy agradable, responsable y buena –la mire intensamente- Si Aila se hizo amiga tuya es porque eres alguien muy valiosa, así que no permitiré que te desprecies a ti misma ¿entendido?

-Sí, Landon

Volvimos a prestar atención a la película, la cual no me interesaba lo más mínimo, ni siquiera sabía de qué se trataba. Con el pasar de los minutos al fin se terminó y nos dispusimos a salir de ahí, Aila quiso ir a tomar helado y Maxwell no se puso negar ante el tierno puchero que hizo, así que en esos momentos estábamos camino a la heladería más cercana.

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