luna menguante

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No sabía cómo pasó, ni como terminarían para ser honesto pero ahí estaban, el sol, la estrella más brillante y hermosa, en un hermoso eclipse abrazando a su querida luna, la única luz de la oscuridad, compañera de los miserables que no tienen un lugar a dónde ir y les hace compañía, protectora de las personas expresivas y llamativas quiénes no suelen esconder lo que sienten

Eso es una cualidad que la estrella sabe que la luna aprecia más que nada, porque sienten todo de forma muy intensa, desde lo más profundo de su corazón, pero lo que el sol ignora es el porque

El hermoso satélite nunca le contó el porque le atrajo eso de el, pero si era honesto la hermosa luna nunca le contó mucho de su pasado, ni mucho menos quien era ese extraño ser que llamaba en lamentos, para el sol era como tener en sus manos la yohualli en un fuerte abrazo, no quería herir más al hermoso satélite que tenía ente manos

El sol bajo la mirada la cual se había perdido entre las rasposas paredes de aquella habitación en la cual se encontró a su luna destrozada, sabía que si hubiera sido otra persona, otro hombre quien le hizo ese daño, no orbitaria más para seguir haciendo de las suyas, pero el daño lo había hecho el y solo el, tenía conciencia de que la luna en cierta parte lo tenía merecido pero no quería verlo así, necesitaba pronto a su luna llena de nuevo orbitando a su alrededor, para que así pueda reflejar su luz y iluminar todo karmaland cómo solían hacerlo

Pero ahora que lo tenía entre sus brazos escondido en su pecho, tan destruido y vulnerable lo hacía removerse de arrepentimiento, sabía que necesitaron hablar todo tranquilamente desde un principio pero simplemente antes ni verle la cara podía

La estrella compañera de la alegría quién brilla con luz propia volvió a encender un poco su luz para que su luna pudiera reflejarla y así ya no esté triste, ya no más

Lo intento pero los sollozos solo se intensificaron murmurando supernovas que no podía distinguir por la potencia con las que eran expulsadas, lo que el sol no entendió es que eran disculpas perdidas en el aire, siempre fue así para la luna, en ella solo viven las voces de los enamorados pidiendo perdón, apesar de todo lo hermoso que representaba esa era una parte de su lado oscuro

–No llores más wey, si le sigues vamos a ser dos pendejos llorones– dijo el azabache acariciando con delicadeza las hermosas hebras castañas tan subes como las nubes de todas las mañanas que siempre lo acompañaban

–¿Por que llorarías tu?– pregunta el ojo carmín mirándolo desde abajo con sus hermosos ojos profundos por las ojeras, pero para la estrella central era como ver la cosa más majestuosa del mundo, más hermosa que una galaxia o el espacio mismo

–¿Un hombre no puede llorar junto a alguien sin ser juzgado?– pregunta alzando una ceja el de polera color azul como las viejas casas del pueblo –Mira lusu, que yo soy macho pecho peludo, pero también lloro–

El tono orgulloso del sol y la gran sonrisa que le brindaba al castaño no hizo más que sacarle una risita entre sus lágrimas, el hermoso sol imponente solo le muestra su lado suave a la luna por qué ella refleja su luz y sin ella está no sirve de nada, empieza a recoger los mares de estrellas que lleva el satélite por sus mejillas y las acomoda perfectamente en el cielo oscuro ahora adornado con un hermoso azul y no un negro apagado

–Claro que lo eres mi querido Quacks– dice entre sus risas divertidas y devolviendo la gran sonrisa, era lo mínimo que se veía en condiciones de hacer, nunca podría devolver el brillo de sus ojos de la misma forma en la que el lo hacía y eso lo tenía claro pero también no lo hacía sentir suficiente

–¿Que estabas haciendo hace rato? Ya sabes antes de eso– pregunta el azabache siendo más consciente de su alrededor y viendo un escritorio con una montaña de papeles con unas muchas de hojas regadas por el piso cerca del escritorio

Era Distraerlo No Enamorarlo (Luckity)Where stories live. Discover now