En el mundo del omegaverse, muy rara vez que un alfa y un omega unen lazos y se enamoran después de descubrir que son destinados, pero Sanji ya no cree en esas patrañas ya que es el último Omega y jamás ha conocido a un alfa en un mundo dominado por...
Hola! Sólo quiero recordarles que está historia es de contenido para adultos y evitarnos las incomodidades, vale(◠ᴥ◕ʋ)
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Necesito más de un respiro para calmarse frente a Sanji. Su temperamento se estaba volviendo loco. El rubio quedó atónito ante la reacción de un alfa.
—S-Sanji.... —La sonora voz de Zoro cambió por completo. Su estado estaba fuera de sí y en sus ojos habían dejado de reflejar ese brillo espectoroso, sus pupilas estaban distorsionadas, envueltas en un mate perdido del mundo.
Resopló más fuerte mirando al rubio. Lo deseaba acechar cómo a una oveja y confrontarlo. Sanji disuadió la idea de que Zoro le hiciese daño, pero en la perdida mirada del contrario le pareció dar una respuesta negativa.
Un fuerte escalofrío recorrió cada membrana celular de su sangre. Sintió temor y muy débil de que las cosas saliesen de lo peor.
—Alejate —Trató de retroceder e impedir que sus piernas continuarán avanzando hacia Sanji, no quería hacerle daño, se odiaria sí lo obligará a tener un acto que lo lastimara—, sí te acercas a mí de esa manera.... No sé que es lo que podría hacerte.
Sanji tampoco se sentía del todo bien, para su omega, las palabras que escuchó no le importaría puesto que en ese instante rogó por ser follado a merced de aquel alfa. No obstante, un repentino mareo lo hizó reaccionar para entonces salir corrieron de la habitación dejando a Zoro en un celo incontrolable.
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2 días después de su encuentro, para Zoro su salud no se encontraba del todo bien. Su corazón yacía palpitando duro, casi creería que era un martillo golpeando su pecho. Su respiración no era normal, soltaba aire pesado desde su boca y de ella regresaba para tomarse pastillas que no parecían resultarle.
Desde su oficina, tenía la mente nublada. Cada supresor que bebía era inútil. Dejó de tomar su dosis adecuada por alterarse. Dentro de sus pensamientos solo cabía una sola palabra y ese era Sanji.
Para él se volvió un completo lío al haberse fijado en un omega creyendo que quizá era un beta más envuelto en un mundo dominado por ellos. Que equivocado estaba.
