Nostalgia de Noviembre (¡Ay Catrina!)

Nostalgia de Noviembre.

¡Ay Catrina!
Si nadie me pone altarcito
réntame alquiler contigo.
A ti que nadie te olvida,
dame posada mañana.
Cuando me pierda en la bruma
y se pudra mi ahora en la nada.

Mira que a causa de mi mala maña.
Yo que no supe ser algo más que otra humana.
Me condenan peor que a Caín.
Y ardo más que con suplicio.
Siendo yo,
la víctima principal de este vicio.

Errante y necia, condenada.
No tengo cara para ir en altar.
No tengo un algo de nada.
Soy desterrada con sangre de mar.

¡Ay ocaso de noviembre!
Para cuando vuelva a mi madre tierra.
Deja que el otoño me tire sus flores bañadas de tarde austera.
Deja que haga sonar sus canciones frías.
¡Oh viento de las horas idas!

Catrina mía;
la del sombrero y la muerte con matices de alegría.
Cuando no tenga casa ni abrigo, hazme de papel picado un vestido.
Para ir a la ceremonia de todos los idos.
Ahí dónde el pasado come del presente.
Con aliento fúnebre y notas de piloncillo.
Mole y mezcal al adulto, dulces y más dulces al niño querido.

Vapores de azar con incienso y pizca de canela.
Invita a Cristo a tus banquetes
dale algo de alivio y color a su cena.
Y que mestizas sean nuestras muertes.
Ya que raza no tiene la pena.

Serémos menos que esqueletos
en la fosa común del tiempo.
Y a quienes por destino,
en el olvido quedemos.
Bien nos vendrá algo de vino
para embriagarnos sin temor
a la resaca de ese mañana.
Que ya jamás,
nos iluminará la cara.

¡Ay nostalgia del previo invierno!
Tu que quemas mil fulgores de sol en tu cielo.
Dame tantito calor,
que me hielo en la miseria de mi tiempo.
Ofrendando siempre al ayer,
en el rito que no me deja ver.
Tengo lágrimas de azúcar y dolores de pan.
Falta de razón y corazón de acitrón.

¡Ay de mí y de estos recuerdos de vapor!
Quiero que esta procesión cargada de amor,
se lleve mi desolación
a una lápida sin mención.
Para irme riendo, absurda tal cual ya soy.

Cantos de muerte dichosa,
que evocan mi tentación.
Hoguera con flores de fuego, incendian mi negra intención.

¡Que perfume de muerte festiva, que sangrante la herida y la vida!

¡Ay Catrina!
Mi llama de alma en espera.
Ilumina tu baile de ropas perennes,
me quedo viendo como te asientas y te vienes.
Mientras te mantienes,
pintada en los rostros de tanta gente.
Mas yo; sin un dónde y a punta de nada.
Sólo sigo tus huesos envueltos en largas faldas de nostalgia.

Con besos de ginebra y mil cuchillas invisibles.
Yo te escribo versos en voz de la muerte mía.
¡Ay Catrina!
Garbancera disfrazada,
¿Dónde llora la malinche?
¿Qué lugar tengo en el Mictlán? ¿Merezco muerte cristiana o maldición Gitana?

Yo no tendré sepultura,
cual adalid contrariada...
Me nace siempre del alma,
perder la vida entre dudas.

¡Ay Catrina!
Si nadie me pone altarcito,
réntame alquiler contigo.
A ti que nadie te olvida,
dame posada mañana.
Te lo pido desde ahora,
por si mi muerte es temprana.