— Solo me tienes miedo. Temes que ya no puedas aguantarlo más y termines saltando sobre mí — sus dedos se encarnaron en el brazo del más alto, se enterraron para que nadie pudiese sacarlos. Sus ojos se encontraron con aquellos verdes que le fulminaban por contar la verdad a viva voz — No puedes evitarlo, por mucho que estés con ese omega —

— Archer, se llama Archer, no ese omega — tomó entre sus manos los dedos del otro para apartarlos de su brazo — Está también es su casa, así que vuelve a referirte a mi pareja de forma despectiva y te echo a patadas — no era una advertencia, no le dio la posibilidad de tener una segunda falla, porque para Eugene, Archer representaba lo que anhelaba desde siempre. Jamás permitiría que le faltasen, ni siquiera su ridículo lado alfa que moría por Mylo, al menos en ello sus dos lados concordaban.

Al azabache le recorrió un escalofrío que se intensificó en rabia por sus celos, celos que se tuvo que tragar por no tener el coraje de hacerle frente a un alfa verdaderamente cabreado.

— Perdón — elevó las manos en señal de paz, delineó sus dientes con el paso hábil de su lengua y apretó imperceptiblemente los labios — No pretendo ofender a Archer, solo digo la verdad... por eso me evitas, corres para ignorar ese amor que sientes por mí —

— Te amo — soltó entonces de golpe, dejando boqueando al omega cuyas mejillas se llenaron de bochorno y con el "también te amo" en la punta de la lengua, siguió hablando — solo que no quiero quedarme a tu lado —

Las ganas de abofetear al alfa burbujearon en el omega que apretó los puños y se mordió el interior de la boca por culpa de la frustración que le hizo titilar.

Eugene solo dejo escapar un largo suspiro y una invitación sin segundas intenciones — Iré a tomar una cerveza, ven si quieres — fue más el lado que amaba al omega que se empequeñecía haciéndose miserable, lo que le llevó a darle aquella oferta de la que casi se arrepintió de inmediato.

Eugene solo dejo escapar un largo suspiro y una invitación sin segundas intenciones — Iré a tomar una cerveza, ven si quieres — fue más el lado que amaba al omega que se empequeñecía haciéndose miserable, lo que le llevó a darle aquella oferta de ...

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Mylo tomó la oportunidad, y en un instante prefirió irse de regreso caminando, antes que tener que soportar un derrotado silencio durante el camino, para al final del camino, ver al alfa salir del auto sin decirle alguna indicación.

Le vio cruzar la calle, inmiscuirse por la cerca que daba al jardín de una casa, llamando con tres golpes de sus nudillos contra la madera, siendo recibido por un omega en pijamas, ese omega que Mylo tanto odiaba.

Archer reía levemente de forma nerviosa con las mejillas llenas de carmín, con el par de estúpidos y gigantescos lentes resaltando sus ojos miel que solo podían reflejar al alfa pegado a él, con Eugene inclinándose para aumentar el bonito y puro rubor que se extendía segundo a segundos hasta sus orejas, las pequeñas manos del omega yendo y viniendo por todo el contorno del pecho del alfa que llevaba sus manos al rostro del más bajito.

Los dedos de Eugene acariciaban la mejilla de Archer, paseaban en un lento toque sobre su moflete rechoncho, y los falanges restantes llevaban un par de mechones tras su oreja mientras en sus labios recreaban una sonrisa socarrona, que acabó perdiéndose cuando llegaron a besarse, como si fuese dos adolescentes torpemente enamorados que no sabían lo que sentían. El primer contacto fue completamente tímido, solo un roce de segundos tras el que compartieron unas presumiblemente palabras acarameladas que llevaron a un nuevo beso mucho más intenso.

Más allá del destinoWhere stories live. Discover now