Capítulo 2: "El fin"

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- He estado bien, mamá -hablé atraves del teléfono-. Sí, no te preocupes. Ya no me he... sentido mal. ¿Mi negocio de arte? Bueno... -los ojos se me llenaron de lágrimas-. Madre, te hablo luego, ¿sí? Necesito irme.

Colgué. Ni siquiera esperé una respuesta de su parte, yo sólo tenía que respirar porque el nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande mientras trataba de ocultarle a mi madre que todo iba mal en mi vida.

¿Qué iba a decirle?

Hola, mamá. Sé que te he defraudado toda la vida, ¿y qué crees? Te tengo otra decepción más: no tengo empleo fijo, cerré mi negocio, mi estabilidad mental y económica no para de ir para abajo, no tengo amigos, no tengo esposa, ni hijos. Tengo treinta años y nada es lo que pensé que sería ni lo que tú querías para mí. Terminé una carrera inservible, sí y la verdad es que nada de eso importa porque no somos nada. Si me muero hoy, nadie lo notará, quizás tú, mamá, te des cuenta luego, pero no te importará realmente ya que nunca fui el mejor de los hijos. Lo peor de todo es que me preocupa aún más no concebir el secreto de la vida.

Salí del baño. Hoy la casa estaba sola porque los chicos habían salido de fiesta. Ellos saben que odio las fiestas y cualquier lugar con mucha gente, así que se fueron sin mí. A todo eso, Dust no ha parado de enviarme fotos y vídeos de ellos en la fiesta.

« Deberías centrarte en disfrutarla ya que estás ahí, bobo, no en estarme mandando mensajes ».

Saqué aire y salí afuera de la casa a fumar. Me gustaba mirar las estrellas brillando sobre mí. A veces las sentía como pequeñas esperanzas al pensar que en algún momento alguna podría caerse y chocar contra la Tierra.

De pronto, sentí que tocaron mi hombro y al girar, encontré a un tipo alto, con vestimenta muy antigua, como de la época victoriana y un bastón muy cool. Me sonríe al hacer contacto visual conmigo.

- Es una noche hermosa, ¿cierto?

- Mmm, sí -tiré mi cigarro y lo aplasté, para luego recogerlo y tirarlo en la basura. Estaba alistandome para entrar a mi casa pero el hombre puso su bastón al frente de mí y la puerta de entrada. Si leen eso último de nuevo, suena como el título de una película porno, ja.

- Se va muy rápido y la noche apenas empieza, ¿acaso lo incomodé, caballero?

Yo fruncí el ceño ligeramente.

- Sí -hablé con franqueza-. Así que deja que me vaya, porque me estás resultando muy molesto.

El sujeto empezó a reírse. No dije siquiera algo gracioso. ¿Qué le causaba tanta risa?

- Disculpa, es sólo que es usted muy sincero. ¿Podría ser tan amable de acompañarme a un lugar? Después de todo, el mundo casi se acaba y me gustaría disfrutar en un buen bar mis últimos días.

HEARTWhere stories live. Discover now