Capitulo 22: Comportamientos extraños

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Fui hasta la puerta y la abrí, una enfermera me estaba esperando afuera.

-Perdone...

Otra vez... De verdad que había intentado susurrar, más que nada por no querer alzar la voz en aquel pasillo tan silencioso, pero mi voz sonó fuerte y cínica. Había pasado tiempo sin hablar, pero realmente aquello era extraño...

-¿Si?

-Se me ha soltado la venda, ¿podría recolocármela?

La mujer sin decir palabra se acercó a mí y puso sus manos en mi cuello. Ahora dolía menos que antes, pero seguía sintiendo algo molesto.

-Ya está. Será mejor que baje al vestíbulo, el doctor Williams la espera junto a su acompañante.

Un escalofría recorrió mi espalda. Mi acompañante será el profesor Snape...

De golpe, algo llegó a mi mente. Había recordado lo que mi mente había planeado hacer nada más llegar a Hogwarts, y es algo que seguramente haré. Han pasado casi cuatro meses y una parte de mi dolor está causado por él. No pararé de decirme que lo olvide, pero seguirán siendo meras palabras que me harán aferrarme a Severus Snape mucho más. Sé que es hora de pasar a la acción, pero aún así tengo una sensación peculiar que hace encoger a mi corazón. No es confortable ni inquietante, más bien es cómo un abrazo invisible, lo sientes pero no lo tienes en realidad.

Me encaminé al ascensor, pero el grito de una mujer llamó mi atención. Fui hacia un pasillo, y nada más posar un pie en la oscuridad de este, el grito se repitió. Me sentí atraída por él. Era agónico y desesperante. Era tan raro, me siento tan...

Volví a parpadear mientras mis oídos no dejaban de escuchar los gritos de aquella mujer. Estaba decidida a encaminarme por aquel pasillo para descubrir a la propietaria de los desesperados griteríos, pero la mano de la enfermera de antes me lo impidió y con una sonrisa más falsa que cualquiera que haya visto, me apartó del pasillo a oscuras.

-No puede pasar por aquí, señorita. La entrada es solo para pacientes de gravedad y doctores del centro. Lo siento.

Su voz se había vuelto monótona y un tono de suplica salió de ella. Creo que de verdad estaba deseando que la hiciera caso, pero tenía tantas ganas de caminar por el pasillo y llegar a la mujer de los chillidos. Nunca había escuchado una voz como esa, parecía que la estuvieran torturando.

No le dije nada a la enfermera y me encaminé al ascensor junto a ella. Dentro, un panel era sostenido por la pared y en él estaban escritos las plantas del hospital y sus funciones.          Durante el trayecto, me fijé en lo que había escrito al lado de número 13, la cifra que mostraba el ascensor antes de ascender cuando comenzamos a bajar. Supuse que era la planta en donde había estado durante estos días ingresada, y me sorprendió ver para que pacientes había sido creada. Mi corazón se estrujó y mi respiración pareció desaparecer. ¿Me había mentido en esa planta? ¿Junto a los locos? Las palabras Problemas Mentales relucían en el panel. Me fui tranquilizando al pensar que era por falta de espacio o por cualquier otra situación. Aún así, mi mente pareció haber despertado por completo al haber estado aterrada tan de repente y por tan poco tiempo, porque parecí recordar que hace nada más que unos días me había encontrado muerta.

Esa extraña sensación volvió a invadirme con más fuerza. ¿Qué era? Siento como si mi corazón estuviera envuelto en algo invisible y mi estomago se moviera haciéndome retorcerme sin estarlo en realidad. ¿Esta era la sensación de estar perdida? ¿La sensación de perderse en la propia vida? Parece como si yo, la verdadera Giselle, siguiera durmiendo. No me siento como yo misma...

Las puertas del ascensor se abrieron y la enfermera me dejó caminar hacia afuera sin supervisarme tras ver como el profesor Snape y el doctor Williams se acercaban a mí.

La Flor del Príncipe Mestizo.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant