Fuck Up the Friendship

Începe de la început
                                    

También ayudó que Blitzø conociera al demonio dueño de MoonGold. Al parecer habían frecuentado al mismo club de BDSM años atrás. Angel confiaba en muy poca gente, pero si Blitzø decía que el lugar era de confianza, Angel confiaba en él. Pero la razón por la cual él había aceptado cerrar el contrato esa noche fue porque notó un rostro conocido en el bar.

Su celular vibró y él se sintió valiente al leer que Blitzø estaba de camino.

—Oh, tengo entendido que ya conoces a Husk. —La dueña del club habló, parándose junto a Angel para curiosear qué estaba mirando a través de las ventanas de su enorme oficina— Sus cocteles son legendarios.

—Lo son. —Angel le lanzó una mirada al demonio junto a él— ¿Y qué hace él aquí?

La dueña del club, Lily, amplió su sonrisa, borrando por completo su eterno gesto de fastidio. El demonio era híbrido, mitad piraña —que se podía notar en su rostro de un pálido rojo y sus costados y espalda en tonos turquesa— y mitad payaso pierrot, vistiendo un pantalón blanco y negro con zapatos de pompones. Lily era bajita, ancha y llena de curvas. Pero principalmente, parecía conocer a toda la gente correcta para que Angel quisiera confiar y frecuentar el lugar con regularidad.

—Está pagando una apuesta. —Lily lo miró— Frecuentamos los mismos casinos. Husk porque apuesta, pero yo porque disfruto distraer demonios y hacerlos perder.

Angel rio entre dientes.

—Eso suena cruel.

—Lo es. —Lily asintió— Así que él y yo nos conocemos de manera competitivamente amistosa. La última vez apostamos que yo no podría distraer a toda la mesa de póker antes de que terminasen de jugar. Husk obviamente perdió y está pagando su deuda. Por un mes debe ser parte del bar y entrenar bien a mi personal de la barra.

—Estoy viendo un patrón aquí. Te gusta enseñar, Pum-Pum. —Angel movió la punta de sus sandalias de tacón alto contra los botines con pompones del otro demonio— Siempre lo ofreces o lo pides.

—No puedes manejar un club con kinks si no sabes de cosas y quieres compartirlas con otros. —Lily se encogió de hombros— Y cuando conozco a alguien que es experto en algo que me interesa. —Ella señaló a Husk— Me empecino en que comparta lo que sabe. Pero no te retengo más, Angel. Tengo el presentimiento de que deseas merodear un poco el club y tienes mi total aprobación. Solo recuerda las reglas, amor.

—Descuida, soy todo sobre consentimiento y esas cosas. —Angel agitó su mano derecha llena de múltiples pulseras— Y no he olvidado la lección que me diste sobre colores y códigos. Voy a ser tu estudiante favorito en poco tiempo. —Él le guiñó un ojo— Nos vemos, Pum-Pum.

Angel salió de ahí. Inmediatamente la música llegó hasta él, recordándole una vida pasada donde salir de la oficina de un jefe hacia un ambiente de fiesta solía implicar un temblor en su cuerpo y muchas veces exceso de drogas en su sistema. Angel agitó su cabeza, revisó su celular y se encaminó hacia el bar. Las cosas eran diferentes, él había contribuido en matar al bastardo y ahora tenía derecho a disfrutar donde estaba.

El ritmo se metió en su cuerpo, haciéndolo sentir estable y seguro. Su caminar dejó de ser relajado y se volvió una pequeña marcha coqueta que garantizaba que sus pechos saltasen fuera del escote de su vestido con cada paso que daba. El vestido naranja que estaba usando se amarraba a su cuello, así que sus brazos estaban libres y su espalda se lucía peligrosamente. La tela era de exquisita calidad, como nunca había podido conseguir con las migajas que Valentino le dejaba. Pero esta vez Angel podía tener un vestido donde la tela cayese sobre su pecho y enmarcándolo perversamente sin exponerlo y en su espalda, donde caía sobre su espalda baja, sus estrechas caderas terminaban enmarcadas y su trasero ganaba un poco más de volumen. Angel sonrió al sentir las miradas sobre él. Con cierta crueldad, él levantó su mano derecha para lucir las pulseras de diferentes colores que indicaban sus kinks.

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