—Tienes razón, es una vista espectacular.

—Te lo dije, yo no miento —tomo asiento a mi lado.

A esta altura las luces de la ciudad  se contemplaban con mayor claridad, ver todo este panorama a la lejanía, de alguna manera, se sentía mágico. Ambos estábamos en un silencio acogedor, simplemente disfrutando de nuestra mutua compañía; me coloque la capucha de mi sudadera y metí las manos en los bolsillos de la sudadera, el ambiente comenzaba a helar todavía más.

—¿Por qué estabas despierto a estas horas? —Le pregunté sin alejar mi vista del paisaje frente a mí.

—Dormí bastante tiempo en la tarde, y en la noche ya no pude conciliar el sueño aunque lo intente. Te escribí porque recordé que una vez me mencionaste que siempre tienes insomnio.

La verdad no espere que recordara eso, fue un dato aleatorio que solté simplemente al aire un día, ni siquiera yo le di la importancia o profundidad a eso, así que no espere que me fuera a prestar atención cuando dije eso.

—Sí, al inicio era molesto, pero una se acostumbra a todo.

—¿Por qué tienes insomnio?

—Los pensamientos, supongo —lo mire de reojo y note que me miraba con confusión. —Ya sabes, esos momentos en los cuales tu mente se ve inundada de múltiples pensamientos y no puedes parar de pensar en ello.

—¿Eso sucede siempre? —Cuestionó con preocupación.

—A veces, antes era más constante, y ahora no tanto, hay veces que simplemente ya no puedo dormir por costumbre.

—Entiendo...

Volvimos a vernos inmersos en aquel silencio, volteé a ver a Takashi cuando lo oí aclarar su garganta.

—¿Pasa algo?

—Tengo algo para ti.

Me quedé observándolo mientras sacaba algo del bolsillo de su pantalón, acerco su mano en un puño hacia mí, finalmente abriendo su palma ante mis ojos.

—¿Es una pulsera?

—Exacto, la hice yo —lo noté ponerse nervioso después de decir eso. —Bueno no, o sea, en parte si, pero la hice con mis hermanas, —se rasco la nuca nerviosamente —recientemente les obsequiaron un kit de bisutería, así que se la han pasado realizando un sin fin de pulseras y collares. Yo estaba jugando con ellas y les mencioné sobre mi idea de hacerte una pulsera, así que ellas me ayudaron.

Reí un poco por su nerviosismo, era tierno. —Pues muchas gracias, es un muy lindo detalle.

Tomé la pulsera de su mano y la dejé entre mis manos, simplemente observándola con una sonrisa en mis labios, nunca me habían hecho un regalo así, y era un grandioso obsequio. Me coloque la pulsera y de nuevo me quedé mirándola.

—Takashi. —Vi de reojo que se giro a verme. —Me siento atraída por ti. No busco una respuesta de tu parte, simplemente me quita un gran peso de encima el decirlo —todo el tiempo que hable no aparte la vista de la pulsera.

—Yo... También me atraes Atsuko, pensé que era obvio.

Finalmente me gire a verlo, él ya tenía puestas sus amatistas sobre mí.

—Pensé que solamente eras amable...

—Amabilidad e interés son cosas diferentes —me sonrió cálidamente.

Mordí el interior de mi mejilla nerviosamente. —La "amabilidad" —hice comillas con los dedos ante la última palabra —que algunas veces me demostraban llegaba a lucir como tú comportamiento conmigo... Lo siento por no notarlo.

—No tienes que disculparte. Entonces te lo confirmo, me atraes.

Pase el nudo que se formaba en mi garganta, me sentía nerviosa por alguna razón.

—Es confuso para mí —desvíe mi mirada a la ciudad. —Nunca me había sentido de esta manera, y eso me aterra, no conozco más allá que el amor de hermandad y amistad. Pero cada que estoy contigo mis sentimientos son demasiado confusos, y tengo demasiado miedo de no saber que pasa conmigo misma.

—Ey, tranquila, lo entiendo. También fue confuso para mí en un inicio. —El silencio volvió a reinar el ambiente. —Podríamos intentar... ¿podría decirse una relación? —Rasco su nuca de manera pensativa. —Bueno, a lo que quiero llegar, no nos somos indiferentes el uno al otro, podríamos cambiar nuestro trato a uno un poco más amoroso, ver si en algún futuro seríamos capaces de llegar a algo más —se encogió de hombros. —Aunque solamente es mi idea, sino quieres o no te sentirías cómoda no hay problema, no quiero que te sientas consternada.

Me quedé pensando sobre su plan, me parecía bueno, y posiblemente también me ayudaría a aclarar mis sentimientos .

—¿Sería algo sin etiquetas?

—Si eso te hace sentir más cómoda, sí.

Volví a callar un tiempo. —De acuerdo... Eso me gustaría.

Me mostró una sutil sonrisa, y mientras me mostraba aquel cálido gesto extendió su mano hasta mí, con la palma de su mano viendo hacia arriba. Acerque lentamente mi mano hasta que se vio sujetada tiernamente por la contraria. Su tacto era muy cálido, tanto que sentía como si transmitiera ese calor a cada poro de mi cuerpo, y, al contrario de lo que pensé, estar así no me hacía sentir incómoda.

—Takashi, ¿qué edad tienes?

—¿Hm? Tengo quince años, ¿por qué?

—¿¡Quince años!? —solte su mano de golpe, impresionando al menor. —Yo tengo dieciséis, ¿lo sabes no?

—Sí, lo sé Atsuko.

—Soy mayor que tú, ¿no crees raro eso?

Él se me quedó viendo anonadado, parpadeando con asombro, hasta que finalmente comenzó a reír un poco.

—Es sólo por un año Atsuko, no es como si hubiera una gran diferencia de edad.

Seguimos hablando de muchas cosas más, y mientras la conversación se retomaba, nuestras manos volvieron a estar unidas nuevamente.

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora