Parte 17 Memorias oscuras

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Quien iba a pensar que la mujer por la que Samuel casi desiste de seguir buscando a su sobrina, pasaría sus últimos días encerrada en una clínica mental, en donde todos la apodaban la bruja.....eso debe ser raro.

—no hace falta, con la imagen que tengo de ella, me es suficiente.
—ojalá hubiéramos podido traer el material con nosotros—me acompaña al pasillo—es una lástima que Caili no halla podido salvar mi computadora también.

A quien diablos le interesa una estupida computadora, cuando decenas de humanos corren peligro en medio de un desastre natural. Obvio a nadie...mucho menos a Caili.
Recorro el pasillo a paso largo hasta llegar a la puerta donde espero se encuentre ella.

—Caili—golpeo la puerta—soy yo niña, ábreme.

No obtengo respuesta. Harold hace una mueca sugerente, vuelvo a llamarla dos veces más, antes de recurrir a sentirla cerca—no hay nadie— doy un paso atrás.

—no está ahí.
—si esta—contradice girando el pomo de la puerta—yo la vi entrar y no ha salido, de eso estoy seguro.

La puerta no abre—lo haría si aplicara un poco más de fuerza— suelta el pomo cediéndome el turno.

—quizá salió cuando tú no...
—te digo que esta ahí—insiste—Samuel estuvo con ella, lo vi salir y desde entonces está puerta no se ha vuelto abrir.

Noto frustración en todo su ser. Ya no es más ese enclenque chico que conocí hace más de una década.
Mi naturaleza y los largos años de experiencia me han vuelto un ser en exceso desconfiado— En realidad nunca confíe en nadie, hasta que conocí a Zafiro—pero en los últimos años he hecho una excepción, dejando entrar a mi círculo de confianza a unos cuantos, y definitivamente Harold forma parte de ese selectivo grupo de personas leales.

Sé que no miente. Esta muy seguro de que Caili está ahí y esa es razón suficiente para darle el beneficio de la duda. Tomo el pomo de la puerta apretando lo suficiente para deformar el metal.

—iré a echar un vistazo a Kurt— se aparta— dile a ella que yo me encargo de nuestro muchacho, dudo que se esté tomando bien el hecho de que ahora él sea un hijo de la noche.
—nadie se lo ha tomado bien.
—no quiero ser yo quien se lo cuente a Emma y a Silvestre.

A estas alturas, espero que Samuel ya les halla dado la noticia. Puedo con Silvestre, pero la madre de Caili me resulta una mujer muy impredecible. Para ella, todos los nephilims que la rodean, son como sus pequeños hijos. Decirle que Kurt, el niño que instruyó con dedicación, se ha vuelvo un vampiro que chupa sangre para vivir, no será nada fácil.

—un paso a la vez— abro la puerta—ocúpate de él, que luego votamos para que Samuel le dé la noticia.

Sonríe ante el "si o si" y se aleja entrando en una de las puertas de enfrente. Entro a la habitación encontrándola silenciosa y vacía.

—¿Caili?

Su bolso esta sobre la cama propiamente tendida, sus Converse en el suelo junto a la puerta del baño que está cerrada pero puedo ver luz saliendo por la rendija de abajo y a alguien moviéndose adentro.

—oye—me dejo caer en la cama—se que todos necesitamos una larga ducha de agua caliente, pero tienes que salir de ahí antes de que le causes un colapso al pobre de Harold...mira que creo haberle visto una que otra cana en ese estropajo que tiene por cabello.

Espero a que termine de ducharse, cambiando los canales del televisor de 24" empotrado en la pared. No hay más que canales para adultos y una que otra película de mala calidad—el cable en los moteles de paso, es deprimente— termino apagándolo ya que no estoy para porno hardcore en este momento.

La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteWhere stories live. Discover now