—Si osito—juntó sus labios nuevamente.

Beomgyu se movió sobre la entrepierna del mayor, mientras él masajea su trasero y sus labios siguen unidos en un beso caliente, pronto sus erecciones comienzan a formarse.

Yeonjun lo dejó recostado sobre el asiento y se colocó entre sus piernas, separándose un segundo del beso para sacarle los pantalones.

—¿Tienes preservativos?—preguntó Beomgyu agitado.

—En la bolsa—señaló con su cabeza.

Beomgyu se percató que el bulto que amortigua su cabeza es el bolso de Yeonjun, así que lo tomó de prisa y sacó un condón del bolsillo dónde le ha dicho que los guarda.

Le aventó el pequeño sobre metálico y ágilmente lo atrapó; como no tienen tiempo que perder, Yeonjun liberó su erección y se lo colocó, sin despegar los ojos de Beomgyu sacando su ropa interior.

—Metelo de una vez—pidió acariciándose un poco.

—¿No quieres que te prepare primero?—le miró a los ojos.

—No debemos tardar mucho—le recordó.

—Bien—dijo Yeonjun resignado.

El menor separó las piernas todo lo que el limitado espacio le permitía, Yeonjun alineó su miembro en su entrada, pero no la metió de una vez.

Se quedó unos segundos paseando su mirada por su cuerpo; observándolo de manera impúdica, Beomgyu se sonrojó ante ésto.

—¿Qué estás esperando?

—Ya tranquilo, enseguida te llenare hasta que te duela—susurró en su oído.

Su tono de voz lo hizo estremecer, Yeonjun depósito un beso en su mejilla y metió todo su miembro en él de una sola estocada. Beomgyu no pudo evitarlo, gritó.

Yeonjun cerró los ojos por el repentino placer abrumador, se movió despacio dándole tiempo de dilatarse un poco y tratando de contener sus ganas de follarlo duro de una vez.

—Esas marcas que tienes en los muslos...—susurró en su oído—no las hice yo.

—¿Q-qué?—tartamudeó Beomgyu.

Yeonjun no le contestó, en su lugar, comenzó a moverse más de prisa, haciendo que el dolor se transformara poco a poco en placer.

Cuándo alcanzó ese punto dentro suyo, Beomgyu se retorció entre sus brazos, con esa expresión de placer en el rostro que le vuelve loco.

El mayor tomó las piernas de Beomgyu y las dobló, sosteniendolas fuertemente con sus amplias manos, para llegar hasta muy dentro de él.

Cerró los ojos disfrutando de la estrechez que le brinda su cuerpo; la sensación cálida y suave que envuelve a su miembro lo hace jadear de placer, dificultandole hablar con claridad.

—¿Me vas a decir quién te tomó?—lo miró directo a los ojos, sin detener sus embestidas.

—N-no sé de qué hablas—jadeó con dificultad.

—Dime quien tomó lo que es mío—le exigió, con ojos llenos de lujuria.

—No s-soy tuyo...no te debo explicaciones—le respondió tratando aparentar seguridad.

—¿Entonces no niegas que estuviste con otro?

—Cállate...¿por qué hablas de eso ahora?—le cuestionó Beomgyu con los ojos cerrados por el placer.

—¿No te gusta que hable mientras lo hacemos?

—Si, p-pero cuándo dices cosas sucias...no cuándo me cuestionas tonterías—le explicó.

dos para uno | yeongyu ; taegyuWhere stories live. Discover now