querido mío

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Horacio se encontraba en el sillón de la casa que Volkov había determinado que sería su casa de vacaciones. Horas antes había ido a la mansión para agarrar un bolso, poner algunas mudas de ropa tanto suyas como las de su pareja y también había traído su notebook para adelantar trabajo de las oficinas, por más que eso no le gustaba mucho. 

 Se había tomado un poco de tiempo para buscar el significado de los lirios azules y sus mejillas se tornaron rojas al leer que significaba confianza y fidelidad en la pareja, sonriendo inevitablemente ante aquel pequeño gesto de su novio pero que para él significaba demasiado. Cuando terminó de leer informes y hacerlos, se levantó, permitiéndose entonces recorrer la casa por su cuenta. Era cierto que su novio no sabía bien como darle la sorpresa pero eso no quitaba el hecho de que había pensado en ellos en comprar esa casa, buscando pasar más tiempo entre los dos. 

 Horacio sintió su pecho llenarse de amor al recordar cómo había dicho que la casa era "nuestra casa", frente a alguien completamente ajenos a ellos como lo era la decoradora... Volkov no había perdido el brillo en sus ojos de la emoción que sentía por compartir aquel lugar con su pareja. Cuando Horacio en su nuevo recorridos vio que solo había una cama, se sonrojó. No era sorpresa para ellos dormir juntos pero si que lo era que aquella iniciativa la hubiera tomado el ruso. Se sentó en la cama unos segundos para pensar en lo feliz que era, ni su padre había logrado arruinarle la felicidad esa tarde. 

 Volvió a bajar al ver la hora, seguro Volkov llegaría pronto por lo que fue a la cocina para comenzar a hacer la pizza de quesos que sabía que le gustaba a su pareja, queriendo devolverle un poco todo el amor que le estaba otorgando. La puso en el horno y se sentó en el taburete mientras miraba su celular cuando sintió la puerta abrirse, haciendo que Horacio dejará el celular en la barra mientras su mirada se dirigía a la entrada, viendo a su novio entrar. Sonrió automáticamente y vio a Volkov buscarlo con la mirada antes de encontrarlo, dedicándole también una sonrisa. 

 —Hola.—Le saludó Horacio.

—Hola, Hache.—Volkov se acercó a él, dejándole un beso en la mejilla a modo de saludo antes de olfatear.— Mm, ¿que cocinas? Huele bien. 

 —La pizza de quesos. 

—Oh, la que me gusta. 

 Horacio asintió y vio los ojos grises del ruso, brillar. ¿Siempre lo había visto de esa forma?

Horacio buscó la mano de Volkov, entrelazando sus dedos. 


 —Uve... ¿puedes volver a decirme cómo me dijiste... antes? Ya sabes, cuando nos despedimos a la tarde. 


 Volkov frunció el ceño, repasando lo que había pasado en la tarde. 

 —Querido mío.

Horacio se sonrojó al volver a escucharlo, una sonrisa se escapó de sus labios y Horacio no dudó en acercarse a él, posando sus labios en los del contrario, en un dulce beso. 

 —Amor...—Susurró el ruso en sus labios, haciendo que Horacio entonces se sintiera en el cielo.

—Uve...—Soltó una pequeña risa tímida. 

 —Cielo, cariño, precioso...—Horacio se empezó a enrojecer más. 

 —¡Basta!—El de crestas se ocultó en sus manos y escuchó la risa de su novio. 

 —Horacio, ¿te avergüenza que te diga así?

—¡No!—Horacio se quitó las manos de su cara para verlo. Sus ojos emitían un brillo especial.— Es que... nunca me dijeron así, ¿entiendes? 

 —¿Tu ex nunca...? 

 —Lo mío con Dex fue todo... oculto.—Horacio tragó. Vio a Viktor suspirar.

—Ya... Bueno, lo nuestro no.—Viktor afirmó.— Somos pareja tanto aquí dentro como afuera. 

 Horacio no pudo evitar soltar pequeñas lágrimas de felicidad, sintiendo los pulgares de Viktor secándolo. 

 —Vik...—Susurró.— Te quiero. 

 —Y yo a ti, querido mío. 

volkacio o.s sfwWhere stories live. Discover now