Prólogo

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—Tienes una sonrisa tan linda.

—Tú también.
Y en ese momento me enamoré de ti.

Podría decirse que soy alguien a quién todo el mundo odia o casi, él típico que se mete en problemas y realmente no se toma ni un solo segundo de su vida para pensar en lo que hace. O eso piensan todos.

Me presento: Soy Lisandro, nombre al cual etimológicamente se le atribuye el significado de ‘el libertador’  eso dice mi madre. Tengo 17 años y estoy un tanto perdido en el mundo de los libros, la ciencia ficción y los videojuegos. Mi mejor amigo se llama Zair y déjame contarte que no es alguien a quien le simpatice mucho la gente así como socializar, no es el genio de las conversaciones fluídas pero tiene un dón algo especial en lo que se dice el área de la psicología, va, que sabe dar buenos consejos para resumírtelo. Aunque no tenga a quién aconsejar lo hace muy bien, al menos a mí me sirve.

Dejando el tema de Zair, mi mente ha caído en picada por una bella chica de ojos negros cual oscuridad, pelo color ambar, una piel canela que me vuelve loco, facciones de ángel, mandibula marcada, más alta que yo. Literalmente cumple mi estereotipo de chica ideal, todos tenemos uno aunque digamos que no, que el amor no es superficial y bla, bla, bla... ¿Amor a primera vista? Superficial. ¿Acaso necesitan más pruebas? Genial. No me quiero extender diciendo cosas que no van a ser importantes a lo largo de mi historia, pero esto es lo que soy, y esto es lo que vengo a contar.

Sempiterno.Where stories live. Discover now