Doble identidad.

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–¡Majestad, Majestad, tengo noticias muy importantes que anunciar!– La corte celestial se vio perturbada por los gritos provenientes de la persona menos esperada: Ming Yi. El señor de la Tierra ingresó al palacio principal, respirando con dificultad debido a la falta de oxígeno. Su rostro estaba teñido de rojo, exaltado y sorprendido.

–¿Qué sucede?– El Emperador Jun Wu se levantó de su trono, preocupado ante el estado de la deidad. Él y diversos oficiales Marciales se encontraban en medio de una discusión cuando fueron interrumpidos. La situación era tan extraña y sorprendente que todos en la sala se habían quedado en silencio.

Ming Yi retomó el aire, levantando la mirada lentamente. Debía inspeccionar el ambiente.

Sí, todos están ahí.

Feng Xin y Mu Qing se encontraban en lados opuestos de la sala, ambos impacientes ante la interrupción. Mu Qing rodó los ojos casi de inmediato.

Ming Yi/ Shi Quingxuan sonrió levemente, girando la vista de reojo buscando la última persona que necesitaba.

En efecto, Hua Cheng se encontraba oculto detrás de una columna, jugando con una cuenta que colgaba de su largo cabello, estaba completamente desinteresado de la situación. Apenas y se había dado cuenta de la escandalosa interrupción.

–...H-hay un fantasma– Ming Yi habló,  las tres personas que había vigilado levantaron la mirada de inmediato. –Su alma no es muy estable y al parecer no recuerda nada de su vida pero...– El trono frente al él crujió. Jun Wu había apretado con demasiada fuerza el agarre del asiento, rompiendo la pieza casi de inmediato.

Todos en la sala esperaron expectantes. Aunque realmente todos sabían hacia donde dirigía la conversación,  solamente existía un fantasma (aparte de las cuatro calamidades) por las que el cielo buscaba en desesperación: el último príncipe del extinguido reino de Xian Le: Xie Lian. Sin embargo, la busqueda de ese fantasma era demasiado complicada pues pocas personas habían conocido a Xie Lian en vida, solamente cuatro personas en ese lugar habían convivido con él: Jun Wu, Feng Xi, Mu Qing y Hua Cheng.

–Este fantasma se parece muchísimo a las figuras que ha colocado Lluvia Carmesí en sus templos...puede que sea–

–Su Alteza Real, debe ser su Alteza Real.– interrumpió un hombre alto, de cabello oscuro. –¡Tiene que ser él!– Hua Cheng finalmente centró la atención en el tema, levantándose impaciente de su escondite, caminando deprisa hacia la deidad que aún no terminaba de hablar. –¿Dónde está?–

Gracias Hua Cheng por darme una excusapensó Shi Quingxuan.

El día en que Su Alteza Real decidió finalmente infiltrarse en los cielos, Xie Lian y Shi Quing Xuan tuvieron que planear la manera de introducir de nuevo la presencia de la deidad desaparecida. En los cielos, era obvio que muy pocas personas habían conocido al príncipe,  la gran mayoría de oficiales celestiales habían desertado después de toparse con Bruma Blanquecina por lo que regresar de la nada era un arma de doble filo. Incluso Shi Qingxuan conoció a su compañero calamidad siglos después de todo lo ocurrido, su noción de saber sobre el pasado era nula.

Fue gracias a la distribución de estatuas de Lluvia Carmesí que Shi Quingxuan pudo usar el pretexto de "reconocer" al principe heredero sin necesidad de levantar sospechas. Aunque permanecía la duda de cómo una entidad tan joven cómo Hua Cheng  tenía la noción de apariencia para un príncipe con más de ochocientos años, era un tema que su "jefe" investigaría más a fondo cuando fuera posible.

–Lo vi cerca de una villa, deambulaba recolectando basura. Estaba investigando el caso del novio fantasma cuando esa persona interrumpió una procesión nupcial. Su alma apenas es visible durante la noche.–

La calamidad en búsqueda de Lluvia CarmesíWhere stories live. Discover now