-Eso no te pasaría sino bebieras tanto. – Alina se rió entre dientes.

-¿Me llamas alcohólica? –

-Lo eres. – Amelia y Andrea respondieron en unísono riéndose también.

-Idiotas todas. – Se quejó Marina dándole un trago a su botellón de agua mientras sus amigas se seguían riendo a sus expensas. – Me gusta divertirme y no lo hago todo el tiempo tampoco. – Se defendió.

-Lo sabemos, cari. – Dijeron entre risas todavía.

Marina rodó los ojos. – Como sea, dónde está la rubia tetona? Me escribió anoche para decirme que tenía una sorpresa. –

-A mi igual. – Comentó Alina con curiosidad, Amelia y Andrea compartieron una mirada conocedora que no pasó desapercibida por las otras dos. – Ustedes saben algo que nosotras no, desembuchen. – Exigió.

-Bueno, hablando de la reina de roma. – Mencionó Marina desde su lugar mirando detrás de Amelia. todas voltearon a ver. – Por favor que alguien me confirme si la rubia viene de hecho de manitas sudadas con una morenaza o es mi resaca que me hace ver cosas. – Decía mientras se bajaba las gafas de sol lentamente.

Andrea volteó a ver a sus amigas – Nope, no es tu resaca. –

-Xuxa que se nos hizo lesbiana la rubia. – Alina comentó con los ojos como plato viendo como aquella parejita se daba un beso en los labios.

-Bueno ella siempre ha sido medio lesbiana. – Se encogió de hombros Amelia.

Marina sacudió la cabeza desconcertada. – Pero espera un momento, tu no estabas... - Se cortó a sí misma al ver la expresión facial de Amelia. – Mierda. – Susurró dándose cuenta de la situación.

Todas miraron a Amelia sin saber muy bien que decir hasta que la rubia y compañía llegaran hasta ellas. – ¡Hola chicas! – Saludó con entusiasmo. – Hola flor, buenos días, te traje tu cappuccino de siempre. – Le estregó la bebida caliente a una Amelia que solo la observaba y luego le dejó un beso en la mejilla antes de pasar a saludar a las demás. – Joder, las extrañe mucho a todas. – Se acercó a Alina. – Que guapa estás chica. – Les dejó un abrazo a cada una de sus amigas terminando por Marina. – Y tu qué, borracha como siempre. – Las demás rompieron en risas.

-Una que le gusta vivir la vida loca. – Levantó el botellón de agua a modo de brindis. – Tu qué tal extraña, qué te cuentas, dónde está esa sorpresa que nos prometiste. –

Luisita sonreía ampliamente mientras volvió al lado de su acompañante quien había estado en silencio todo el tiempo, permitiéndole a la rubia reencontrarse con sus amigas. – Bueno, ella es la sorpresa de hecho. – Soltó una risita alegre y aunque en otro momento Amelia habría sonreído con ella, esta vez se encontraba torciendo la boca. – Chicas, ella es Sofía mi novia. – Señaló a la morena que llevaba agarrada de su mano. – Cielo, ellas son mis amigas al completo, Amelia que ya la conociste anoche, Marina es la borracha de allí. – Señaló a la castaña que en respuesta le enseñó el dedo medio a la rubia haciéndoles reír otra vez. – Alina, el componente moral de estas cabras locas. – La susodicha le dedicó una sonrisa amable. – Y Andrea, la bebé de la casa. – Señaló a la pelinegra quien también le sonrió amablemente.

-¡The lesbian baby! – Vitoreó Alina haciendo sonrojar a Andrea.

-Que ya no es tan baby. – Marina aportó con una sonrisa traviesa en los labios.

Luisita volteó a ver a la pelinegra con sorpresa y entusiasmo. – ¿De verdad? Has follao con la Mexicana? –

-Se llama Ximena y mi vida sexual es algo de lo que no pienso hablar con ustedes. – Se defendió Andrea antes de sentarse al lado de Alina en una gran mesa redonda.

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