Memorias

Parte sin título 2

El recuerdo de mi primera vida es casi nulo, no tengo muy claro el nombre de mi padre, pero recuerdo el de mi madre, Cáterin, ese era su nombre, tenía un cabello muy rizado y rojo, la gente del pueblo la llamaba bruja, digamos que no éramos los más bienvenidos.

El aspecto de mi padre es uno de mis más bien guardados recuerdos, él era muy alto, tenía un cabello negro azabache y unos ojos cafés, su cuerpo era delgado, no recuerdo a que se dedicaba, solo recuerdo que él en verdad amaba a mi mamá y eso es lo único que necesitó recordar, el resto, no me es importante.

No recuerdo tener hermanos, ni el cómo era mi apariencia, las memorias de mi primera vida son vastas, en ocasiones es tan frustrante el no poder recordar, si tan solo hubiera prestado más atención o apreciado un poco más esos primeros momentos de mi existencia, tal vez no estaría aquí, tal vez ya hubiera arreglado mi error y estaría descansando, pero fui tan tonta, tan ingenua, pero quien podría culparme, nadie me aviso que esto podría pasar.

Mi último recuerdo es el de mi muerte, estaba tumbada en una, horrenda cama, había varias personas a mi alrededor, quería moverme, quería salir corriendo de ese lugar y solo huir al prado más cercano, quería sentir la tierra en mis pies descalzos una vez más, pero cada movimiento, cada intento de moverme era doloroso. Solo podía quedarme ahí viendo todo.

 Una lágrima calló por mi mejilla, pero nadie sé dio cuenta, luego calló otra y otra hasta que el cansancio me gano. Cerré mis ojos, se sentía bien, ya nada me dolía, estaba corriendo, no sé el porqué, pero no me importaba, yo solo seguía corriendo y cuando menos lo pensé todo volvió a empezar.

Todo era desconocido, los que decían ser mis padres no lo eran, me llamaban por un nombre que tampoco era el mío, no conocía el lugar que supuestamente era mi hogar, constantemente lloraba, quería volver con mi familia, ya cada noche me dormía con la esperanza de que al despertar todo fuera una pesadilla, pero cada mañana todo seguía igual.

En la tercera vida comenzaba a comprender y tomar lista de lo que sabía:

1.- Nada de lo que ocurre es un sueño

2.-Nadie recuerda mis otras vidas.

3.-No debo contarle a nadie lo que sucede.

4.- Y lo más importante, no buscar respuestas, nunca las encontrarás.