-No, no le pongas manzanas –ella me miró expectante -Soy alérgica –le expliqué  

-¿En serio?, solo he conocido a alguien alérgico a las manzanas y es  el señor Maxwell

-¿Él también es alérgico? –La joven asintió suavemente - Bueno, supongo que tenemos más cosas en común de lo que creía

Ella me tendió la ensalada y yo empecé a comerla en lo que se disponía a servirme un vaso con agua, el ambiente estaba muy  relajado y eso hacía que me sintiera muy cómoda.

-Y dime. ¿Cuál es tu nombre?  –Pregunté con interés- Quiero saber cómo debo dirigirme a ti de ahora en lo adelante.

-Eso no sería apropiado señorita, su padre se podría enojar y despedirme 

-Él no se tiene que enterar, será nuestro secreto y llámame solo Aila, eso de señorita me hace sentir incómoda

-Está bien, me llamo Lillie

-Lindo nombre y ¿cuántos años tienes?, no pareces muy mayor

-Tengo 20 años

-Tenemos casi la misma edad, eres muy joven para trabajar

-Si bueno, mi familia necesita el dinero, así que no me quedó mucha opción –el tono triste que utilizó me hizo sentir mal por ella.

-Entiendo

No quise preguntarle nada más para no parecer demasiado entrometida u no incomodarla, así que me concentré en terminar de comer mi ensalada, el apetito me había disminuido un poco, pero aun así trataría de comérmelo todo, no quería hacerle un feo a Lillie y parecerle una niña mal educada y malcriada, sin embargo, una voz a mí espalda hizo que se me pusieran los pelos de punta y dejara mi ensalada a un lado. 

-Veo que ya se te pasó el berrinche

Su voz era aguda y un poco ronca, yo solo por mi parte sonreí y me giré hacia él, mala idea, mis ojos se perdieron en su cuerpo.

¡Dios mío!

¡Qué cuerpo tenía!

Sus músculos fuertes y su piel ni tan pálida ni tan bronceada, su cara era una obra de arte con sus rasgos  bien definidos, ojos oscuros y un poco rasgados, nariz perfecta y pómulos prominentes, por otro lado su pelo negro azabache caí elegantemente sobre su frente y se veía sumamente suave.

Por un momento me pregunté cómo se sentiría enredar mis manos en él, idea que descarté en el mismo instante que apareció.  

¿Cómo no me di cuenta de esto la primera vez que lo vi?

Bueno, a lo mejor porque estaba muy enojada como para inspeccionarlo tan descaradamente como lo estaba haciendo ahora. Trague en seco y lo miré a los ojos, trate de sonar lo más calmada que pudiera.

-Y yo veo que ya se fue esa mujer –solté sin pensar y tratando de mantener mis ojos alejados de su imponente cuerpo.

-¿Aún sigues enojada por eso? –su voz sonó fastidiada.

-¿Cómo quieres que esté?, no te acordaste de mi cumpleaños y para colmo preferiste estar con ella en vez de conmigo, ¿sabes cuantas horas estuve esperándote?  

-No pienso hablar de eso aquí Aila, te espero en mí despacho

Sin decir una palabra más dio media vuelta y desapareció, le lancé una última mirada a Lillie, la cual me dedicó una mirada comprensiva antes de seguir en lo suyo, me levanté y caminé en dirección por donde hacía unos segundos desapareció Maxwell. Al entrar a su despacho me senté en una silla muy apartada de su escritorio, él me miró con una ceja alzada.

Pasión & PoderWhere stories live. Discover now