3. Aunque no me guste espero tu llamada hasta las 3

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Aparco de cualquier manera y llamo a Vera mientras corro buscándola. 

-¿Alex? -oír su voz después de cuatro largos pitidos me relaja, pero suena rara. 

-¿Dónde estás? He venido a buscarte. 

-Estoy al lado de la puerta. -responde, su voz tiembla. 

-Voy ahora, no te muevas. 

-Ven rápido. -cuelga sin dejarme tiempo a decirle nada más. 

Corro como un condenado a la entrada del edificio, y ahí la veo, despeinada y con los brazos cruzados con la mirada perdida. 

La abrazo acercándola a mí con fuerza. -Dios Vera, que susto me has pegado. -agarro sus hombros separándola un poco para examinarla, está algo sudada y bastante aturdida. Sus pupilas están dilatadas y mira a todos lados y a ninguno a la vez. 

Cojo su cara entre mis manos y la acerco a la mía. -¿Estás bien? ¿Necesitas algo? 

-¿Quién eres? ¿La conoces? -pregunta un chico acercándose a Vera y alejándola de mí. 

-Hey hey, ¿tú quién te crees? Medio metro. 

-No, chicos... No pasa nada. -dice Vera, ¿Cuánto ha bebido? Ella antes no tomaba ni gota de alcohol. 

-Sabes, deberías respetar a la chica. -digo acercándome sin miedo al chico este. Le saco más de una cabeza. -¿Qué? ¿Tienes miedo? 

-¿De ti? Si tú eres un pailán

-¿Qué me ha llamado idiota? -lo cojo por la cabeza con intención de meterle, pero es Vera la que me detiene y me aleja. 

-Vámonos por favor... -pide con la mirada perdida pero intentando centrarse en un punto y mantener el equilibrio. 

En serio, ¿Qué le ha pasado? Parece una alcohólica. 

-Eh, Vera, ¿No te despides? -dice el imbécil. Ella se acerca a él y le pega un puñetazo en la cara. Bueno, un poco desacertado y para nada recto, pero le da y bien fuerte. 

Le coge por las mejillas con una mano y le dice algo al oído. Procede a irse, tan digna y ser delante de mí, pero va dando tumbos, cuando estamos por llegar al coche se tropieza con la nada, se habría comido el suelo si yo no la hubiese cogido. -Vera, ¿Cuánto has bebido? 

Al ponerla de pie veo reflejada la luz de las farolas en sus ojos, y por un momento viajé al primer verano en que nos vimos, cuando ella aún tenía ese brillo en los ojos al mirar a la gente.  

Sus mirada (algo tristona) baja hasta mi boca. No puedo no fijarme cuando sus ojos son lo que más me gustan, obviamente después de las tres pecas que tiene en su mejilla izquierda y que forman un triángulo invertido

La apoyo en la puerta del coche y bajo mis manos a su cintura, se tambalea incluso apoyada. Se agarra a las mangas de mi camiseta porque las piernas no le responden correctamente y cree que se va a caer, pero eso no va a pasar porque la tengo bien sujeta. 

No sé cómo lo hace, pero me enreda. Tal vez era su apariencia desastrosa y mi aura igual de de caótica que intentaban juntarse y crear un milagro de la nada. 

¿Y quién era yo para negarme a eso? Efectivamente, nadie. 

Así que me permití tocar sus labios, igual de suaves que la última vez. Es ella la que mete su lengua e inunda mi boca con sabor a Bacardí y Vodka. 

Justo cuando estaba en las nubes se separa de golpe, como si se hubiese reiniciado. Había espabilado de golpe. Estaba lúcida. -Quiero irme. -empieza a buscar la manilla de la puerta con urgencia. Parece asustada. 

Palpa la puerta del coche sin parar intentando encontrar la forma de abrirla, pero pierde la fuerza y se empieza a caer hacia un lado. La sujeto antes de que se coma el suelo y la obligo a mirarme. 

 -No estás bien. -la miro a los ojos, está muy asustada. -Mañana te arrepentirás de esto, 

-No conoces a la Vera sobria, ella piensa en besarte todo el tiempo, pero no lo hace por miedo. -se suelta de mi agarre y aparta la cara avergonzada. 

Le doy un beso rápido, sin profundizarlo a pesar de que me muera por hacerlo. 

-Te voy a llevar a casa. 



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