Capítulo 123. Era mi hermana

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—Vaya mañana, ¿no? —comentó Cole con tono relajado a sus espaldas.

—Vaya mes, diría yo —contestó Matilda con voz risueña. Se giró entonces para ahora apoyar su parte trasera contra el barandal y poder ver a Cole de frente—. ¿Tú qué opinas de todo esto?

—¿A qué de "todo esto" te refieres con exactitud?

—Pues... a "todo" en general, supongo —respondió Matilda cruzándose de brazos—. El asunto con el DIC, lo de hacer parecer como que encontramos a Samara en circunstancias totalmente distintas, lo de ser la "sucesora" de Eleven... —Hizo una pausa, inclinando un poco el cuerpo para echar un vistazo al interior de la casa y cerciorarse de que no hubiera ningún otro par de pequeños oídos oyendo su conversación—. Mi deseo de hacerme cargo de Samara de forma más permanente...

Cole sonrió; no de manera condescendiente ni burlona, o al menos a Matilda no le pareció como tal. Avanzó entonces también al barandal, parándose a un lado de ella y apoyándose también contra éste con sus brazos cruzados.

—No creo que el asunto de la sucesora te haya realmente tomado por sorpresa, ¿o sí? —musitó despacio, casi como si estuviera diciéndole un importante secreto—. Si tuviéramos todos en la Fundación que haber hecho una apuesta de quién sería la elegida, la mayoría habríamos apostado por ti sin dudarlo.

—Sí, sí, ya sé —masculló Matilda con ligero fastidio—. Ya sé que ahora ninguno suelta ni un poco lo de la "favorita de Eleven" —pronunció marcando las comillas con sus dedos—. Incluso ese tal Sr. Sinclair del DIC, al que ni siquiera conozco, me dijo algo muy parecido cuando hablé con él, de que Eleven le había hecho entender que si algo le pasara le gustaría que yo me hiciera cargo. Pero aunque ninguno me crea, para mí todo esto resultó ser algo nuevo. Nunca pensé que ella me considerara de esa forma, y creo que habría agradecido que me lo dijera de frente. Hasta hace poco ni siquiera tenía conocimiento directo de resplandecientes que tuvieran que lidiar con fantasmas, demonios o lo que sean. Y en cuanto ella sospechó que Samara pudiera ser uno de esos casos, me pidió que me hiciera a un lado sin siquiera explicarme el porqué. Y por supuesto que tampoco sabía de los tratos que la Fundación tiene con esta organización del gobierno, y todas las cosas que ésta hace. ¿Eso suena a alguien que quiere preparar a su "sucesora"? ¿Manteniéndola ignorante de cosas tan importantes?

Hacía un gran esfuerzo para mantenerse serena y que sus emociones no la dominaran mientras exponía todos esos puntos. Sin embargo, un claro atisbo de rabia se colaba entre sus palabras, y en la forma en que sus dedos se apretaban contra sus brazos cruzados. Pero Cole comprendió que exteriorizar todo eso era justo lo que necesitaba, y agradecía que lo hubiera elegido a él para hacerlo, esperanzado de que no hubiera sido sólo por ser la única opción a la mano.

—No me siento capacitado para decir por qué Eleven tomó la decisión de ocultar tantas cosas, en especial a ti —comentó el detective—. Pero si he de adivinar, creo que fue sincera al decir que quería mantenernos alejados lo más posible de este tipo de asuntos. Siempre ha sido muy protectora con su familia, sus amigos, y con nosotros; y estoy muy seguro de que siempre lo fue mucho más contigo. Como si quisiera ser un escudo protector para repeler los peores peligros de aquellos a los que aprecia y encargarse de todo ella misma. Y, siendo sincero, es un sentimiento con el que me puedo identificar.

Hizo una pequeña pausa, en la que intentó darle mayor orden a sus ideas, y entonces prosiguió:

—Pero es probable que esta experiencia por la que acaba de pasar le haya hecho ver que no es invulnerable, y tarde o temprano aquellos a los que tanto ha protegido a lo largo de su vida tendrán que valerse por sí solos... cuando ella realmente no esté. Pero, bueno, es sólo lo que pienso. ¿Qué opina usted, doctora? ¿Mi análisis podría estar en lo correcto? —inquirió con tono burlón, intentando aligerar un poco las cosas.

Resplandor entre TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora