Cómo la primera vez

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Todo ante la intensa mirada de Lena, quién le veía con los ojos nublados por la excitación y el amor, su pelito desbordado, su sonrisa enorme, y sus hoyuelos muy marcados.

Lena era toda una belleza, una delicia.

Y Kara la adoró cómo tal, cómo el ser especial que ella era.

Kara amó cada segundo de Lena, cada segundo que tardó Lena en llegar al orgasmo, y después de ello, ella bebió cada gota del delicioso elixir de su Lee, sabor al almizcle.

Kara ascendió por su cuerpo, conteniéndola, cobijándola, estrechándola entre sus brazos.

- Amor, amor – decía Lena sin aliento

- Todavía no bebé, todavía falta mucho más bebé – susurró ella, bajando su manito, arañándole con las uñas su camino hacia su intimidad, otra vez en medio de gemidos y gimoteos de ella - ¿puedo? – volvió a pedir permiso Kara, susurrándole a su oído, con ella cómo cuchara grande, y su Lena cómo la chiquita, pero esta vez con la mirada, con la punta de sus dedos en la entrada de su interior.

Lena asintió, girándose y acomodándose en su lugar favorito hasta ese momento, el espacio entre la cabeza y su cuello de Kara, ella probó e intentó primero con un dedo, intentando ser gentil con su amor, para después usar los dos dedos, logrando un vaivén constante que nuevamente provocó intensos gemidos y gimoteos en ella cómo también el acompañamiento rítmico de sus caderas, ambas haciendo el amor, ambas muy enamoradas intentando ser una sola.

- Te amo Lee, te amo – le susurraba Kara con voz entrecortada, con mucha emoción en su corazón imposible de contener.

- Amo – contestó Lena en igual estado fundiéndose ella en un beso muy amoroso, que sabía un poco salada por las lágrimas derramadas, lágrimas de felicidad inmensa.

Kara con un poco de unos empujes más, logró que su Lee se venga nuevamente, y llegue susurrando su nombre, mirándole, ambas llorosas, ambas demasiado amorosas, demasiado enamoradas.

Kara conteniéndola en todo momento, cobijándole, en su segundo orgasmo, prolongándole todo lo que se pueda. Para después procurarle mucho amor, muchos besos, muchos susurros suyos.

- Duerme mi Lee, duerme princesa, aquí estaré cuándo despiertes – le susurró Kara ambas fundiéndose en un abrazo, que intentaba unirlas más de lo que ya estaban y estrían toda la vida.

Kara tapó a ambas con la sábana y así en su brazos se permitió gravar la imagen en su mente de su novia, la imagen más hermosa hasta ese momento de su Lee, ella limpiándole con el dorso de su mano sus ojitos, su sudor, el rastro de sus lágrimas, así cómo estaba su Lena, era la imagen más hermosa que Kara pensó tener de Lena.

Y aunque no se equivocaba, ella tendría incluso mejores con el tiempo. Pero esta imagen, así tal cuál de la reina de su corazón, de su princesa, de su todo, se la llevaría en el corazón para siempre.

En esa tarde de invierno, ambas hicieron el amor.

Pasadas unas horas, entrada la noche, Lena se levantó lentamente sintiéndose dolorida en todos los lugares especiales, más ese dolor satisfactorio que ella deseaba volver a sentir una vez recuperada, sintiendo esa satisfacción enorme que es conectar con tu alma gemela en todo aspecto, agradecida con el universo por haber podido encontrar a su persona, pidiendo también fe y paciencia para poder mantenerla con gracia de todo lo que es bueno y hermoso en esta vida, para siempre.

- Para siempre – pensó con gran sonrisa y felicidad.

Lena se levantó lentamente, despegándose de los brazos de su Kara ante el ceño fruncido de ella aún con los ojos cerrados al no querer dejarla ir.

Ohhh, The Luthor Legacy Where stories live. Discover now