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Tu número en un papel
Recuerdos de una canción
Tardes pretendiendo ver televisión
Primero siente la piel
Y luego lo siente el corazón

El castaño paseaba tranquilo por las concurridas calles de Yokohama, era de día, no quería hacer el trabajo y molestar a su colega rubio ya no parecía tan interesante; su mirada lucia más vacía que antes y el viento costero jugaba con sus cabellos dándole un aura melancólica.

No era para menos, hoy se cumplían exactamente cuatro años desde que decidió cumplir por primera vez una promesa, aunque eso le costara la ruptura de una también.

La promesa de que se quedaría, de que le acompañaría en las noches, de que lo abrazaría cuando tuviera pesadillas, de que siempre lo salvaría cada que su poder lo consumiera, de que estarían unidos, de... que le amaría, aunque eso significase entregarse a los brazos de la incertidumbre.

Y una promesa rota tiene más peso que un corazón resquebrajado.

Porque el corazón con el tiempo se adapta a la grieta, cicatriza, aprende a soltar y mantener distancia, conoce nuevas personas y puede controlarse mejor ante las situaciones repetitivas de los amoríos, el corazón requiere de un tiempo que no está definido para curarse y aprender a seguir hacia adelante, toma esa traición como una enseñanza y se cuida para la próxima, el corazón puede guardar rencor que poco a poco se desvanece y es reemplazado por el sencillo enojo de porque tuvo que resultar así.

Muy por el contrario, una promesa rota se mantendrá de esa forma por mas años que pasen, jamás habrá algo que pueda coser aquella herida profunda que dejo la traición, ese sentimiento agrio y amargo de la impotencia nunca se desvanecerá, solo crecerá cada día más y se volverá un mar tormentoso que se infesta del instinto tan humano de querer venganza, una promesa rota siempre se mantendrá como un recuerdo fresco, como un cadáver recién desangrado y que al mismo tiempo ya está empezando a descomponerse.

Y él cargaba con ambas culpas, su conciencia cargaba con el peso de haber destrozado el corazón de alguien que le había abierto incluso su alma y también con el eterno arrastre de una promesa que no quiso cumplir, incluso sabiendo las consecuencias.

El azul despejado de ese día le recordaba a los pulcros zafiros de la victima de aquel perjurio, ese edén compacto que miles de veces lo miraron con un brillo exclusivo y que muchas veces soñaba en las pocas horas que le dedicaba a su descanso.

No dormía muy seguido y solo existían dos razones; por las pesadillas de su pasado en esa zona portuaria, aquellas que encerraban los imborrables años en los que fue llamado "el demonio prodigio" y los recuerdos punzantes de su amigo en brazos dando su último suspiro.

Y porque cada que cerraba los ojos con la esperanza vana de no abrirlos más, lo recordaba.

Recordaba los días en los que juraba solo sentir una atracción física, la mera curiosidad de saber si su piel era tan suave como parecía, si sus labios eran dulces o tenían cierto toque salino, si sus ojos eran tan hermosos de cerca a como lo eran de lejos, el olor que su pelo tenia al cuidarlo tanto, el aspecto que sus manos tenían al estar ausentes los reconocidos guantes, si su cuerpo estaba marcado, como se vería con la piel sudada, como se escucharía al gemir su nombre, que reacciones cabrían en su rostro cuando lo tuviese a su merced.

Y realmente así comenzó, como un simple juego de placer en el que ambos apostaron, producto de una peculiar canción que los acompaño la primera vez, sin embargo, el corazón puede acostumbrarse fácil a la calidez de otra presencia; de repente todas esas incógnitas se respondieron, obtuvo todos los resultados posibles a cada una de ellas, de repente ya no había preguntas que daban vuelta sobre su apariencia.

De un momento a otro se preguntaba si él sonreiría al regalarle una rosa, si podría sentir sus brazos rodearle cada mañana, como sería verlo dormir, si le molestaría que acariciara su rostro para despertarlo, si el brillo que sus ojos le mostraban solo aparecía cuando estaba con él, si algún día no tendrían que esperar la noche para poder besarse, ¿Qué pasaría si alguno se enamorara de alguien más?

Primero se sintió cautivado por su sensualidad y después las capas de hielo alrededor de su corazón comenzaron a derretirse gracias al efímero calor que emanaba de sus cuerpos.

Y, siendo consciente de ello, le abandono a merced del resentimiento que estaba seguro que le tenía.

Porque antes podía abrazarle, podía bailar con él, podía besarle.

Ahora solo restaba un numero escrito desde hace años en un papel desgastado de tantos intentos que hizo por deshacerse de él y todos los recuerdos que su mente poseía de esa relación pasional e intensa que ya no tenía esperanzas aparentes de repararse.

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Hi, I'm pas ^^
Bueno, esto se supone que estaría listo incluso antes que el de "Cinco Razones", pero por falta de inspiración no fue así.
La trama de esta historia, cómo se menciona en la descripción, nació a base de la reciente canción "506" de Morat en colaboración con Juanes.
Sinceramente tengo algo para encontrarle la relación al soukoku con algunas de las canciones de esa banda en específico, por eso mismo aveces pongo sus canciones al escribir para que el sentimentalismo sea mayor.
Pero pues bueeeeno, esto se dividirá en siete capítulos: 3 son perspectiva de Dazai, 3 de Chuuya y 1 de ambos.

Sin más que decir, disfruten

Gracias por leer
Gracias por el apoyo
Los amo <3

AniversarioWhere stories live. Discover now