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En ocasiones, el entusiasmo de Kiersn Duffy lograba ser sumamente abrumador, por decir lo menos. Sus ojos azules, brillando esperanzados, así como esa brillante sonrisa, lograban derretir algo dentro de Arthur. 

Supuso, que era el mismo sentimiento que Hosea más de una vez le intentó explicar sobre cómo había sido todo con Dutch (Aunque ahora estaban separados). 

La suave presión de los labios de Kieran sobre su mejilla lo trajo de regreso de su hilo de pensamientos.

—¿Y bien? —El chico miraba expectante por una respuesta, Arthur carraspeó, tratando de recordar de qué iba su conversación, sin embargo, por más que se devanó los sesos no lo logró. Cuando Kieran sonreía había un punto en que se formaban unos hoyuelos a los lados, eso había sido la fuente de distracción de Morgan. 

—¿Bien, qué? —Duffy frunció el entrecejo, fingiendo molestia ¡había hablado tanto para nada! 

—¿Iremos? Al baile de graduación. Juntos. —Apenas escuchó la pregunta, el semblante del mayor pasó de su sonrisa atontada, a sus labios formando una línea, lleno de seriedad. 

Bueno, una cosa era estar con Kieran, en casa, donde ni a Hosea ni al pequeño John les molestaba ver sus tiernas muestras de afecto, y otra completamente distinta hacer pública su relación. 

Tenía ciertas reservas tras un altercado con Bill en el primer año, cuando lo encontró fastidiando a un asustadizo Kieran. Incluso podía recordarse apartando a Williamson al sujetar su hombro y escupir entre dientes "¿A quién llamas "marica" marica?" Pues por algunos rumores se había enterado que a Bill le interesaban los chicos, así que en realidad no tenía cara para ir a acosar a Kieran por algo así. 

Tampoco podía olvidarse de la mirada agradecida de Kieran, el brillo que iluminaba sus ojos y finalmente su temblorosa voz esforzándose por hilar una frase de agradecimiento. 

Tras todo eso, Mary-Beth, una chica sumamente encantadora, se había hecho pasar por novia de Kieran para apaciguar cualquier rumor. No debieron, sí, pero el plan de Arthur en realidad funcionó bastante bien durante los últimos años, y Mary-Beth estaba más que encantada de poder ayudar. 

—¿Tú quieres ir?— El rubio no terminaba de comprender, después de todo ese tiempo… ¿para qué acabar con la farsa? 

—¡Claro que quiero! Quizá podrías pasar por mí, con unas bonitas flores, llevarme del brazo, bailar un poco… qué sé yo, esas cosas. 

Para ser sólo "esas cosas" Kieran en realidad estaba siendo bastante específico, aunque un pequeño detalle de todas esas cosas le resultaba desagradable. 

Llevar flores. 

¿De qué servía eso en realidad? Durante los pocos años en que Dutch había estado con Hosea lo había atiborrado de tantas malditas flores cada día y, sin embargo, eso no le había impedido engañarlo, pero era "tan dulce y cariñoso" que Hosea había dejado pasar el desliz la primera vez. Y la siguiente…y otras tantas que le siguieron; al menos hasta que él y John lo convencieron de que sólo lo necesitaban a él, que Dutch podía irse al demonio.

Y afortunadamente Bessie llegó después a la vida de Hosea, incluso Kieran había disfrutado de las amorosas atenciones de Bessie, así que fue un golpe duro para todos cuando se fue.

Más flores. Arthur podía recordar el hastío por el aroma de estas mismas cubriendo el ataúd. El año pasado había sido terrible, la primera navidad o año nuevo sin ella. 

Todas sus pérdidas le habían hecho repudiar la idea de regalar flores o peor aún recibirlas. 

Pero…

Orquídeas para KieranWhere stories live. Discover now