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—¡Eso es! Vamos, sigue a Paimon, ¡tú puedes!—

—¡Amon!—

El joven viajero soltó una leve risa ante la escena, su compañera revoloteando al nivel del suelo con el pequeño tratando de alcanzarla con pasos torpes e inexpertos, llamando de vez en cuando su atención para motivarlo a seguirla y elevándose de vez en cuando lejos de su alcance.

Zhongli dejó una tasa de té humeante frente a él y se sentó al otro extremo de la mesa, Aether le dio las gracias antes de volver su vista a Paimon.

—¡Ha crecido mucho! La última vez que vinimos era apenas un bebé.— La hada sostuvo las manos de (T/N) para darle balance, su sonrisa era amplia y brillante, la misma que ponía cuando estaba a punto de probar algo delicioso para almorzar.

—Supongo que no podrás acompañarnos a más aventuras en un largo rato.— Dijo Aether hacia el antiguo Arconte.

Zhongli se cruzó de brazos y alzó la cejas levemente, cómo si no hubiera pensado en ese detalle hasta ese momento.

—Me temo que no con la libertad con la que contaba antes, pero siempre será un gusto recibirlos.—

—¡Oh, vamos, no sean tan dramáticos!— Paimon se elevó un poco más, alzando a la par los cortos brazos del niño que seguía parado frente a ella. A pesar de su expresión molesta no dejaba de jugar con (T/N).—. No siempre vamos a aventuras peligrosas, ¡podríamos ir de paseo! ¡O vernos dentro de la Relajatetera!—

Aether apoyó su mejilla en la palma de su mano, mirándola con obviedad y de forma casi sarcástica.

—Tú solo quieres una excusa para seguir viniendo.—

—¡Es que Paimon nunca había visto a alguien crecer!— Su lloriqueo es exagerado, haciendo reír al par en la mesa.—. Es cómo ver a un pequeño hongo convertirse en un Espantohongo— No era una comparación justa, pero tenía un punto, por más cruel que sonara. Giró su vista de nuevo hacia abajo y comenzó una nueva y profunda conversación.—. Cuando seas mayor, Paimon te llevará a ver el mundo y te enseñará su comida favorita de cada región, ¡claro que sí!—

Y sin querer, había hecho al rubio pensar en algo peculiar.

—Hablando de regiones— Comenzó, dirigiéndose a Zhongli.—, ¿los demás saben de (T/N)?—

—Sí con los 'los demás' te refieres al resto de Arcontes— El hombre suspiró, sosteniendo su frente para aliviar una jaqueca.—. Ahh... Ese bardo tiene la mala costumbre de venir sin previo aviso y supo de él mucho antes de lo que me gustaría— Aether escuchó la risilla inmadura de Venti dentro de su cabeza, sin duda sonaba a algo que él haría.—. No fue ninguna sorpresa recibir cartas de Buer y Baal al día siguiente, esparció la noticia cómo si fuese un rumor el cual celebrar. Una vez incluso intentó convencerme de dejarlo a su cuidado un par de días en Mondstadt.—

—¿Y eso te molesta?—

Zhongli se tomó un largo segundo para meditar, mentiría si dijera que no le irritó un poco, pero no es cómo que fuera a ocultar la existencia del menor para siempre del resto de Arcontes. Planeaba ser honesto y contar toda la historia de su antigua vida cuando (T/N) tuviera edad, pero no estaba seguro sobre qué tipo de persona podría convertirse alguien que era criado rodeado por dioses.

—En lo absoluto— Admitió, haciendo un ademán para seguir explicándose.—. Aunque me parece extraño. Barbatos ha sugerido reunirnos de nuevo, ahora sólo está a la espera a que confirme la invitación.—

—Lo harás esperar hasta que ruegue, ¿eh?— Interrumpió Paimon, a lo que Zhongli rió de forma descarada.

—Es una forma de decirlo.—

Aether dio un sorbo al té, escuchando la conversación de ambos y dándose un respiro. El día había sido extrañamente más agotador, no sabía qué le había drenado tanto la energía pero ahora se sentía bien poder relajarse.

Su paz no duró mucho, se sobresaltó al sentir un ligero golpe en el costado de su abdomen y al bajar la vista encontró los enormes ojos del niño mirándolo con curiosidad, cómo si apenas se hubiera percatado de que Aether estaba ahí.

—¡Eh rella!— Dijo mientras miraba a Zhongli y apuntando al viajero, quien sólo se quedó quieto esperando algún tipo de explicación.

—Así es, el viajero es una estrella— (T/N) entonces miró a Paimon un segundo para luego volver su vista al antiguo Arconte, apuntando hacia ella también, demandando una explicación.—. Y ella es la luna.—

Zhongli les dedicó una mirada rápida al par de aventureros, asintiendo sutilmente y señalando al niño al inclinar su cabeza, diciéndoles que prestaran atención a lo que se venía.

El menor entonces rió, tan feliz y emocionado que incluso aplaudió y trató de saltar en su sitio aún aferrado al borde de la silla del rubio.

Tanto Aether como Paimon sintieron un dolor agudo en el pecho, habían sido derrotados de un sólo golpe por una criatura inofensiva que aún exclamaba balbuceos de palabras incompletas cómo si fueran una canción.

El rubio lo tomó en brazos cuando la orden silenciosa de sus pequeños brazos alzados le llegó, dándose cuenta que en todas sus aventuras en las que habían tratado con niños nunca habían sido tan jóvenes. Se atrevería a decir que incluso era el primer bebé con el que convivía desde que había llegado a ese mundo.

La extrañeza y curiosidad con la que (T/N) sostenía algunos mechones del cabello que cubría su frente le sacaron una sonrisa, parece que él tampoco había visto a una persona de cabello rubio antes.

Zhongli se aclaró la garganta en ese instante.

—Sólo ten cuidado, porque... — Antes de que pudiera terminar de hablar Aether soltó un quejido y Paimon acudió a su rescate sin perder el tiempo. (T/N) le había jalado el cabello.—... sí, eso.—

La hada pisoteó el aire cuando todos sus intentos por abrir la pequeña mano del infante fueron en vano, puede que incluso llegó a provocar un par de jalones por su insistencia.

—¿Por qué algo tan pequeño tiene tanta fuerza?—

—Mejor déjalo así, ya me soltará... —

Paimon suspiró antes de cruzarse de brazos y mirar de forma acusadora al que se suponía debía ser el adulto a cargo del niño. Su rabieta empeoró cuando lo vió tomando de su propia tasa tranquilamente.

—Bueno, parece que no nos iremos hasta que (T/N) quiera— Rendida y sin opciones (y algo celosa por no poder seguir jugando) fue que se dirigió a Zhongli, para su fortuna su propia idea la hizo revolotear con entusiasmo, no había mejor forma de mejorar el ambiente que con lo que tenía en mente.—. Y... ¿tienes alguna historia nueva?—

El hombre le siguió el juego, cerrando los ojos y llevando una mano a su mentón para luego asentir.

—Ah, ahora que lo mencionas... —

Heir of History; Zhongli [Genshin Impact]Where stories live. Discover now